Hoy es:

La tía Magda


Relato de cuando nos follamos mis compas y yo a la mamá de un amigo, el día de su cumpleaños, con su consentimiento.

I

Era una de esas juntas de amigos medios nerds… Rondábamos los 20 años. Ese viernes, en la casa de Renzo decidimos jugar al ataque, pues tenía yeso en su pierna derecha y ese fin de semana era el último en esas condiciones por lo que fuimos para dejárselo como charango de gato. Además de mí y el anfitrión estaban Ernesto y, uno que hacía poco conocíamos, pero habíamos rápidamente aceptado, Mirko.

Tomamos piscolas y nos disputamos el dominio mundial por casi 4 horas. Abríamos la quinta botella y no recuerdo cómo la conversación viró hacia el sexo. De pronto, al unísono nos reímos porque por unanimidad acordamos, después de un largo debate, que todas nuestras madres eran follables, pero que la mejor era la de Mirko.

Ernesto: ‘uta, Mirko, perdóname, viejito, pero qué quieres que te diga… no sé ustedes, pero cada vez que voy a tu casa y veo a tu madre, en la noche… Ufff!!!... un día de estos, hermanos, me la arranco de tanto jalármela en su honor…
Todos: jajajaja ajajajaa ajajaja
Yo: si estamos en esa… pues apoyo al chico… tu madre es la inspiración del 90% de mis pajas…
Renzo: yo ya quiero que se vayan para meneármela…
Todos: jajaja ajajaja ajajaja…
Mirko: siempre me dicen lo mismo… así que estoy acostumbrado, solo que ustedes se demoraron más en decirlo…
Yo: Mira, si tú no nos hubieses sacado a colación el temita, nosotros, tal vez, no te lo hubiéramos mencionado.
Ernesto: si, si, si… está bien, pero… igual está rica tu vieja, viejito…
Todos: jajaja ajajaja ajaja…
Mirko: y la vieran en las fiestas… se morirían… hasta a mí a veces se me olvida que es mi mamá…
Todos: jajaja ajajaja aja.

Pasó el fin de semana sin pena ni gloria. El miércoles llamó Mirko para invitarme el viernes a partir de las 7 pm a celebrar su cumpleaños. Ese día, cada uno con una botella de alcohol en las manos, llegamos puntuales, el chico Ernesto, un convaleciente, pero alegre Renzo y yo, al departamento de Mirko.

II

Antes de continuar les quiero describir cómo era, en esos años, la mamá de nuestro pasajero buen amigo… La tía Magdalena o Magda, era una tremenda hembra con bien puestos 43 años. Tez blanca, ojos azules y generosa boca, enmarcadas en una coqueta, sedosa y gris melena.

De mediana estatura (1.60 mts.) con tetas medianas firmes y bien formadas, pronunciadas caderas; un grande, apretado y perfecto culo y dos largas y curvilíneas piernas. Era una mujer sexy, coqueta y con una peligrosamente hipnotizante personalidad.

Siempre la vimos maquillada y vestida con tenidas deportivas, zapatillas a juego incluidas, consistentes en ajustados pantalones de lycra e igualmente apretados, petos de fluorescentes colores y, deducíamos por lo que nuestros ojos nos advertían, sin ropa interior.

Cuando hacía frío, cambiaba los petos por abrigados chalecos y las calzas por estilizados jeans o pantalones de cotele siempre combinado con botas o gruesos zapatos con terraplén… Pero cuando el calor era el rey, de cuando en cuando nos deleitaba, exhibiendo sus delicados pies con sandalias de todos los tipos y vestidos de flores estampados de delicados pabilos, ajustados en el busto y holgados desde la cintura hasta medio muslo.

Era una mujer madura y soltera, en la flor de la vida con la broma en la punta de la lengua por lo que no solo destacaba por su hermosa presencia, sino que además ostentaba un humor agudo, picante y en doble sentido.

Ya no era una joven de 20 por lo que si bien no eran los que ella aseguraba tener, igual tenía sus 5 kilos de sobre peso, empero contrario sensu, depreciar su belleza, la convertía en una mujer completa, vivida, valiente, deseable y sexy.     

III

Ese día, en cuanto sonó el timbre, fue la tía Magdalena quien, calzando un glamoroso par de finos zapatos negros taco alto, radiante, nos abría la puerta. Lucía un ajustado vestido de fiesta hasta medio muslo, del mismo color que su calzado y un pronunciado, pero elegante escote.

Eran las 9 de la noche. En el pequeño departamento aún quedaban unas 15 personas, todos parientes, excepto nosotros. Como siempre, Renzo y una chica animadamente conversaban en un rincón sentados en sillas uno en frente del otro. Ernesto y yo en tanto, mirando el horizonte, bebíamos y conversábamos en el balcón.

Ernesto: no sé cuántas veces te he dicho esto, pero… notaste lo rica que se ve esta noche la tía???
Yo: si y por supuesto que sí… no me explico por qué está sola…
Ernesto: ya te lo dijo, porque así no tiene que darle explicaciones a nadie.
Yo: sabes, chico, encuentro que la tía Magda es…
Magda: es qué… dímelo, por favor…
Yo: -sonrojándome- de verdad quiere escucharlo?
Magda: obvio… acaso no hay confianza entre nosotros ya?
Yo: decía que usted es… la mujer mayor más bella, simpática y rica que conozca…
Magda: tú encuentras que estoy todavía rica? Porque lo de bella y simpática no hay nada qué decir…
Yo: jejejeje… y lo duda, tía? Usted es un bombón, si me permite decirlo…
Magda: ya lo dijiste… Esperen, voy a atender a unos primos.

Con el chico discutíamos lo que acababa de pasar cuando llegó Mirko.

Mirko: los dejó locos, cierto, cabros…?
Ernesto: pa’ qué te voy a decir que no, si, sí po…
Yo: oye mono, nosotros vamos caminando. El chico tie…
Mirko: quédense, por favor…
Ernesto: por supuesto, compa… nos quedaremos…  cierto, Dani, -Dijo, mirándome acusativamente-
Yo: ok… nos quedamos…

Eran pasadas las 11 y hacía más de una hora que habíamos perdido de vista a Renzo. Mirko despedía a los últimos parientes. La tía Magda había desaparecido, notoriamente ebria, tras la puerta de su cuarto…

Mirko: gracias por acompañarme… son más amigos que los que yo creía eran mis amigos… qué les parece una partida de póker y unas pelis… les tinca???
Ernesto: yo quiero elegir la película.
Mirko: voy por las cartas.
Yo: chico… otro igual?

En el dvd había una selección de varias películas porno. Al final como no pudo decidirse por una, puso play para que corrieran, durante 6 horas continuas, una sucesión de filmes  triple x donde la tónica fue que el siguiente era más duro que el anterior. Tomamos asiento en el comedor, repartimos los porotos que usaríamos para apostar y tras barajar las cartas, Mirko inició la partida.

Solo la TV y una pequeña lámpara sobre la mesa iluminaban el departamento. El resto eran tinieblas. Casi una hora después, nos reíamos a tambor batiente, producto de nuestra evidente embriaguez.

Mientras en la televisión podía verse (y escucharse claramente, pues habíamos subido el volumen) a una mujer madura en baby doll, masturbándose para un grupo de hombres, en la mesa, el chico, por enésima vez hablaba (casi a gritos) de lo exquisita que se veía en la fiesta la mamá de Mirko…

Ernesto: ‘uta compa, sin ofender, pero me follaría a tu mamá por todos lados… es una tremenda mujer.
Yo: chico… para… ya molesta el temita y no culparía a Mirko si te deja la nariz en la nuca de un sopapo… además con tus peliculitas ya tengo la verga que se me revienta y tu cháchara no ayuda a que la cosa se calme…
Ernesto: pero no me has contestado… te pisaríai o no a la tía Magda?
Yo: si te contesto no volverás a mencionar el asunto?
Ernesto: palabra de boy scout…
Yo: de qué diablos me hablas, chico… si nunca fuiste boy scout en tu vida. Con decirles que es capaz de llevar a un campamento en la montaña el cable de alimentación de la radio, pero no las pilas…
Los tres: jajaja ajajaja jajaja…
Magda: -cuando dejamos de reírnos, habló desde la oscuridad- ya po, Dani… contéstale al chico…
Mirko: Mamaaaaaá!!! –Dijo, al tiempo que buscaba el control de la televisión para apagarla-
Magda: tranquilo hijo, deja la tele encendida… y tú, Dani… sigo aquí…
Yo: le contesto solo si viene para acá, a la luz… para verla…

IV

Se escucharon pasos descalzos sobre el parquet, alejándose. Segundos después las luces se encendían. Ahí estaba la tía, parada junto al interruptor y ataviada con una corta y sexy bata o salida de cama, de seda, color lila que apenas cubría la roñosa polera de hombre tres tallas más grande que usaba a modo de pijama tipo vestido… Despeinada y descalza lucía exquisita.

Magda: -caminando sensualmente hacia la mesa- interesante película están viendo… ya po, Dani… estamos esperando…
Yo: A pesar que esto es mejor de lo que le pedí, aún no cumple su parte.
Magda: -Tomó una silla y corriéndola hasta dejarla frente al chico y entre su hijo y yo, con gracia felina, depositó su cuerpo sobre ella.- Ya. Me senté… espera, Dani… -estirándole un vaso vacío a Mirko, le dijo,- Hijo, me sirves uno… ya se me pasó con la dormida y ustedes, con su bochinche, me despertaron… Me incluyen en el juego?

Sacamos más porotos y se los pasamos. Mientras Mirko le servía su trago, Magda, apoyó la espalda en el respaldo de la silla, cruzó las piernas y comenzó a ordenar su juego. Llegué a pensar que lo había olvidado, pero no.

Yo: -tras varios gestos de Magda instándome- ok… pero no se enoje después… la respuesta es que sería la materialización de un húmedo sueño que anhelo desde que la conozco, tía, pero no me mal entienda, pues a diferencia del chico, primero le haría el amor y luego, y solo si usted lo pidiera, la follaría como si de una puta se tratare…
Magda: -sonrojándose- que le pones color, cabro chico… estuvo bonito… -Tomó su vaso y de un trago despachó su contenido.- Me sirves otro, Hijo. A quién le toca?

Por más de una hora jugamos alegremente, rato durante el cual, Magda que ya nos había pedido la tratáramos de tú, había ganado 4 de las 5 rondas disputadas, llevándose en cada oportunidad suculentas ganancias…

Recogía su último botín como si de monedas de oro se tratara, mostrando cada vez que estiraba los brazos, sus jugosas y buen puestas tetas, ambas coronadas por rosados, definidos y ya erectos pezones.

En la ronda siguiente, durante el turno de Magda, el juego se detuvo, pues la mamá de nuestro amigo, miraba en la pantalla absorta, cómo a una mujer madura, disfrazada de enfermera, a lo perrito, la follaban dos tipos a la vez, uno por la boca y el otro por el coño quién además tenía dos de sus dedos completamente introducidos en el rosado culo.

Mirko: mamá, te toca… MAMÁ, TE TOCA!
Magda: -como saliendo de un trance- ya te escuché, pesadito… no tienes que gritarme… - Absoluto silencio guardó mientras, levantaba de la mesa sus cartas. Su concentración era total durante los segundos que se tomó para ordenar el juego, tras lo cual señaló,- Me estoy aburriendo de despojarlos de sus fortunas… les propongo que en esta mano apostemos la ropa…

Tras asentir, con Ernesto nos miramos. Ambos sabíamos que ahora era en serio. La apuesta consistía en que la peor mano se sacaba toda la ropa y así hasta que ninguno quedara vestido. Frotaba las manos en mi mente por la grandiosa oportunidad que se estaba presentando.

Las partidas anteriores fueron, para resumir el cuento, malas manos… pero en esta, a la primera aparecen juntos los reyes de trébol, picas y diamantes, acompañados de la reina de trébol y el 10 de corazones. Elucubré unos segundos en las posibilidades de un jaco o el rey de corazones entre 4 jugadores. Pedí dos cartas.

Antes de verlas, pensé en que si había momentos en la vida de uno en los cuales es todo o nada el que estaba viviendo era uno de esos. Me torturaba la idea de depender de la suerte para hacer realidad un sueño.  Levanté la primera. El As de trébol, mi carta favorita del mazo. Lo tomé como un buen augurio.

Antes de levantar la última carta, noté que Magda estaba nuevamente concentrada en la televisión. Vi que la película era otra, pues los protagonistas eran japoneses. En ella, la mamá de un chico tímido y sin amigos, decide ayudarlo a conocer gente, invitando a almorzar a dos chicos de la misma edad de su hijo que vivían en el mismo edificio.

En la escena que mantenía hipnotizada a la mamá de nuestro amigo, la mujer, sola y desnuda sobre su cama, se masturbaba, imaginándose siendo tocada en todo su cuerpo por varios pares de manos a la vez. Miré la carta… 

V

Yo: ya Magda, pago por ver… muestra lo que tienes y ustedes también…

El chico tenía un trío de 8, Mirko un par de 6 y yo… Bueno, yo tenía un full de reyes y ases. Magda observó por encima de sus cartas dispuestas en un perfecto abanico… Las juntó y tiró sobre la mesa de modo que no se vieron. Levantó los brazos por sobre la cabeza, estirándose.

Magda: Escuchen bien… Perdí y voy a cumplir mi apuesta… eso no está en duda, pero… ya no quiero seguir jugando y acá me dio un poco de frío. Vengan. Vamos a la pieza donde dejé el calefactor conectado y por eso debe estar agradable  ahí dentro. Entren y tomen asiento en la cama. Eso. Tú chico para allá y tú hijo ahí mismo junto a Ernesto…  Dani, por favor prende la lámpara del suelo… esa misma. Puedes hacer lo mismo en tu lado chico, porfa… Gracias… ya… voy a empezar, pero no se pasen películas, cabros… Solo hay permiso para mirar…

Al apagar la luz principal, el cuarto quedó en la penumbra de un cine cuando recién están apagándose las luces y comenzando a rodar la cinta. Aún así notaba perfectamente todos los detalles del cuerpo de Magda e incluso los bultos en los pantalones de mis dos amigos. Yo la tenía igual.

Y ahí estaba ella. Parada a menos de dos metros a nosotros en esa semi oscuridad. De pronto, en dos hábiles movimientos, se quitó y lanzó su bata a la cara de su hijo. Luego, en un tris, sus dos hermosas y bien puestas tetas quedaron al descubierto y su polera vieja en las manos del chico, quedándole solo el colaless (parte de abajo) de su baby doll como única prenda. No me pude aguantar más y le estiré mi mano invitándola a recostarse en el medio.

Hizo un amago de tomarla, mas la retiró bruscamente. Al ver mi cara de decepción, Magda, me regaló una luminosa sonrisa la que devolví de forma instantánea. Entonces, luego de casi medio segundo sosteniendo las miradas, volví a invitarla, dando tres suaves golpes sobre la superficie de la cama.

Esta vez, fue ella la que extendió su mano. Como si tuviera un resorte en el trasero, me puse de pie, tomé su mano entre las mías y se la besé. Luego, tras quitarle las bragas, la conduje alrededor de la cama para dejarla acostada, boca arriba, en medio de los tres.

Ni en mis más alocadas elucubraciones con ella como protagonista para masturbarme, había imaginado una situación semejante. Magdalena, la mamá de uno de mis amigos, yacía tumbada en la cama de espalda, apoyando su peso en los codos, desnuda, tan cerca de mí que podía oler su aroma de mujer. Suspiré.

Yo: -mirándola a los ojos- ya sé que dijiste que solo mirar… pero… ‘uta, Magda, es como decirnos tomen cabros aquí tienen una pelota, pero no pueden patearla… No sé si me entiendes…
Magda: -Nos miró uno a uno, seria. Luego, dirigiéndose a mi- mira cabro… te entiendo. Pero quiero que entiendas que… estoy chata de ser y sentirme usada… todos los hombres que he conocido la meten, un, dos, tres y se van… De ahí la sacan y la mayoría, sin siquiera sacudirla, la guardan detrás de sus slips… Asquerosos… y ustedes me caen bien y no quiero… odiarlos… Me entiendes, cierto…
Yo: -Sonriendo y haciendo callar al chico- mira Magda, no me puedo hacer cargo de tus malas experiencias y en el fondo no culpo a esos tontos por durar menos que estornudo de gato, porque eres una diosa, pero al parecer, usted señora aún no ha conocido a un hombre… solo ha compartido su lecho con primates y esa no es mi culpa… Lo único que puedo prometerte es que al menos duraré más que el mejor de los que hayas conocido…
Magda: -mirándome con ternura- y me tratarían con delicadeza, como si estuvieran haciendo el amor…
Yo: si ese es su deseo… por supuesto… y ahora… reclínate, cierra los ojos y disfruta.

VI

Ernesto inició con los besos en la cara, el cuello, las orejas. Mirko, en tanto, mientras mantenía una de las pechugas de su madre en la boca, con las manos acariciaba la otra. Por unos segundos observé con la palma de las manos apoyada en sus rodillas levantadas, flexionadas y juntas.

Comenzaba a jadear en el mismo momento en el que, con parsimonia, de par en par abrí sus piernas. Una vez expuesto su coño pasé la lengua desde el clítoris hasta el ano… Arriba y abajo, lento, rozando cada milímetro de húmeda piel, una y otra vez. Magda, cerrados los ojos, gemía totalmente abandonada al placer.

Cada uno de los chicos prendido a una teta, chupándola con determinación, tenía un brazo de Magda sujeto por encima de su cabeza. Los jadeos aumentaron su intensidad en el mismo instante en el que mi lengua presionaba aún más y más rápidamente su ya excitado clítoris.

De pronto, arqueó la espalda, apoyando su peso en los hombros y la planta de los pies y, tomando con sus manos mi cabeza, frotó a un ritmo demoledor su clítoris hasta que un intenso y mojado orgasmo le llenó de placer cada uno de los rincones de su adorable cuerpo.

Sus músculos se relajaron. Los tres nos paramos y dimos un paso atrás. El espectáculo era hermoso… Nos miramos y sin mediar palabra, en un santiamén quedamos desnudos. Magda, en la misma posición en la que había quedado, nos sonrió.

Magda: -ronca y temblorosa la voz- chicos… antes de seguir, quiero confesarles algo… puedo? –Asentimos- Lo primero es que, si bien el coti me contó y después lo escuché de ustedes mismos lo que les produce mi presencia, nunca en mi vida me habría imaginado estar en una situación como esta… Lo segundo, es que… -sus mejillas adquirieron un leve tono sonrojado- jejejje… suena tan cliché… Al parecer, mis 43 años no habían sido tan bien vividos como lo pensaba, ya que, ahora estoy segura, nunca había experimentado un orgasmo... y… me gustó… me gustó mucho… -Mirándome fijamente- Gracias, Daniel… -Asentí- Lo tercero es que espero no cambie la opinión que tienen de mi… sobre todo tú, hijo… yo no quie…
Mirko: deja de dar la lata mamá, por favor… Ellos no lo saben, pero yo sí… sé que no hay noche en la cual no te masturbes… también te he sorprendido mirando con otros ojos, más de una vez a alguno de mis amigos, pero nunca como lo hacías con el cara ‘e cuico éste (Daniel) y el rucio Renzo. Ah!!! Y sé que ves mis películas porno… Aunque lo más importante es que desde hace un tiempo soñaba con una oportunidad como ésta...
Ernesto: que lindo todo esto, pero yo solo quiero saber quién diablos es el coti???
Magda: así le dicen a Mirko en la familia desde pequeño…
Ernesto: te la tenías guardadita, coti…
Todos: jajaja ajjajaa ajajaja…
Yo: Ya, ya, ya, ya… menos blablá y más acción… Llevamos milenios conversando y admirando tu maravilloso cuerpo y a pesar, incluso, de los momentos profundos e hilarantes, la verga no se ha bajado y… algo al respecto debemos hacer… no te parece?
Magda: qué propone el señor… soy materia dispuesta…
Yo: -busqué la mirada del chico. Tras encontrarla, le respondí a Magda.- te gustó sentirnos a los tres al mismo tiempo dándote placer?
Magda: sí.
Yo: te gustaría ser la actriz que aparece en la pantalla o prefieres ser tratada como una señora respetable… En ambos casos no sufrirás daño alguno, confía en mí…
Magda: te pareceré una tonta… a mis 43 años sigo siendo una mojigata… me da horror el solo imaginar lo que pensarán de mí…
Yo: Esta noche, Magda, nadie te juzgará…
Magda: quiero que me hagan lo mismo que a la actriz… pero me da miedo… varias veces he querido ser un puta, pero los hombres son peor que las mujeres cuando se trata de hablar mal de alguien, incluso sin conocerlo… Podrían tratarme como a una puta sin ser bruscos???
Yo: -Extendiendo mi brazo con el fin de ofrecerle la mano.- Venga entonces, cariño… Puedo decirte cariño, cierto?
Magda: Estoy desnuda frente a tres hombres veinteañeros, uno de ellos es mi hijo; acabas de lamerme el coño hasta mi primer orgasmo; quedamos en que sería puta por esta noche y te preocupa cómo me voy a sentir al llamarme de una u otra forma??? Mi abuela diría que eres un verdadero caballero…Y no, no me molesta…
Yo: tienes razón, cariño… ven… ponte a lo perrito… eso…

VII

Ernesto, entonces, subiéndose a la cama se ubicó de pie enfrente de Magda a un metro de ella, ofreciéndole a la distancia su erecta verga. Mirko por su lado, acostándose de espalda arrastrándose quedó debajo de las tetas de su madre a centímetros de sus erguidos pezones, abrigándolos con el caliente vaho que exhalaba de su boca.

Los primeros gemidos y jadeos se escapaban, clandestinos, de su boca entre abierta, menos de un minuto después de tener los dedos corazón y anular de mi mano derecha introducidos e inmóviles en su húmedo y bien acicalado coño. De inmediato y sin sacarlos un milímetro comencé con un frenético sube y baja. El chico tuvo que dejar de besarla, pues empezó a aullar como perra en celo al sentir cómo su coño eyaculaba abundantemente…

Magda: Ayyy, Dani… me voy a hacer pipí… para… ahhh!!! Que ricooooo… no –pa-res-por-fa-vorrrrr…

 Quedó estirada casi inerte sobre Mirko quien fue acomodándola hasta dejarla sobre él completamente penetrándole el coño de una sola estocada hasta el fondo e iniciando una desaforada follada que duró por un par de minutos, pues él mismo bajó las revoluciones para no acabar de inmediato.

El cambio de ritmo lo aprovechó el chico, quien al mismo ritmo, le follaba la boca, tomándole la cabeza por la nuca con ambas manos para dirigir la acción. Con el culo empinado, la tentación fue más por lo que apoyándole la punta de mi corneta en la entrada de su culo, comencé a ejercer una leve, pero constante presión. Al tercer intento logré meterle toda la cabeza… se quejó de dolor, pero continué taladrándole su virgen culo hasta cuando la tuve entera dentro.

Magda: -soltando la verga de Ernesto para hablar, me dijo- nunca lo he hecho por ahí… despacito, por favor… ayy!!! No sácalo, me duele mucho… Ayyy!!! Ayyy, ahhhh!!! Espera… déjalo quieto… ahhh… ahhh… no lo saques, por favor… Ayyy… despacio… ahhhh… me duueleee… ahhhh qué ricooooo…

Con Mirko nos coordinamos casi de inmediato e iniciamos una épica follada a tres bandas. La mamá del coti en una sola noche pasaba de ser una cartucha mujer madura a una desinhibida y ardiente hembra traga sables.

Por varios minutos, Magda estuvo recibiendo verga  en sus tres agujeros, acabando una y otra vez. Nunca antes había llegado al clímax y ahora embriagada en lujuria no sabía qué hacer con tanto placer.

De pronto, Mirko aumentó el ritmo por unos cuantos segundos hasta acabar dentro de su mamá, inundándole el coño con su semen. Al parecer, yo no fui el único que se calentó hasta la ebullición con eso, porque a dos bandas, acabamos casi al unísono los tres entre grandes eyaculadas.

Magda: Me van a matar, cabros…
Ernesto: oh vamos, cherrí… acabamos de comernos la entrada…
Yo: Así es, bombón… falta el plato de fondo y el postre… Son recién las dos de la madrugada… La noche es joven… te quieres bañar?
Magda: si… quien quiere verme recoger el jabón?
Todos: yooooo!!!

El resto de la noche y hasta bien entrado el sábado nos follamos todas las veces que pudimos y por todos lados a la mamá del Mirko, la tía Magdalena o solo Magda. Vivieron en el mismo departamento los siguientes 2 años y durante todo ese tiempo, obviamente su hijo, a veces, el chico y a veces yo follábamos por separado con ella. Sin embargo, hubo dos oportunidades notables en las cuales fue nuestra putita…