Hoy es:

Relaciones consulares

Paul Andrew Van Der Collins Stefansky se ve en la obligación de ayudar (a cornetasos en la frente, obvio) a una pobre esposa mal tratada psicológicamente por su marido, varios años mayor.

I

La tarde languidecía perezosa como todo buen domingo. Rocinante esperaba tranquilo el cambio de semáforo, mientras su conductor meditada seriamente si detenerse o no por esa promo de dos completos y un cafecito… Comes horrible, pero le puedes ver las tetas a la cocinera… Una por otra… -pensó en voz alta-.

El impaciente sonido de una bocina lo trajo de vuelta. Pisó el embrague, pasó primera y con amorosa delicadeza presionó el pedal del acelerador. Rocinante, con algo de esfuerzo, pudo notar Paul, inició su cansino rodar. –está recién ajustado, baboso… no lo fuerces-, se dijo.

Conducía, lento, pues se notaba distraído. Avanzó otro par de cuadras y de lejos vio que una pareja joven lo hacía parar. Discutían. Su razón le gritaba que siguiera de largo y además quería esos completos. Sin embargo, al estar a menos de 10 metros, el asombroso cuerpo de la mujer lo convenció, al menos de preguntarles su destino. -Los llevo solo si van cerquita-, se dijo.

Mujer: buenas noches, mi chamo. Mi amigo acá presente y su servidora, María Luz Dey necesitamos llegar a Hospicio, Usted nos podría llevar a los dos y cuánto nos cobrarías.
Paul: Si usted se sienta adelante, 5 mil por los dos.
Mujer: jjjajajajaj… Y si me siento atrás?
Paul: pues lo usual. 10 mil.

Paul alcanzó a escuchar al hombre recriminarle el presentarlo como su amigo. -Mejor te callas, burro infiel y cochino, acaso crees que soy como tú. Un desleal, un animal poco confiable, pues fijáte que no… y al fin y al cabo, hago lo que quiero.- le replicó, aireada.

Mientras peleaban, pudo verla mejor… Era una diosa. Una modelo. Delgada, 1.70 mts de altura. Un negro, ondulado y largo cabello combinaba perfectamente con el aceitunado tono de su tersa y suave piel.

Dos  largas y estilizadas piernas, que empezaban en un par de perfectos pies de uñas cuidadosamente pintadas y remataban en anchas y femeninas caderas coronadas por un culo épico. Sus tetas no eran grandes, pero sí, inmaculadamente simétricas. Al ojo, le tincó un 75-60-90.

Traía puesto un ajustado vestido de spandex color negro hasta medio muslo. Una corta chaqueta de cuero del mismo color combinaban con un dorado par de zapatos descubiertos con terraplén y una pequeña cartera a juego.

De verdad estaba enojada la señora. Lágrimas clandestinas corrían por su bello rostro. Era como ver a esas mujeres perfectas que salen en las teleseries venezolanas… Ostentaba discretamente, con elegancia, un indefiniblemente femenino garbo… -A quien se parecía,- se preguntó, Paul, no por última vez. Después de acomodarse, de un portazo, cerró la pobre puerta de Rocinante…

Paul:  Oiga, entiendo que esté molesta o triste, pero no me trate mal a Rocinante, por favor…
Mujer: Quién es Rocinante?
Paul: el cacharrito al que se acaba de subir.
Mujer: jajajaja… De verdad tiene nombre su vehículo?
Paul: por supuesto… es mi compañero. Le puedo decir algo?
Mujer: diga usted.
Paul: se ve más bella aún cuando se ríe… yo que su amigo pensaría en eso al tratarla. Y hablando de él… se va a subir o no?
Mujer: no… él se queda.

II

Dicho esto, Paul pisó el acelerador y Rocinante salió sin más demora. Por el retrovisor pudo verlo. Desesperado haciendo señas y sacando el teléfono de su bolsillo derecho. El móvil de la mujer comenzó a sonar. Tranquilamente con sus manos de manicure, tomó el celular solo para apagarlo antes de, en el fondo de su bolsito, depositarlo con abandono. Sonrió.

Mujer: Ustedes los hombres me tienen aburrida. Son todos iguales. Mentirosos, desleales y se comportan como si fueran unos brutos animales…
Paul: Estoy completamente de acuerdo con usted, mi bella dama… Por lo mismo no me gustan los hombres y sí las mujeres…
Mujer: jajaja…jajajaja jajajaj. Me gusta tu tipo de humor. Me haces reír.
Paul: A qué parte de Hospicio va, mi señora?
Mujer: A ninguna… El bruto que dejamos tiene que ir… yo lo acompañaba como una estúpida… Sabe lo que me hizo, el desgraciado ese???
Paul: -La miraba fijamente a los ojos. Ella solo veía amistad y empatía. Le sonrió y dijo,- Mire mijita. Si de verdad quiere contarme eso y además no quiere ir a su destino la invito a un lugar especial que aún no abre al público, pero que pronto lo hará… El cuidador es amigo mío y por un chacarero es capaz de hacer casi cualquier cosa…
Mujer: jajaja… jajajaj… Me gusta ese amigo tuyo… jajajaj. Acepto la invitación con dos condiciones…
Paul: usted dirá…
Mujer: no me trate de usted… puede llamarme Luz Dey y solo voy si hay tequila o ron…
Paul: jajaja… jajajaj… no hay problemas… vamos por el chacarero, el tequila.

Enfilaron a Rocinante hacia la botillería. En el trayecto le contó que era hija de un diplomático Venezolano. Que llegó a los 10 años al país. Que vivió con su madre desde ahí acá y en un viaje para ver a la familia en Venezuela, conoció al hombre que acababan de dejar botado, quien era su esposo con el cual estaba enojada por sus constantes infidelidades.

Paul la miró bien ahora. Estaba a unos centímetros de ella. Su rostro era hermoso… Ojos azules, generosa boca de gruesos labios y una recta y fina nariz le proporcionaban una belleza hipnotizante.

Luz Dey: Estos últimos 3 años le he dado todo… He vivido para él… Soy una mujer de 25 años que espera lo que toda mujer quiere: sentirse escuchada y amada… Sabes que me negó lo único que le he pedido… me dijo que a los 28 recién pensara en hijos.
Paul: no olvides aparte de escuchadas y amadas, incluir, en una listo en ningún caso taxativa, comprendidas, obedecidas, mimadas, consentidas, etc., etc., etc.…
Los dos: jajaja… jajajaja jajaja.
Paul: Pero hablando en serio… El hombre se veía mayor que 25… de unos 45, diría yo… o me equivoco?
Luz Dey: 47, Paul… Comencé a sospechar esta última vez cuando de pronto dejamos de hacer el amor todas las noches… Al principio fueron 3 veces a la semana. No tardó en ser 1 vez al mes… y ahora es… casi nunca…
Paul: -palmeándole la espalda, pues la mujer rompió en llanto.- Tranquilita… ya llegamos… 5 minutos para la pena y ya. Lo demás es un desperdicio. Ven, vamos a tomarnos unos tequilas con mi compadre Panchito.

III

La fachada eran tablas clavadas al suelo. El frontis donde estarían las oficinas y recepción era aún obra gruesa. La caseta estaba vacía. Sobre la mesa había una nota dirigida a Miguel. Paul la levantó y sonrió al leerla… decía: Micky, voy y vuelvo… el tablero de ajedrez está debajo de la televisión y el whisky donde siempre. Pancho. Le mostró la nota a Luz Dey. Tras leerla, sonrió…

Siguieron caminando hacia su destino… Éste se encontraba unos 50 metros desde la caseta, detrás de una cortina de pesados plásticos negros. Antes de entrar, Paul encendió las luces. Ambos quedaron impresionados, pues las 10 líneas de bwoling estaban totalmente terminadas.

Cada línea estaba equipada con dos sofás de tres cuerpos paralelos entre sí. En medio había una mesa rectangular de 80 cms de alto, 200 cms de largo y 120 cms de ancho. A tres metros de altura justo donde comenzaba cada línea colgaba una televisión de 50 pulgadas.

El suelo parecía recién pulido, pues brillaba y reflejaba el techo como un espejo. Así supo Paul, sin querer queriendo como decía el entrañable Chavo del 8,  el color de la ropa interior de Luz Dey.

Sin ponerse de acuerdo, ambos se dirigieron directamente a los sofás de la última línea. Cada uno se sentó enfrente del otro. Paul sirvió los dos primeros cortos y tras chocar los vasos, dieron cuenta de ellos de un trago. Sonrieron.

En menos de 30 minutos ya habían tomado 3 cortitos cada uno. Durante esos minutos, Luz Dey pasó de la alegría a la tristeza, de la carcajada al llanto desconsolado, abruptamente… Las emociones la controlaban y el alcohol no la ayudaba con eso.

Paul: Tranquila… Llora si es lo que quieres hacer… te hará bien… Eso… bota todo para fuera…
Luz Dey: -Abrazada a Paul, aún sollozaba, el rímel corrido-. Debo estar horrible.
Paul: -alejándola de su pecho para mirarla a la cara- Definitivamente…
Luz Dey: jajaja… jajaja… Oye Paul… te puedo dar un beso.
Paul: pues qué esperas…
Luz Dey: -Se acercó y apenas rozándole con sus labios, los de él, le dijo.- Eres un hombre diferente… Gracias.

La mujer se levantó y tomando una bola, la arrojó. Fue tan malo el tiro que, se perdió por el costado. Ambos rieron de buenas ganas. Necesitó de tres intentos más para dejar solo un pino en la línea.

Entonces,  mientras Luz Dey, descalza, sin chaqueta y con una bola de bwoling en las manos, apuntaba su tiro para derribar el último pino en pie, un sonriente Paul servía el cuarto trago.

Luz Dey: si lo boto, te lo tomas de una… porque veo que no te hace nada, en cambio a mí me tiene casi totalmente ebria…
Paul: ok… pero si fallas… el siguiente tiro lo haces mostrándome tus pechuguitas…
Luz Dey: es una apuesta.

El tiro se fue por el costado. Luz Dey de espalda a Paul y con la cabeza gacha, lentamente dio la vuelta hasta quedar de frente al hombre. Sin mirarlo y casi con un hilo de voz, empezó a hablar.

Luz Dey: Sé que una apuesta es una apuesta, pero me da mucha pena tener que hacer lo que me pides… Nunca le he puesto los cuernos a mi esposo y esta situación me incomoda un poco.
Paul: -con una sonrisa paternal en sus labios- Tranquila, mi niña… si no quieres o no puedes hacerlo, yo no te juzgaré… Es un juego, entiendes… solo un juego y nada más…
Luz Dey: Gracias por comprenderme…
Paul: además entiendo que eres una mandoneada, una esposa que no hace nada sin consultarle al esposo y está bien… eso no es ni malo ni bueno, sino todo lo contrario…
Luz Dey: -sonriendo- jajajaj… sabes que no es así…
Paul: en fin, macabea, tira de nuevo a ver si le apuntas ahora…
Luz Dey: -echándose el vaso al coleto, dijo con la lengua media traposa producto del alcohol.- yo no soy ninguna maca… qué es una macabea… no importa. Lo que sea, estoy segura no serlo y para demostrarlo te apuesto esta vez que si fallo, el siguiente tiro lo hago completamente desnuda, pero si lo boto, te tomas lo que queda de la botella de un solo trago… vale?
Paul: lo que digas, corazón… para un simple taxista como yo, compartir con una fabulosa e inteligente mujer como tú es más que el premio mayor… así que, por decirlo de algún modo, verla aquí, tal como estás ahora es lo mejor que me ha pasado en un mes de días lunes…

Se sonrojó… Luego, después de quitarse con un sexy gesto un mechón de cabello que le caía sobre el rostro, tomó la bola y, con andar vacilante centímetros antes de la línea, la soltó solo para que rodara casi todo el trayecto por el canal lateral. –Uy- dijo… Acto seguido, tomó su ajustado vestido, quitándoselo por sobre su cabeza, de una sola vez.

IV

Los rosados pezones de Luz Dey quedaron al descubierto. Apuntaban inhiestos hacia adelante, enmarcados en pequeñas u definidas aureolas. Su coño estaba totalmente depilado… Era ver una guitarra de un metro setenta… Mantenía la vista pegada al piso.

Luz Dey: estás contento, Poly.
Paul: jejeje… Poly… está bien… Me puedes decir cómo quieras… La verdad es que contento no es la palabra que describe lo que siento…

Mientras hablaba, Paul no le quitaba la vista de los ojos y paralelamente frotaba su entre pierna por encima del pantalón. Su herramienta ya estaba a media máquina, pugnando por salir de su encierro.

Luz Dey caminó hacia el sofá. Graciosamente tomó asiento para luego, con otro elegante movimiento, cruzó sus estilizadas piernas. Paul no dejaba un segundo de mirarla a la cara, mientras apoyaba su espectacular culo en el sofá ubicado frente a él.

Rodillas juntas, erguida. Apoyó la espalda en el respaldo, quedando semi acostada. Cruzó las piernas. Sus manos no cesaban de moverse… Iban desde el vientre hasta sus tetas.

Luz Dey: Mi esposo es el único hombre con el que he tenido intimidad… Hace unos años, poco antes de casarme, vi en una película cómo un hombre le hacía el amor a una mujer, pero de forma brusca, hosca, casi animal. Esa escena me quedó grabada. Mi marido nunca hizo conmigo algo así. Por el contrario, siempre fue gentil, tierno y amoroso... No me mal entiendas, chamo. Lo amo, pero no soy feliz y siento que a él poco le importa.
Paul: perdóname que te diga que suenas como una chiquilla caprichosa.
Luz Dey: Eso te parece??? Qué me dirías si te contara que, de acuerdo con lo que he escuchado y leído es un orgasmo, nunca he sentido uno. O que llevo meses sin tener relaciones y que no he dejado de pensar seriamente en que soy yo la culpable de todo esto… y no sé qué diablos hacer…
Paul: te diría que uno, tú misma con tus manos debieron hace tiempo darte el primer orgasmo, dos eso no te lo puedo creer, viendo el tremendo pedazo de hembra que eres. En el lugar de tu esposo no te daría tregua… tres, en parte, siempre uno es culpable de lo que le pasa, pero en parte no… No debes ser tan dura contigo, bombón… y cuatro… o te vistes ahora mismo o me dejas acariciarte…
Luz Dey: Solo si me prometes que puedes hacerlo como en la película de la que te charlé…
Paul: Cosita más rica… venga para acá. Siéntese al lado de su Poly que le va  hacer ver estrellas. Eso. Abra las piernas… Eso, así mi cosita linda…

Luz Dey yacía acostada de espalda, con ambas piernas totalmente abiertas mientras las manos de Paul acariciaban todo su cuerpo. Comenzó, de pronto a pasarle la lengua por el cuello, la boca, detrás de las orejas, bajando lenta, pero inexorablemente a sus tetas…

Entonces, abrió la boca lo que más pudo con el fin de meterse casi toda la pechuga derecha de la excitada mujer. Los primeros gemidos fueron la alarma para comenzar a pasarle los dedos por su ya húmedo coño.

Los ojos cerrados, la boca en un lujurioso y mudo rictus y las caderas sacudidas por fuertes espasmos, le indicaron a Paul que Luz Dey iniciaba el disfrute del primer orgasmo, no de la noche, sino de su vida. Aún no la penetraba ni con la lengua y Luz Dey se desvanecía en el placer.

Luz Dey: -con la voz ronca y una amplia sonrisa- Tan rico y tan cortito el momento… Tanto tiempo esperando por unos cuantos segundos de tan maravilloso placer.
Paul: quieres sentir más???
Luz Dey: Se puede sentir más???
Paul: jejejeje… ven para acá… esto, mijita, recién está empezando…

V

Épico era la palabra para describir el momento… Ahí estaba esa increíblemente bella mujer: desnuda. La espalda arqueada. Gimiendo con los ojos cerrados, como si estuviera en su casa debido al fuerte y ascendente mete y saca que Paul le estaba proporcionando con sus dedos corazón y anular de la mano derecha…

Al mismo momento que con la izquierda tomaba un sorbo de tequila, Paul recordó el por qué le resultaba familiar… Le costó caer, pero al final lo logró… Definitivamente Luz Dey tenía mucho más que un aire de parecido con Catherine Zeta Jones. El color de los ojos era quizás la única diferencia con la reconocida y talentosa actriz.

Ese pensamiento le causó una indefinible satisfacción. Sonrió para sí. Dejó el vaso sobre la mesa y volvió a centrar su atención en la hermosísima mujer que tenía completita para él. Aumentó aún más el sube y baja de sus dedos y la respuesta de Luz Dey no se hizo esperar.

Las abundantes emanaciones que brotaban de su coño contribuyeron con una mancha más al tapiz del sillón… Su vagina no dejaba de exhalar aromáticos fluidos. Sin sacarle la mano del coño, le besó ambas tetas. Abrió los ojos y sonrió.

Luz Dey: Qué me has hecho, Poly…
Paul: yo lo llamo el tratamiento Van Der Collins… Te está gustando, querida?
Luz Dey: cómo… esto no es todo???
Paul: vamos por parte, amor… le agrada hasta el momento?
Luz Dey: mucho.
Paul: Perfecto… podemos continuar?
Luz Dey: si…
Paul: -Mostrándole su polla y posándole suavemente la mano en la nuca- entonces, cosita de papá, tome, es toda suya…

Sin más preámbulos, la mujer comenzó a mamarle la verga a Paul. Por varios minutos a ratos lento a ratos como un poseso, estuvo follándole la boca. Conocía a varias que de verdad les gustaba mamarla, pero esta hembra, en serio, tenía vocación para ello.

Tuvo que tomarla de ambos hombros y levantarla él para que le soltara la corneta. La acostó de cara a él. Puso cada mano en sus rodillas. Sonriéndole, gentilmente comenzó a separarlas. Ella también sonrió. Estaba entregada al placer.

Con sus miradas trabadas en una poderosa conexión, Paul acercó su verga hasta la entrada del completamente depilado coño hasta dejar la punta de la misma a las puertas de la gloria. Luz Dey suspiró.

Paul: Quiero que sepas que no solo eres definitivamente una hembra hermosa, sexy y exquisita, sino que también la mujer más sensible, inteligente y bella que he conocido. Jamás creas otra cosa de ti… Ahora bien, querida… quieres hacer el amor o follar???
Luz Dey: puedes ser considerado y brusco; amoroso y rudo; amante y violador… todo a la vez… ¿puedes? –Sus últimas palabras fueron casi una súplica-.

Entonces, la sonrisa desapareció de la cara de Paul. Frunció el ceño, tomó con firmeza cada cadera de la mujer e inició una follada a todo ritmo. Los quejidos de Luz Dey no se hicieron esperar. Sus tetas se balanceaban a buena velocidad. Por varios minutos estuvieron así, durante los cuales dos orgasmos seguidos invadieron los sentidos de la mujer, hasta que de pronto, bruscamente, Paul, retiró su verga solo para, brutalmente, volverla a clavar hasta el fondo.

Tras unos segundos inmóvil, reinició el mete y saca, pero esta vez, tierna, gentil, consideramente. Besaba su cuello, rostro y boca con una contenida pasión. Si bien hacía unos segundos Luz Dey estaba siendo follada, en ese momento, sin dudas, le hacían el amor.

Más del doble de tiempo se dieron mutuamente placer. Hacía casi dos minutos ya que Luz Dey estaba emborrachada de lujuria producto de una cadena de sucesivos orgasmos. La mujer no solo era bella, rica e inteligente, sino que además, multiorgásmica.

De súbito, Paul comenzó a aumentar el ritmo. Estaba a punto de correrse.

Paul: Me voy, chiquitita, -le dijo al tiempo que le sacaba la verga para acabar en su vientre-.
Luz Dey: -cruzando los pies por sobre la espalda de Paul- Para dónde vas, papi… dámelo todo… lo quiero adentro… ahhh… que rica sensación, Poly… ahhh…

Se acomodaron de modo de quedar abrazados. Aún con la respiración agitada, Paul se levantó. Voy y vuelvo, le dijo.

Se calzó los pantalones sin ropa interior y tras ponerse los zapatos partió camino al baño y a saber qué diablos pasaba con el pancho. No tardó en descubrirlo. Ambos amigos estaban escondidos detrás de unos pallets.

Paul: desde cuando están ahí, mirando y pajeándose como cabros chicos los muy zopencos…
Miguel: te lo decimos solo si la compartes… Por la dentadura postiza de mi abuela, es una diosa, Paul…
Pancho: La rubia… cómo se llama… bueno no lo recuerdo, pero para el caso… esa rubia, les decía, sí que es una exquisitez de mujer, pero ésta, hermano… ésta se sale de la escala..
Paul: -con una sonrisa dibujada en su rostro- Estoy de acuerdo, amigos… Su nombre es Luz Dey. No les prometo nada... Veré qué puedo hacer. Ya saben que la regla es que debe ser voluntario, pero creo saber cómo… Ahora díganme... desde cuándo están espiando.
Miguel: yo, desde un poco antes que se desnudara. Cuando llegué este zoquete ya estaba aquí.
Paul: payasos... Esperen acá. Si pasa algo, les aviso...

Luz Dey vestida se encontraba acostada en el sofá. Al verlo, sonrió y como se le hubiese leído la mente, abriendo las piernas le mostró que no llevaba ropa interior. Paul sonrió satisfecho. Al tomar asiento, con delicadeza apoyó en sus piernas la despeinada, pero no menos atractiva cabeza de Luz Dey.

Paul: -acariciándole el pelo y la teta derecha- cómo te sientes, preciosa?
Luz Dey: nunca antes me había sentido así… no me mires así, pesadito… es en serio a pesar de lo cursi que suena. La sensación de satisfacción, de plenitud es total… no sé si me logro explicar, cariño.   
Paul: te entiendo… tú me haces sentir exactamente lo mismo… sabes… no mejor que no. Olvídalo… Tienes hambre o sed?
Luz Dey: No, no desvíes el tema. Después de lo que hemos hecho creo me debes, al menos, franqueza. Puedes decirme lo que sea.
Paul: Está bien. Recuerdas a Pancho???
Luz Dey: si, tu amigo.
Paul: pues él y Micky… ellos, lo vieron todo…
Luz Dey: ay qué pena me da escuchar eso… cómo es que lo sabes??? Ellos te lo dijeron? –Asintió.- Ya veo… y qué más te dijeron?
Paul: bueno… parafraseándolos, y en pocas palabras, señalaron lo asombrosamente bella y rica que eres y el incontenible deseo que los consume por dentro de poseerte después de verte en acción… Perdona si te ofendí, querida mía, pero fuiste tú la que me pidió…
Luz Dey: -ubicando su dedo índice sobre mis labios- no me has ofendido, cariño. Para ser honesta contigo, me siento confundida. Estoy Halagada, excitada y temerosa a la vez… No sé qué hacer. Es eso, amor.
Paul: -acariciándole el rostro con ternura- suena bonito como me llamaste, pequeña… pero la cuestión acá es… si me estás preguntando, veladamente, qué debes hacer??? La respuesta es qué es lo que tú quieres hacer?
Luz Dey: Tienen más tequila?
Paul: -sonriendo y levantando la mano a sus amigos- No, pero si un buen whisky. Quieres que te tape los ojos, preciosa?
Luz Dey: no, amor… quiero verlo todo…

Continuará…