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Por venganza convertí a mi esposa en puta (serie Tarella i) Parte I

NOTA: Las personas que acá aparecen son reales. Sus nombres fueron cambiados para proteger en algo la privacidad. En el relato están mezcladas la realidad con la fantasía de tal modo que me es imposible, a estas alturas, diferenciarlas… Lo que sí es real es el motivo que me llevó a escribir… Es mi primer cuento de este tipo por lo que espero sean un tanto indulgentes y les guste…

Resumen: Tras enterarme que mi esposa era una adúltera y, a pesar de ello, perdonarla, con el tiempo fui notando que la muy puta seguía gozando de una doble vida, lo que lejos de llevarme a dejarla, me inclinó a urdir una venganza en su contra y la de todos quienes se habían reído mi a mis espaldas…

Me llamo David y tengo 50 años... Mido 1,73 mts. Soy delgado, pero bien formado. Estuve casado por 19 años con una bella y caliente mujer de nombre Tarella... Mi ahora ex mujer es 8 años menor y se gasta un cuerpo menudo, pero muy bien proporcionado, que si bien mide 1.50 mts, posee un bello rostro, una piel blanca y suave, sus senos son de formas perfectas y de medianas dimensiones, coronados por dos rosados, formados y sensibles pezones, todo rematado por un culito que es más bien pequeño, pero perfectamente delineado y delicadamente engalanado por dos singulares margaritas...

Tarella gusta del verano, pues le encanta vestir chalas de terraplén, mostrando, orgullosamente, sus hermosos pies. Le fascinan las minifaldas de jeans, sobre todo si al sentarse le resulta inevitable mostrar los calzones… Las poleras con escotes generosos, con pabilos delgados, vaporosas o ajustadas son su fascinación, pero las semitransparentes las prefiere por sobre todas, pues siempre me decía que “le encantaba calentar el agüita", mostrando sus atributos como que no quiere la cosa... y la verdad a mi me gustaba que lo hiciera.

A pesar de haber disfrutado de un buen matrimonio durante los primeros 12 años, la relación fue enfriándose irreversiblemente. Todo cambió en mi mente y mi corazón cuando descubrí que mantuvo una relación paralela por casi dos años con un tipo del trabajo (un ex soldado que mide un poco más de 1.90 mts.). Corrían los últimos días del año 2009. Esa noticia me devastó, empero la perdoné, creyendo que todo pasaría al olvido con el paso del tiempo.

En ese entonces la amaba y la verdad me hice el desentendido con tal de tenerla todas las noches en mi cama, pues les contaré que es una diosa del sexo, de tal modo que si la excitas lo suficiente se convierte en una verdadera puta.

Así pasaron los años y a pesar de sentir en lo más profundo que seguía mintiendo y siendo infiel, me era difícil aún notar la diferencia entre las medias verdades y medias mentiras que siempre mezclaba para contarme sobre todo lo que había hecho durante su "largo día”.

La mañana del primer lunes de enero (2015), esperábamos a nuestro abogado en la Desarmaduría… Esta se encontraba en un terreno totalmente pavimentado de 20 metros de frente por 80 de fondo. El acceso estaba definido por un portón corredero de 4 metros de ancho. Tanto éste como el resto del cierre frontal era de altas y robustas rejas de 3.50 mts que, sin embargo, permitían una visión despejada del interior del local hasta las oficinas, es decir, unos 35 a 40 metros desde la entrada. En efecto, sin mediar el congestionado tránsito que casi siempre había, desde la vereda del frente, si las ventanas de la oficina superior se encontraban abiertas o la luz encendida, era posible ser testigo de parte de lo que en ella se llevaba a cabo...

Al traspasar el portón de la entrada, se abría un pasillo a la izquierda, pegado a la muralla divisoria con el sitio vecino de 2 y medio metros de ancho, el cual se extendía recto hasta las dependencias administrativas para acabar -tras una cerrada curva- detrás de ellas. Era usado, principalmente, como entrada de público, zona de carga de los clientes y zona de tránsito para camiones pequeños con repuestos adquiridos para su venta...

Entre el límite del pasillo y la muralla del frente se hallaban esparcidos: chasis de carros, puertas, motores, cremalleras, y repuestos usados similares, separados entre ellos por estrechos senderos... Podría decirse que parecía un campo sembrado de piezas de automóviles plásticas y metálicas, casi todas rezumando distintos tipos de fluidos los que se diseminaban por el suelo sin control, dejando manchas viscosas por doquier...

Detrás de las instalaciones que servían de oficinas se encontraba una escalera con peldaños al aire, separada de la pared por un pasillo de uno y medio metros de ancho que conducía a los vestidores y baños del personal.

Inmediatamente después de la escalera comienza la parte posterior del sitio el cual estaba destinado al bodegaje de partes y piezas exóticas o costosas y al desarme de carros...

Al final del engrasado sendero se dejaba ver una construcción de dos pisos con oficinas independientes en ambos. Las oficinas dividían en dos el terreno del local. Se trataba de una construcción de dos pisos independientes destinadas al uso de oficina. Ambas tenían la forma de un rectángulo de 4 metros de ancho por 10 de profundidad. El primer piso tenía en su frontis una puerta de pino Oregón que hacía las veces de acceso. Además, ostentaba dos ventanales grandes que permitían ver todo lo que pasaba en el patio desde dentro. Al fondo a la izquierda había otro ventanal que cubría todo el alto y ancho de la pared... Ninguna usaba cortinas, pues estaban polarizadas por lo que solo era posible ver hacia el interior con la ventana abierta o con la luz encendida...

Luego, para acceder al segundo piso era necesario rodear por la izquierda el edificio y subir por la mencionada escalinata de 18 peldaños al aire libre... que, por su diseño, permitía observar el cielo desde abajo...

La escalera terminaba en un terraplén desde el cual podía dominarse toda la parte trasera del local y los locales vecinos cerro arriba. Una vez allí era menester avanzar tres pasos, girar hacia la derecha para, en ese momento, encontrarse con la puerta de acceso.

Al abrirla, se podía verse una muralla a casi un metro de distancia por lo que para conocer el interior del lugar era necesario ingresar y voltear la mirada hacia la derecha. Consistía un cuarto de 3 metros de ancho por 10 de fondo.... A primera vista se apreciaban dos sillones de cuero blanco de tres cuerpos cada uno, mirándose uno al otro. Detrás del que se encontraba a la izquierda había -a un metro y medio del suelo- dos ventanas de 70 x 90 alineadas y separadas entre sí por un espacio de unos 50 cms. A través de ellas teníamos una completa panorámica de todo frente del local hasta la avenida y la vereda opuesta.

En medio de los blancos sillones estaba una mesa baja de vidrio transparente muy resistente, como pude notarlo después, en la que disponíamos el café y galletas durante las reuniones con nuestros clientes o socios... Unos pasos más hacia el fondo, perpendicular a la construcción se podía ver un escritorio más bien alto y sin tapa piernas, recubierto por un vidrio grueso. Sobre él siempre había dos pantallas grandes, muchos lápices y cuadernillos y un considerable alto de carpetas plásticas de colores... La mesa hacía juego con (casi siempre usada por Tare) una elegante y cómoda silla de cuero, todo enmarcado por un ventanal que hacía las veces de muro del fondo, el cual abarcaba desde el techo hasta el piso con 2 metros de ancho. El ventanal era fijo desde el piso hasta los 90 cms y corredero en su parte superior… Desde él se gozaba del dominio visual de toda la parte trasera de la desarmaduría y el techo del local vecino...

En fin, sigo… Minutos antes de las 11 am, hora de la reunión con el abogado Patricio Parrón, Tarella había estado algo inquieta, yendo y viniendo desde su butaca hacia uno de los sofás… Así, cada 5 minutos… Llevaba puesto una corta minifalda de jeans con hoyo sobre la pierna derecha que permitía ver parte de su calzón y una polera corta de vivos colores que no le tapaba el ombligo. Estaba en el sofá, con la mirada perdida, los brazos cruzados bajos sus tetas y las piernas ligeramente abiertas cuando, levantándose bruscamente dijo que bajaría al patio a esperarlo... Me pareció extraño, pues rara vez lo hacía (no le gustaba lo sucio y lleno de grasa del lugar), pero le dije, picado por la curiosidad, que yo la esperaba en la oficina al tiempo que me sentaba en su lugar para utilizar el pc. Ella dio la vuelta y se fue...

Luego de escuchar que había terminado de bajar la escalera, la seguí... Al llegar a la esquina para dar con el patio, pude notar que mi ex saludaba con la mano al abogado que venía entrando. Había entre los dos unos 20 metros... Tras bajar la mano, Tarella comenzó a caminar hacia él muy lentamente, contoneando sus caderas de forma exagerada... Al quinto paso dio vuelta hacia su izquierda con dirección a un chasis desmantelado. La maniobra la había dejado en diagonal, pero de espaldas al abogado. Podía ver su cara casi completa desde donde me encontraba.

Al llegar al carro, se detuvo frente a lo que alguna vez fue su puerta y sin más se agachó, con las piernas sin flectar, mostrando -sin filtro- los pequeños y transparentes calzones que llevaba puesto. Sentí mucha ira por lo maraca y regalada que había sido y estuve a punto de salir a enfrentarla, pero al mismo tiempo, y por las mismas razones, mi polla comenzaba a palpitar, rasgo inequívoco que me había excitado con la escena… Decidí esperar y ver…

Pero no solo el tinterillo estaba con la boca abierta, pues sin que ella lo quisiera también fue espectador del show, el "Trucho", un peruano musculoso y callado. (Casado con una morenita de 1 y medio metros de estatura. De culo exiguo y chato, pero con un par de tetas maravillosas y rasgos bien agraciados, en especial su sensual boca). Medía un poco menos de 1.70 mts y rondaba los 35 años. Era medio lento de entendimiento, pero muy leal y buen trabajador.

El Trucho se hallaba tapado por unas pilas de cremalleras, por lo que Tare nunca lo vio, ya que éste solo se levantó cuando mi ex ya estaba de espaldas y el abogado solo tenía ojos para la hembra que se contoneaba frente a él... Para terminar con el Trucho, puedo agregar que era uno de los dos dependientes contratados para desarmar los carros que llegaban y vender los repuestos resultantes. Tarella los detestaba porque rara vez se bañaban por lo que no era raro que apestaran a sudor y eran mal carados y de malos modales. Además, siempre que podían rondaban cerca de las escaleras en las horas en las ya sabían que Tare bajaba o subía...

En fin... sigo... Parrón, tras la impresión, se recompuso casi de inmediato, ayudado por mis llamadas a voz en cuello que provenían desde la vuelta de la esquina, por lo que supuestamente no había alcanzado a ver nada... No lo podía creer, pero en el fondo lo sabía... mi mujer era una zorra de primera... Y lo que de verdad me irritaba hasta la saturación estribaba en lo puta que era con todos, menos conmigo... Por primera vez sentí odio hacia ella... quise matarla con mis manos, pero es la madre de mis hijos... quise que pareciera accidente, pero... es la madre de mis hijos... quise hacerle daño de muchas maneras, pero... es la madre de mis hijos... Entonces, comenzó a crecer en mí el deseo de darle en el gusto y tratarla como lo que realmente era... una completa y absoluta PUTA, pero MI puta...

Entiendan que lo que me hizo arder el hoyo era el hecho que fuera mentirosa y manipuladora… El que fuera puta me gustaba y ese factor era precisamente la palanca que debía jalar adecuadamente para recuperarla y convertirla en mi esclava dada su adicción al placer carnal.

En la reunión, que llevamos a efecto en los sillones, urdimos las estrategias para realizar un jugoso y casi totalmente legal negocio con unos tipos de la capital. Parrón, que estaba sentado frente a Tare, supuestamente escuchándome, no le sacaba los ojos de su entrepierna que no paraba de moverse de modo de darle una vista perfecta de su ropa interior, la que, por ser transparente, permitía ver claramente el coño depilado de mi mujercita.

Fue en esos momentos que algo en mi terminó de romperse por completo y, sin pensarlo, sin proponérmelo, los sentimientos hacia mi mujer dejaron de fluir y comencé a urdir un plan con el fin de vengarme de mi puta esposa y de todos los infelices que se habían reído a mis expensas, usándola… y… de paso, satisfacer ciertos deseos que me llenaban la mente desde algún tiempo ya. Pensamientos generados gracias a la lasciva conducta de Tarella... Ergo, dado que contaba con el material, pensé... por qué no???

Al siguiente día, lo primero fue hacerme de las grabaciones de las cámaras de la desarmaduría que mi ex no sabía que estaban, pues fueron instaladas cuando ella se encontraba de viaje en la capital y el asunto nunca fue mencionado, al comienzo porque me pareció irrelevante y luego porque lo consideré conveniente... En la grabación, desde 4 ángulos distintos, podía apreciarse claramente a mi ex saludando y al mono contestando el saludo… Luego, éramos testigos privilegiados de la acrobacia porno de ella donde mostró intencionalmente los calzones y, finalmente, la cara de estúpido de él con los ojos fuera de sus órbitas y la boca abierta...

Les cuento que, en total, contando el local y las dos oficinas con sus baños, hay 36 cámaras. De ellas, 9 son visibles, el resto están ocultas y distribuidas en el patio adelante (5) y atrás (5), la escalera (2), los dos baños (1 por cada uno) y las dos oficinas (7 en la nuestra y 6 en la del primer piso) ... Todas aquellas que permanecían ocultas fueron instaladas durante el mencionado viaje con la ayuda del Trucho.

El jueves de esa misma semana, desde el supermercado llamé al Trucho para que pusiera la parrilla. Llevaba carne y cervezas para celebrar el buen año anterior que habíamos tenido... Al llegar, estaba todo dispuesto... llamé a Tarella para que se nos uniera y, no de muy buena gana, tras unos minutos, lo hizo… Nos encontrábamos los tres frente a la escalera al momento que Tarella iniciaba su descenso… bajaba lentamente… peldaño a peldaño… Estaba hermosa… Llevaba el pelo tomado en una cola de caballo, dejando al descubierto su estilizado cuello. Vestía un ajustado peto de lycra, color blanco sin sostenes y una minifalda corte en tablas de viscosa que le llegaba media palma encima de la mitad del muslo. Calzaba sandalias con los dedos descubiertos y terraplén de unos 5 centímetros de alto. Los tres no le sacamos los ojos mientras descendía…

Ella se dio cuenta y quiso mantenerse como el centro de atención, pues eligió una silla de playa baja para ella. Por la forma de la silla fue inevitable que mostrara todo al sentarse. Una vez acomodada, soltó su pelo y comenzó, mientras conversaba distraídamente, a jugar con él… La conocía… estaba coqueteando solo por divertirse y regodearse, pues siempre repetía… el que mira sufre y el que toca goza… Me gustó verla y mientras disfrutaba del show, en mi cabeza fue armándose un germen de plan…

Así estuvimos, comiendo, conversando y tomando desde el almuerzo hasta poco antes del ocaso... Durante la última hora, Tare, miró su reloj al menos 10 veces… Estaba inquieta… De pronto se levantó de su asiento y me dijo que se iba para la casa y que si quería me podía quedar ahí, pues llegaría a la ducha y la cama… Asentí, enviándole un beso a través del aire… Tomó su cartera, se despidió agitando la mano con un gesto mecánico y se fue. Eran las 8 y media de la tarde... Tare no ocultaba su desprecio por los trabajadores… Simplemente, los consideraba inferiores lo que me desagradaba muchísimo, pues, por experiencia propia, conocía la humillación.

A los minutos de quedar los tres, rompo el silencio sepulcral en el cual habíamos caído... -me fumaría un pitito- suelto jovial, a lo que el boliviano de nombre Edy, de 25 años me dice que puede ir por uno a su casa que estaba a unos 10 minutos de ahí, pero que no tenía como ir, pues carecía de auto... Hablaba atropelladamente y para que callara levanté mi mano. Cuando guardó completo silencio, le ofrecí las llaves del carro recalcándole, en tono paternal, que no se apurara, pues si chocaba el auto, lo mataría...

Cuando solo quedamos el Trucho y yo, le conté sin mediar nada mi plan y su evidente debilidad... Mi mujer era una puta con todos, menos conmigo y no tenía control alguno sobre ella… quería venganza… quería hacer algo que me devolviera algo de orgullo… y así por largos minutos… El Trucho me miraba, pestañeando como no creyendo lo que escuchaba, por lo que tuve que repetírselo dos veces hasta que, asintiendo con un gesto de su cabeza dio a entender que comprendía tanto la idea global de mi venganza como el talón de aquiles del plan...

Había quedado con la mirada perdida, pensando mientras pronunciaba palabras ininteligibles más para sí que para mí. Lo conocía y sabía que estaba dándole vueltas al asunto… lo dejé y me hundí en mis pensamientos… Así estuvimos hasta que sentí su mano en mi brazo. Al abrir los ojos, el trucho estaba a unos 10 centímetros de mi cara… susurró… -jefe, ya sé cómo ayudarlo… déjelo de mi cuenta eso…-

-Genial- respondí casi gritando sin darme cuenta… Luego, bajando la voz, agregué sosteniendo fijamente la mirada, -lo más importante... nadie debe saber nada de esto ni de lo que pueda pasar después... Estamos???- Entonces, él, mirándome a los ojos, dijo, -si, jefe, soy tonto, pero tengo honor-... Tras esto, el silencio de camaradería que reinó en el lugar fue roto con la llegada del compañero del Trucho. Luego de fumarnos el pitito, conversamos de cosas triviales por media hora más y nos despedimos hasta el día siguiente... Bordeaban las 11 de la noche.

A la mañana del día siguiente, mientras compartíamos el baño, le comenté en forma casual a, Tare, que ese sábado (siguiente día), tras la jornada laboral de medio día, haríamos un asado de nuevo, pues Edy se devolvía a Bolivia, ya que su mamá estaba enferma, lo cual era todo verdad... Ella me miró y me dijo que no contara con ella... Comenzaba a darme sus razones cuando contraataqué, señalándole que estaría el dueño del local que arrendamos para nuestro negocio y por lo tanto no tenía opción de faltar... Añadí como comentario final: -"Es más... mejor anda pensando en lo que te vas a poner para impresionarlo..."- y me retiré, guiñándole un ojo al pasar por su lado...

El sábado, como de costumbre llegué antes de Tarella... El Trucho me esperaba con un frasco pequeño y cilíndrico de unos 10 cm de alto y 1 de perímetro con un líquido incoloro dentro que parecía agua... Al pasármelo, con verdadero aire de misterio, dijo casi susurrando... -son dos gotitas en 200 ml por cada 50 kilos... Para la seño, calculo yo, que, en una cerveza de 250, dos gotas… El efecto durará 2 horas, lo suficiente para luego... bueno, usted sabe... terminando la frase con un alzamiento de los hombros y un exagerado guiño de su ojo derecho. Estuve nervioso todo el resto de la mañana… Tocaba el frasco que llevaba en el bolsillo derecho del pantalón a cada rato mientras notaba que Carla, la persona que habita la oficina del primer piso, no había llegado en toda la mañana… Le pregunté al Trucho y me comentó que había escuchado el jueves que se iría el fin de semana de paseo… Esa coincidencia me impresionó… estaríamos solos sin necesidad de estar encerrados en la oficina… Ése era el día… pensé y, curiosamente, esa idea me relajó…

Tarella llegó pasado el mediodía, cuando ya estábamos los tres prendiendo el carbón en el patio delantero. Con nosotros estaba el dueño, don Julián, un viejo pelado de 60 años con barriga prominente y gruesos brazos... Estaba fabulosa... El pelo suelto, sandalias con terraplén alto, mostrando sus hermosos pies, minifalda de mezclilla a medio muslo y una polera de seda con tirantes, color lila, semi transparente... En otras palabras, estaba lista para servírsela... Miré las caras de todos cuando llegó y cada una de ellas reflejaba lujuria y deseo… Tare lo notó, pues en su rostro se asomó una sonrisa de complacencia.

Saludó con la mano a todos, pasando de largo hasta la escalera, subiendo de inmediato a su oficina sin mirar atrás... Subí tras ella con un vaso de bebida... Al saludarla, dejé el refresco sobre el escritorio y me fui... Al poco rato asomó el torso por el ventanal lateral para pedir una cerveza. Era el momento… Ahora o nunca… entonces destapé una y con mano temblorosa eché las dos gotas… por un segundo dudé, sin embargo, el morbo, la sed de venganza y el rencor disiparon de un plumazo cualquier signo de arrepentimiento… Fruncí el ceño, tomé la botella y se la llevé...

No pasaron 15 minutos y, volviéndose a asomar, pide otra cerveza… Al entregársela noté que sus mejillas estaban tomando color… Lo mismo le pasaba en su pecho. Tenía las orejas rojas y las pupilas más dilatadas de lo usual… Las gotitas mágicas ya corrían por su sangre y comenzaban a hacerse notar.

Cuarenta y cinco minutos después ya era la hora del cierre… Nosotros abajo, ya habíamos dado cuenta de dos rondas de cerveza y dos vasos de whisky… En tanto, durante ese tiempo, le llevé a mi mujer, en dos ocasiones más, cerveza y carne para picar… La segunda vez, al llegar a la puerta escucho que me llama por mi nombre. Tras lo cual preguntó… -Podemos irnos para la casa, Da-… Al ver mi cara de interrogación, agregó… es que estoy caliente…- Le contesto que se aguante 10 minutos y nos vamos… Tras eso, bajo… No habían pasado 3 minutos, estábamos sirviendo la tercera ronda cuando siento la voz de mi mujer que vuelve a llamar, esta vez, sin asomarse al ventanal, a que suba... Cuando llegué estaba con la falda arremangada sobre sus caderas, sentada en su silla con las piernas abiertas y apoyadas en el escritorio, sin calzón, masturbándose con tres dedos como una posesa... Me quedé viendo el espectáculo con gozo...

Me acerqué y al llegar la tomé de la barbilla para levantar su cara... le dije en tono firme, pero sonriéndole al mismo tiempo, párate y desnúdate, ahora... Casi de inmediato se levantó y se desvistió sin más preámbulo, quedando desnuda solo con sus sandalias y su pulsera de oro en su tobillo izquierdo como únicas vestiduras... Estaba entregada... Sus pezones estaban erguidos y anhelantes... su piel estaba de gallina y movía en forma espasmódica y refleja sus caderas hacia adelante y atrás... Su mirada, inundada de deseo, pedía a gritos que la tocara, besara, la hiciera mía y así lo hice...

La senté sobre el borde del escritorio y lentamente ella misma fue subiendo hasta quedar completamente estirada sobre su superficie y a mi completa merced. La miré por largos segundos… ella se retorcía… Entonces comencé a tocarla, a acariciarla… muy sutilmente, solo con las yemas de los dedos para, poco a poco ir aumentando la presión de las caricias hasta el momento en que empecé a chuparla y besarla por todo su cuerpo... Tras varios minutos así, llevé, por fin, mi mano a su vagina. Comencé tocándole los contornos de sus labios vaginales muy cuidadosamente, casi rozándola … los separé con la lengua y con ella le recorrí desde el ano hasta el clítoris repetidas veces, entreteniéndome con más dedicación en su botón del placer… Fui aumentando la velocidad progresivamente, hasta que sintió su primer orgasmo...

Le retiré la lengua, y comencé a ejercer una leve presión con mi dedo índice sobre su clítoris sin hacer ningún tipo de movimiento. Solo una leve presión… Los segundos fueron eternos… Tarella levantaba sus caderas en forma espasmódica. Tenía la boca semi abierta en una mueca muda… Jadeaba… Siempre con mi dedo en su clítoris, con la otra mano continué los masajes en su vagina hasta introducirle el dedo corazón y el anular por completo… Al sentirlos dio un pequeño salto apoyando las plantas de los pies firmemente de modo de levantar las caderas y abrir las piernas, ofreciéndose toda con el solo fin de sentir placer.

En ese punto ya le había soltado su clítoris y cuando sentí que los dedos se habían acomodado inicié un movimiento ascendente – descendente, primero lento para luego ir cada vez más rápido… Gritaba de placer... Ahhhhhh me voy a mear... paraaaaa.... ahhhhh... cuando comenzaba a sentir su primera eyaculación, mojando con sus fluidos todo lo que estaba a su alrededor, incluyéndome, por supuesto...

Tare quedó tirada sobre la mesa exhausta. Tenía una cara de vicio y satisfacción que no le conocía... Entonces me levanté de la silla donde me había sentado a observarla y le llevé mi polla a su boca, la cual recibió de forma cálida, húmeda y ansiosa... comencé de inmediato con un ritmo rápido. Literalmente me estaba follando su boca (antes me lo había chupado, pero nunca me dejó a mi marcar el ritmo... siempre ella llevaba la batuta)... Tras unos cinco minutos de vertiginoso mete y saca le llené la garganta de una gran cantidad de semen… Me asombró ver que no dejaba que nada se le escapara, tragándoselo todito... Estaba lista...

Le retiré la polla limpia de la boca al tiempo que le deslizaba por encima de su cabeza un tapa luz hasta ubicarlo sobre los ojos a modo de venda... El quedar ciega aumentó su excitación, los pezones volvían a pararse hasta su máxima expresión… Me asomé por una de las ventanas frontales para decirle a los que estaban abajo que llevaran todo a la parte de atrás… que bajaba al tiro… La mir de nuevo, su cuerpo desnudo me llenaba los sentidos… estaba tan rica que volvió a ponerme caliente… Me acerqué a su oreja y le dije… -ven, párate… yo te llevo… camina… no tengas miedo… otro paso, cariño… eso… -Así, lentamente, llegó hasta el borde de la escalera… Los ojos de los tres comensales apenas se contenían en sus órbitas… La visión de una mujer menuda, pero hermosa y exquisita, totalmente desnuda exhibiéndose voluntariamente para ellos fue hipnotizante… Le comentaba al oído que se veía totalmente extraordinaria… Luego le dije, -da una vuelta, reina... Así… eres una putita muy obediente- a lo que ella contestó, -si… soy tu putita caliente-… mirándola la tomé del brazo, ayudándola a bajar escalón por escalón… durante el trayecto hablamos…

yo: mira putita, cuando llegues abajo te voy a entregar a tres hombres…

Tare: … pero…

Yo: shhhhhhh… calladita se ve más bonita esta putita… harás lo que digo o nunca más sentirás lo que sentiste allá arriba…

Tare: eres un hijo de puta, maldito…

Yo: bueno… estamos o no de acuerdo, putita.

Tare: ok…

Yo: genial… desde ahora, eres mía o no sentirás nunca más lo de denantes… Me conoces y sabes que cumpliré…

Al posar los dos pies en el último escalón, se paró en seco… su cuerpo se tensó de pronto… pasé por su lado y situándome delante de ella rozando su cuerpo con mi cercanía... Acaricié una de sus tetas con dulzura, mientras a la otra la besaba… Subí hasta su oído y, mientras le sobaba las dos tetas, en un susurro le dije… tranquilita mi putita… nadie hará nada que no quieras… y luego, en voz alta para todos, añadí… no tengas miedo, preciosa… nada malo te pasará… yo estaré aquí todo el tiempo para cuidarte… Fue relajándose hasta que ella misma bajó el último peldaño…

Al llegar abajo abarqué en 4 pasos la distancia que nos separaba de los comensales y con un movimiento de mi brazo la ubiqué entre ellos sin mediar resistencia alguna de su parte. Tenían al medio de ellos una silla en la cual sentaron a Tarella… Sus tetas estaban apuntando erguidas. Su piel de gallina sentía cada una de las manos que la manoseaban por todos lados concienzudamente… Había seis manos y tres lenguas recorriendo cada centímetro de piel de mi mujercita y ella estaba disfrutándolo a reventar… Antes de cumplirse un minuto Tarella se iba en un profundo orgasmo entre gemidos y suspiros… La fiesta había comenzado…

De pronto, el viejo tomó la vagina de mi esposa entre sus labios y la trabajó a conciencia durante unos minutos mientras la señora gemía de placer como una loca... Cuando justo estaba en medio de su segundo orgasmo le señalé al Trucho que siguiera chupando las tetas y el muy obediente se lanzó nuevamente sobre ellas...

Tarella se retorcía de placer, gimiendo... Estba sentada con el culo asomado al borde de la silla con el viejo en medio de sus piernas y sus tetas desaparecían en dos ansiosas bocas... El viejo por su parte no perdía el tiempo y sin pedir indicaciones o permiso, mientras lamía a conciencia el coño, con su dedo índice hurgaba los alrededores del ano... Comenzó despacio y tras tener todo el dedo dentro, lo sacó y comenzó la misma operación, pero ahora con dos...

Subí la escalera y desde arriba se veía como el viejo estaba entre sus piernas y a Tarella con las piernas completamente abiertas y estiradas y con cabeza echada hacia atrás, con el trucho chupándole su teta izquierda y el Edy haciendo lo propio con la derecha… Así estuvieron hasta un nuevo orgasmo de ella…

La imagen era tan porno que fui por la cámara… Al bajar crucé mirada con el viejo cuando se levantaba para ensartarle la polla a mi mujercita… con gestos le di a entender que solo la grabaríamos a ella por lo que no se verían nuestros rostros en ningún momento… Me miraba con gesto preocupado hasta que la penetró… En ese instante se olvidó de todo lo demás… Comencé a grabar… con esa cámara, ya que llevaba documentando todo el episodio desde sus inicios… pero eso solo yo lo sabía, ya que el trucho no entendía nada de cómo funcionaba el sistema y yo no me molesté en explicárselo…

El viejo estuvo bombeando el coño de Tare por unos tres minutos tras lo cual acabó en una tremenda corrida sobre sus tetas… Inmediatamente después, tomó su lugar el Edy… quien la folló por más tiempo, pero se corrió sin lograr que Tarella tuviera otro orgasmo… Era el turno del Trucho… sacó una polla de unos 22 cm y se la clavó de una sola vez en el coño… (los otros dos no pasaban de los 15 y bueno la mía tiene 20 a mucha honra) El ritmo que impuso el Trucho desde el inicio fue frenético… Mi mujercita era sacudida con vehemencia. Sus tetas bailaban violentamente y no se quejaba, muy por el contrario, al poco rato pedía que le diera más duro Así estuvo siendo follada por más de 15 minutos en las más diversas posturas, logrando en el curso de la follada al menos 3 orgasmos seguidos…

Mientras el trucho tenía a mi ex en cuatro patas me asomé hacia la calle y tuve una idea… fui hasta el portón… no había nadie, pero a los pocos segundos aparecieron dos tipos… Eran camioneros paraguayos… los saludé y les pregunté si querían follar con una puta hasta acabar… sin mirarse me respondieron casi al mismo tiempo que si… Les di las mismas instrucciones que a los otros y los hice pasar… Los aullidos de mi esposa se escuchaban sobre la música a medio camino de llegar donde estaba la acción... Justo antes de dar la vuelta les hice callar y que esperaran ahí un momento… No se van a arrepentir por la espera… se los aseguro… les aseguré y me asomé…

El trucho aumentaba su ritmo aún más hasta acabar en la boca de mi putita. Cuando terminó de tragarse todo el semen se paró y caminó de forma sexy hacia las escaleras… Los tres presentaban pollas flácidas, pero miraban con deseo aún a Tarella… Cuando su pierna derecha estaba en el primer peldaño habló sin darse vuelta… ¿eso es todo lo que tienen chiquillos? Quedé con ganas de más polla… alguien quiere dármela… Pronunció la última palabra justo antes de doblar hacia la puerta de la oficina… El reloj anunciaba que eran las 3 y media de la tarde y recién nos habíamos servido la entrada…

Fin de la primera parte…