Hoy es:

Ayudando al hermanastro de mi novia


Historia que relata los hechos, tal y como los recuerdo, de cuando, sin buscarlo ya y (creo yo) como consecuencia de alguna alineación cósmica intergaláctica, se dio la oportunidad de compartir a la que en ese momento era mi novia, con su hermanastro en un caliente y anhelado trío.

I

Aún teníamos  la respiración entrecortada tras el esfuerzo de follar por largos 30 minutos. Al mirarla noté que el sudor comenzaba a cristalizarse en su perlada frente. Sonrió. Recordé que nos conocimos en una fiesta, a la salida del baño. Conversamos por un buen rato y terminamos follando, primero en el baño de hombres, luego en su auto para finalizar en mi casa donde lo hicimos por el resto de la noche.

Desde ese día se inició una relación que de cierto modo llegó a consolidarse 11 meses después cuando ella solita se invitó a quedar, permanentemente. Desde entonces, hemos compartido por casi un año, sin mediar palabra que lo confirmara, como esposos con la diferencia que teníamos sexo todos los días.

Hermosa, curvilínea y voluptuosa morena que en 1.65 mts, ostentaba un bien formado par de tetas, fina cintura, anchas caderas y perfecto culo. No había quien no se diera vuelta a mirar el culo de Ángela.   

Ángela: te puedo decir algo, cariño?
Yo: sabes que sí…
Ángela: te molestaría que empezáramos a usar el consolador que me regalaste y que casi te tiré por la cabeza…
Yo: jaaja… en serio, quieres? Cómo va a molestarme eso si te lo pedí tanto…
Ángela: y desde hace rato dejaste de hacer… eso me gusta de ti… me dejas mi espacio… y hasta ahora, todo lo que me has pedido hacer, me ha gustado… esto no debiese ser la excepción… no lo crees, chino?
Yo: al menos lo probaremos… si no te gusta, no se hace… ya sabes que ésa es la regla de oro en el ring de cuatro perillas…

Esa misma noche iniciamos con el juguetito… La primera semana era el consolador o la verga… Luego, mientras me mamaba la corneta, ella misma jugaba en su coño con él… Mete y saca, mete y saca. Al final de la tercera semana, una noche llegamos tarde y ebrios de una fiesta de cumpleaños.

Tras follar por largo rato, Ángela en cuatro patas y con la verga entrando y saliendo a todo vapor, con la voz ronca por la calentura, me dijo, -quiero sentir otra verga, chino… necesito otra verga, métemela, por favor…-

Entonces, deteniendo la follada, me hice con el consolador que tenía al lado y tras encenderlo y ubicarlo en la entrada de su ano, inicié un mete y saca lento hasta cuando, tras tres intentos, tocó fondo.

En ese momento fui acelerando progresivamente ambas taladradas hasta que menos de dos minutos después entró en un orgasmo múltiple que la mantuvo en éxtasis por casi un minuto. Mientras Ángela acababa mantuve el mismo mete y saca con mi verga y el juguete hasta que sentí que yo también me corría por lo que, dejándole clavado hasta la mitad el consolador, la sujeté con ambas manos de sus caderas, perforándole el coño como si fuera la última oportunidad en toda mi vida de follarla. Menos de un minuto después, acabé a grandes chorros…

II

A partir de esa noche, casi siempre terminaba con los dos agujeros tapados (la tercera parte de las veces con mi verga llenándole de leche sus intestinos) entre increíbles y prolongados orgasmos. El consolador en la cama había sido un acierto, pues el sexo entre nosotros, si bien ya era placentero ahora era inmensamente mejor.

Pasaron los meses hasta la llegada del verano. Éramos más felices que nunca. Ángela siempre sonreía y lo mejor, siempre quería tener sexo. El viernes que ambos salíamos de vacaciones, a las 7 pm nos juntaríamos en el bar que acostumbrábamos a ir. Al llegar, Ángela conversaba con alguien en la mesa a quien no reconocía, pues se encontraba de espaldas a la entrada. Mi mujer, en cuanto me vio, levantó su mano, saludándome, acto que no pasó desapercibido para su compañía, pues, apoyando el codo en el respaldo de su silla, torció todo el tronco, dando vuelta la cabeza. Lo reconocí.

Camilo: Hola, Dani, querido… tanto tiempo… mira la mansa casualidad el encontrarnos aquí…
Yo: Hola, Cami… qué gusto verte… qué ha sido de ti, hombre… habla… Hola cariño…

Al sentarme noté que Ángela tomaba mojito y su hermanastro menor (único y último hijo del segundo matrimonio de su padre aunque se trataron toda la vida como hermanos), un cuba libre. Pedí, como de costumbre, whisky.

Camilo nos contó que caminaba por fuera del bar y lo recordó porque las pocas veces que había estado dentro fue con nosotros. Se sentía deprimido porque se enteró que su esposa lo engañaba con un amigo de él y decidió entrar a tomar algo y entonces vio a su hermana esperándome y tras muchos abrazos, comenzaron a esperarme conversando y bebiendo.

Departimos por más de 4 horas sin darnos cuenta de la hora, pues ambos nada teníamos planeado para el día siguiente, excepto no sacarse los pijamas excepto para follar… Nos pusimos al día de todo lo ocurrido en los últimos 3 meses. Camilo, ebrio ya, nos contaba por enésima vez lo destrozado que se sentía.

Ángela: Cami, hermano, es casi medianoche… te parece que pidamos la cuenta y seguimos conversando en la casa.
Yo: si, mono… mejor nos vamos porque no solo a ti te entró agua al bote… -sonreí al tiempo que con el brazo alzado llamaba al garzón-.

Pagamos y nos fuimos en taxi para la casa. A Camilo, lo sentamos junto al chofer. Mi mujercita ingresó primero, ubicándose detrás del conductor, quedando yo al medio del asiento. En cuanto partió el auto, iniciamos una conversación casual con Ángela durante la cual acariciaba sus rodillas y parte de sus muslos.

A medio viaje y después de muy poca resistencia debido al alcohol, mi mujer, lentamente separó las rodillas permitiendo el acceso de mis dedos a su ya excitado coño. Al poco, tenía la falda en las caderas, las piernas completamente abiertas y el calzón corrido, gozando sin inhibición alguna, cómo la masturbaba. Sin alcanzar a acabar, llegamos a nuestro destino.

Yo: -en cuanto cerré la puerta detrás de nosotros.- Sígueme por favor, hermano…

Ángela, tres pasos adelante, Camilo y, a medio paso detrás, yo, atravesamos el living – comedor, para ingresar a un pasillo donde había dos puertas a la izquierda y dos a la derecha. Ángela entró en la primera de la derecha.

Yo: Mira, ahí está la cocina y por donde desapareció Ángela es nuestra alcoba, la puerta justo enfrente es el baño, la que sigue por el mismo lado es nuestra oficina y la que está al costado de la nuestra es la de invitados, o sea, por hoy, la tuya… Quieres algo antes de irme a la cama?
Camilo: el baño.
Yo: pasa, hombre… estás en tu casa. Buenas noches.

III

Fui por agua a la cocina y me entretuve dejándole sobre la mesa a nuestro invitado cosas para comer y beber. De vuelta, Camilo se había acostado. Entré en la habitación. Ángela dormía profundamente. Tras besarle la frente me acosté a su lado. Al rato…

Ángela: chinito… Estás despierto?
Yo: ahhhh…
Ángela: estás despierto???
Yo: ahora sí… qué hora es?
Ángela: No lo sé… chinito, te puedo decir algo que me tiene… no sé… atragantada… mira… resulta que cuando me pasó me molestó porque no sabía de las circunstancias… lo que pasó fue que estaba esparciéndome crema por el cuerpo después de la ducha con la puerta abierta y noté que Camilo me estaba observando… No sé cuánto tiempo lo estuvo haciendo antes de darme cuenta, pero al ser descubierto se hizo el loco y se fue…
Yo: entiendo… y?
Ángela: cómo que y???  Camilo es mi hermano chico…
Yo: medio hermano y cómo resultó ser su mamá a veces dudo que sea de tu viejo. Para ser honesto, ni se parecen…
Ángela: pero eso da lo mismo… yo lo veo como a un hermano…
Yo: entiendo… entonces… si tienes resuelta la cosa… qué es lo que te incomoda?
Ángela: no, nada… te lo comentaba, no más… espera, para dónde… a ya veo…

De un salto salí de la cama para ir al baño a orinar, al pasar noté que estaba la puerta abierta en la habitación de Camilo. Me asomé un poco, pero al no escuchar ningún ruido, regresé… De vuelta, dejé la puerta de la pieza abierta por el calor y antes de acostarme, encendí la lámpara de noche justo encima de nuestras cabezas.

Yo: En qué estábamos… ah sí, ya lo recuerdo… yaaaaa… Y?
Ángela: ya oh! Lo pensé mejor… te lo voy a decir… como te conté, me sentí molesta, pero cuando supe lo que le hicieron y que por ello debe llevar un buen rato sin sexo, sentí hasta pena por lo que está pasando y… entendí el por qué cuando me miraba, vi deseo en sus ojos y… no solo dejó de molestarme, sino que me excitó y eso me confundió.
Yo: mira… como yo lo veo, tu mente, gobernada por la moral y el buen juicio, te dicen que la reacción de tu cuerpo al sentirse excitada no es aceptable, dada la condición de medio hermanos que los une… dicho de otro modo, tu coño quiere lo que tu mente rechaza…
Ángela: jajjaj… jajja… eres un bobo… ven, dame un beso de esos que sabes me gustan.

Nos besamos larga y apasionadamente, tocándonos dónde y cómo sabíamos nos gustaba. Besaba su cuello, detrás de sus orejas, susurrándole todo lo que deseaba hacer en y con su ya ardiente cuerpo. Entre los primeros gemidos, y con una voz casi inaudible, señaló, -apaga la luz. No,- le contesté, agregando, -quiero no solo sentirte, también quiero verte.-

Alejándome unos centímetros, giramos hasta quedar atravesados en la cama, dejando a chichi, de espalda a la puerta. Entonces, recostándola, le abrí sus piernas y comencé a lamer su coño con verdaderas ganas, pues el sabor y olor de esa cuca, nunca más la olvidé. Un manjar!

Levantó sus caderas para dejarle las palmas en sus firmes nalgas… Los gemidos dieron paso a los jadeos… Estaba cerca del orgasmo… En un momento, tomó con sus dos manos mi cabeza y balanceando las caderas con vigor en mi lengua, al tiempo que bañaba mi boca con sus exquisitos fluidos, alcanzaba el primer orgasmo de la jornada.

Tras el placer, fui subiendo a besos por su cuerpo hasta detenerme en las tetas… Estaba en eso, cuando con el rabillo del ojo vi una sombra… Al levantar la vista, sin soltar su pechuga derecha, vi a Camilo, mirando, excitado, a su hermanita gozar.

IV

Seguí besándola por todos lados. Le lamía sus orejas cuando ya no aguanté más… o terminaba todo ahí o… le dije,

Yo: Estás caliente, chichi…
Ángela: si… mucho…
Yo: Entonces, cosita rica, venga, póngase en cuatro que quiero que me la chupe mientras Camilo se la pone todita en su caliente chochito. Eso, mi perrita choca… quiere verga y verga le vamos a dar. –Dije al tiempo que chichi chupaba mi polla, mostrándole todo el culo a Camilo, a quien con la mano instaba a que se acercara, Un segundo le duró la sorpresa.-

Mientras me chupaba la polla con dedicación y Camilo se acercaba tímidamente, abrí sus notables nalgas, ofreciendo un verdadero tesoro a los ya desorbitados ojos del hermanastro. A menos de un metro se detuvo, miró el culo abierto de chichi para luego levantar la vista hasta encontrarse con la mía. Sonreí. Él también. Asentí.

 Ángela: -sacándose mi corneta de la boca y girando la cabeza para mirar a Camilo, le dijo- métela de una buena vez, po… ahhhh!!! Ricoooo… eso… ahora fóllame con todo, hermanito… con todo… ayy!!! Ahhhh…

No pudo continuar hablando porque dicen que es de mala educación hablar con la boca llena, y Chichi la tenía llena de verga… En cuestión de segundos nos follábamos por el coño y la boca a mi novia entre su hermanastro y yo a todo ritmo. En cuanto sintió la verga de Camilo, mi novia experimentó un intenso orgasmo. Empero eso, logró que solo la taladráramos con aún más y más ímpetu.

Unos cuantos minutos después, Camilo sacaba su verga para acabar en la entrada del ano… -Perdón, hacía rato no lo…- se disculpaba cuando Ángela en un grácil y felino movimiento se da la vuelta para iniciar una mamada vigorosa mamada. Nada tuvo que decirme, pues en cuanto comenzó a comerse la verga de Camilo, sacando jugos de su coño con mi corneta, lubriqué la entrada de su culo.

Luego de una ligera presión, logré penetrarla hasta el fondo… de inmediato comencé un mete y saca a media máquina… Los gemidos y jadeos de chichi eran amortiguados por la polla de Camilo que entraba y salía, con el fin que adquiriera dureza requerida…

De improviso saqué la verga, propinándole una cariñosa nalgada. –Cabálgale la polla, cariño, por favor- le dije. Sin más, Ángela se irguió, dirigiendo a Camilo para que se recostara de espalda. Luego, subiendo sobre él, con su mano derecha tomó la verga del Cami, ubicándola en la entrada de su coño tras lo cual, lentamente comenzó a desaparecer hasta hacerlo por completo.

De inmediato, ubicándome por detrás apunté mi polla a su culo y comencé a meterla, ejerciendo una presión suave aunque constante. Segundos después Ángela tenía sus dos agujeros con una polla. Aullaba de placer.

Por largos minutos no le dimos tregua, llegando incluso a eyacular dos veces. Al rato, sentí que me venía por lo que apuré el mete y saca, acabando dentro de mi novia, abundantemente. Unos instantes después Ángela, cabalgaba como queriendo succionar al hombre por el coño, la polla de su hermanito.

Salí de la habitación en busca de algo para beber. Con la puerta del Refrigerador abierta y bebiendo de la botella, podía escuchar los bramidos de placer de Ángela. Estaba cumpliendo un anhelo y me sentía feliz. Saqué la botella, tomé tres vasos y con la verga nuevamente dura, caminé siguiendo los jadeos de chichi producidos por un nuevo orgasmo, otro más.

Ángela seguía sobre la verga, moviendo frenéticamente las caderas hacia adelante y atrás. Sus pezones erectos y su boca semi abierta en un mudo rictus daban cuenta del inmenso placer que se diseminaba como un germen por todos los nervios de su convulsionado cuerpo.

Pasó algún tiempo hasta que en un momento dado, mirándose a los ojos, pues la tenía con las piernas en sus hombros, juntos compartieron un intenso orgasmo. Al notar mi presencia, Ángela me regaló una cautivadora sonrisa.

Ángela: y usted que hace ahí, parado, con las manos llenas de cosas y su verga dura y totalmente abandonada… venga para acá… quiero seguir cabalgando una verga…

En cuanto me recosté al lado, Ángela se subió encima y de una sola sentada se engulló toda mi corneta dando inicio con un ritmo demoledor a la follada. Menos de un minuto duró, tras el cual, inclinó su cuerpo hacia atrás y apoyando su peso en manos y pies, comenzó a eyacular sobre mi  vientre y torso, desplomándose inmediatamente después de soltar la última gota.

Ni un segundo pasó y tomándola del hombro la guié para que se diera vuelta, ayudándola a quedar con la cara pegada a las sábanas y el culo mirando al cielo apoyado en sus dos rodillas. Se veía exquisita. Sin demora nuevamente enterré la polla en su coño y de inmediato se lo follé vertiginosamente.

Estuvimos entretenidos con el mete y saca un buen rato. La tenía tomada de los brazos, entregada a la lujuria, su cuerpo se movía como una muñeca de trapo al ritmo de cada una de mis embestidas cuando Camilo, se sentó frente a ella con su verga a medio revivir, ofreciéndosela. Una vez más disfrutaba de una polla en la boca y otra en su coño al mismo tiempo.

El resto de la noche y los siguientes dos días con sus noches estuvimos los tres, encerrados, parando de follar solo cuando comíamos o dormíamos. El lunes por la mañana, al despedirnos, Camilo nos agradeció el sacarlo de su depresión y nos hizo prometer que este increíble fin de semana lo repetiríamos, alguna vez…