Hoy es:

Instrumento de una dulce... ¿venganza?


Las apariencias engañan... La esposa de mi jefe, por ejemplo, tiene la imagen de ser una mujer seria, recatada y respetuosa de su esposo. Mi jefe, en tanto, siempre me pareció un generoso y gentil hombre y cuando la vida los probó, resultó que...

El día de mi cumple había decidido encontrarme en el bar La Chimenea con los cabros. Quedaban menos de 15 minutos para terminar mi horario laboral cuando mi jefe, don Juan José Irarrázaval Martínez (don Juanjo), me llama a su oficina.

Don Juanjo: Necesito hablar contigo algunas cosas, Daniel... Tienes tiempo para mí?
Yo: -pensando en que no le podía decir que no, sencillamente porque el viejo era demasiado buena persona- Por supuesto, don Juanjo... -dije, mas pensé-, justo hoy, por la #@%&#!
don Juanjo: Te puedo ofrecer junto con el asiento, un vaso con whisky? Lo quieres con o sin hielo... Oh! igual a mi... sin hielo...
Yo: don Juanjo, soy todo oídos...

Entonces, como si un dique se hubiese roto, las palabras brotaron, átonas de sus labios, confesándome que, a pesar de conocerla hace menos de un año, lo mucho que amaba a su mujer, pero que sentía que ella nunca le había correspondido del todo... 

Decía que era distante con él y en la cama fría como un témpano. Incluso llegó a pensar que estaba con él por el dinero y la posición, pero que lo dudaba pues veía que ella era así con todo el mundo.

Tampoco le agradaba el hijastro, el cual había criado desde la adolescencia, que ella le había presentado. Nunca confió en él, pero no tenía de qué quejarse, ya que desde siempre supo de su existencia. Su nombre era Patricio. Alto (1.90 mts), fornido, moreno y dicharachero. Era hijo de su anterior marido, el cual murió de un ataque al corazón.

Don Juanjo: mira, campeón. Necesito me hagas un favor personal. El sábado, Fresia dará una pequeña fiesta en la casa de la playa y yo no puedo ir por trabajo. Necesito que vayas y estés atento a lo que pase... Puedes hacer eso por mí?
Yo: A ver si entiendo... Lo que usted quiere es que las haga de sapo en la fiesta por si su esposa o su hijastro se mandan alguna embarrada y venga corriendo hasta acá y se lo cuente... es eso?
don Juanjo: pues... si...
Yo: pero...
don Juanjo: mira cabro, no puedo asegurarlo, pero siento dentro de mí que esta mujer no es como se muestra... No sé cómo explicarlo... pero... En fin, puedes o no?
Yo: y por qué no instala cámaras?
Don Juanjo: porque eso sería demasiado obvio y la idea es que no se sienta amenazada para que si está haciendo algo turbio, lo siga haciendo confiada... Entiendes?
Yo:: a qué hora es la fiesta y dónde es??? Ahí? pero don Juanjo... cómo llego si usted sabe que no tengo vehículo y solo se llega o en carro o caminando.
Don Juanjo: eso es un sí?
Yo: sí, don Juanjo.
Don Juanjo: perfecto. Toma... acéptalo como pago por tus servicios.
Yo: -mirando el interior del sobre- pero don Juanjo... esto es mucho dinero... usted quiere que observe o que mate a alguien???
Los dos: jajaja ajajaja ajajaja
don Juanjo: tal vez no que mates... en fin... toma. -Dijo al tiempo que me aventaba una llave de auto enganchada a una pequeña bola 8-. Feliz cumpleaños... está saliendo del ascensor en el -2, a la derecha.
Yo: -con la boca abierta- pero don Juanjo... le digo al tiro que me gustan las mujeres...
Los dos: jajaja ajajaja jajaja...

Poco rato después nos despedimos. El resto de la semana no hablamos del tema. Le día de la fiesta, la señora Fresia lucía espectacular... 

II

Alta (1.73 descalza) y de voluptuosas formas (90-65-95). En el bello rostro resaltaban sobre sus altos pómulos un expresivo par de verdes ojos separados por una pequeña y fina nariz la que se sostenía sobre una boca coronada por sensuales y gruesos labios. Todo enmarcado en abundante, largo y ondulado cabello color bronce. 

Si bien, rondaba los 50, su cara y cuerpo decían otra cosa. Sin exagerar no representaba más de 35 años. La caracterizaban su garbo, desplante y el increíble cúmulo de experiencias que nos contaba, en un agradablemente grave tono de voz, utilizando el más correcto y amplio vocabulario. Era una mujer fascinante, encantadora, hermosa, inteligente y con un caminar elegante y sensual.

Normalmente lucía o vestidos ajustados, pero con escotes muy moderados cuando los había, o trajes de dos piezas con faldas largas hasta justo encima de la rodilla. Prendas que eran acordes a sus modales aristocráticamente finos.

Enfundaba sus piernas largas y bien formadas en pantis de colores de acuerdo al atuendo del momento y calzaba sus delicados pies de largos dedos en zapatos de charol con el taco alto y ultra delgado que combinaban con la cartera, el cinturón y/o los aros.

Esa noche, mi jefa tenía puesto un escotado, corto y ajustado vestido de fiesta color negro que contrastaba y por ello resaltaba aún más su llameante cabellera y generosas y femeninas curvas. Cuando cruzamos las miradas mediando la fiesta, me saludó fría, pero cortésmente.

Unos minutos después, noté que su hijo la llamaba y juntos salieron hacia el estacionamiento privado de la casa. La verdad no me pareció extraño hasta el momento justo antes de traspasar el umbral de la puerta. La mano derecha de él se posó cariñosamente en el glúteo del mismo lado de ella. Fue tan fugaz que me demoré en reaccionar tratando de descifrar si lo que mis ojos me mostraron era lo que pasó o lo que yo creí ver...

Después de un corto debate decidí ir a mirar... La casa aún estaba repleta de gente, pero nadie traspasó la puerta después de ellos... Al llegar acerqué mi oído y luego, lentamente la abrí. Todo era oscuridad excepto por una luz interior de un carro. Desde donde me encontraba pude ver claramente a la señora Fresia con las tetas al aire, rebotando sobre su hijastro... Tras el shock, tomé mi pequeña cámara e inmortalicé el momento... En cuanto terminé de sacar las fotos, tomé mis cosas y me fui de la fiesta... El viejo tenía razón... 

III

El lunes por la mañana quise hablar con don Juanjo de inmediato, pero él no apareció por la oficina sino hasta cerca de la hora de salida. En cuanto todos se fueron, me llamó... Le mostré las fotos y en vez de ver a un hombre dolido, sufriendo, vi a uno que corroboraba una idea que le inquietaba el corazón...

Don Juanjo: me duele, cabro, pero no me sorprende... en el fondo, lo sabía... me quiero divorciar, pero si no es por adulterio, esta mujer se llevaría la mitad de todo sin haber hecho nada por ello... Me comprendes, chico...
Yo: perfectamente jefe, pero ya tiene fotos y un corto video que prueba el adulterio...
Don Juanjo: debe ser una conducta recursiva y no aislada...
Yo: y eso es español significa que???
Don Juanjo: que debo tener pruebas de más de una infidelidad...
Yo: tendríamos que vigilarla por más tiempo...
Don Juanjo: no... quiero botarla lo antes posible... ya sé... no vamos a esperar a que me engañe con otro... vamos a propiciar que lo haga... y tú vas a ayudarme...
Yo: yo???
Don Juanjo: si... tú te vas a follar a mi esposa y lo documentarás para poder divorciarme de esta perra mal agradecida y mentirosa...
Yo: que yo que voy a qué???
Don Juanjo: lo que escuchaste... ahora déjame pensar cómo...
Yo: lo dejo entonces, jefe... nos vemos mañana...

Los días, fueron semanas y las semanas meses y el jefe actuó en forma normal... Incluso llegué a pensar que lo había olvidado todo, por lo que hice lo mismo. De improviso, un día me pidió quedarme después de la hora y como había pasado el tiempo no se me vino a la mente el tema, sino que supuse que necesitaba revisar cómo iba la empresa...

 Don Juanjo: -en cuanto entré- entra... cierra la puerta y toma asiento, por favor, Daniel... Llegó la oportunidad que estaba esperando... Patricio debe viajar por trabajo por lo que no estará el fin de semana. Necesito me escuches... mañana en la noche invitaré a dos parejas amigas e incitaré a Fresia a beber.. Cerca de las 11 pm llegas por una eventualidad en el trabajo y por ello deberás pernoctar con nosotros. Entonces, en algún momento, los dejo solos y... haces lo tuyo...
Yo: y si no le gusto...
Don Juanjo: tonterías... la tercera habitación del segundo piso será dónde dormirás, pero a Fresia le indicaré que será la que está junto a la nuestra, por lo que, de seguro irá a la contigua que es la que te mencioné.
Yo: por qué?
Don Juanjo: porque esa tendrá cámaras...
Yo: oiga jefe... no lo tome a la ligera.. y si no le gusto?
Don Juanjo: tranquilo... Fresia ebria, he notado, es otra mujer... por eso antes, nunca tomaba delante de mí...
Yo: espero no se equivoque...

Pasadas las 11 de la noche, estacioné mi auto en la entrada de la casi mansión de mi jefe. Estaba nervioso, por lo que decidí abrir dos mini botellas de Jack Daniels... Estaba en eso cuando la última pareja era despedida por los anfitriones. Al ver mi auto, Fresia le avisó de mi presencia a su esposo quien, alzando su brazo me instó a acercarme.

Don Juanjo: gracias por venir a esta hora, Daniel... es mi notebook como te lo dije... no puede morir y mañana lo necesito... ven, pasa...
Yo: buenas noches Sra Fresia... muéstreme al paciente, don Juanjo...
Don Juanjo: Fresia querida, puedes llevarlo y mostrarle el equipo... los alcanzo de inmediato.
Fresia: Sígueme por acá, Daniel...

IV

En el despacho y con más luz, noté que la esposa del jefe tenía los ojos vidriosos y evidentes manchas en su pecho producto del exceso de alcohol en la sangre... Mientras "revisaba" el PC de mi jefe, su esposa se miraba al espejo, posando coquetamente. Entonces recordé... "pon música... le encanta el grupo Soda Stereo".

Fresia: -moviéndose tímidamente- Me encanta esa canción... Te gusta la música de los ochenta?
Yo: y la de los 70 y 90... por qué me lo pregunta, señora???
Fresia: a mí también me gusta ese tipo de música... me dan ganas de bailar... oye Daniel, te puedo ofrecer algo de beber?
Yo: whisky, por favor, señora.
Fresia: entonces, dos whiskys... pero antes al baño... voy y vuelvo.

En cuanto quedé solo, acomodé una cámara de modo de tener una panorámica de todo el cuarto y activé la cámara de su notebook. Entró unos minutos más tarde tambaleándose en los zapatos de altos tacos por lo que a medio camino se los sacó.

Sirvió y tras pasarme el vaso, dejó caer su cuerpo sobre una silla con ruedas y torpemente se acercó. El vestido apenas tapaba su calzón... Bebió la mitad del contenido de su vaso de un solo trago y se me quedó viendo fijamente por un largo momento.

Fresia: Te falta mucho con eso que estás haciendo?
Yo: por qué me lo pregunta, señora?
Fresia: para saber cuánto rato más tengo que esperar para que conversemos...
Yo: eso lo podemos hacer, señora... incluso si así lo desea hasta bailar... solo debo estar pendiente del proceso... nada más... señora.
Fresia: estupendo... –tomó el contenido de su vaso en un solo trago- bailemos entonces... sube el volumen, me gusta ese tema, también... en realidad me gustan todos los temas de ellos...

Al levantarse perdió el equilibrio y en el intento de sujetarla la abracé por la espalda de tal modo que mis dos manos quedaron sobre ambas tetas.

Fresia: ya estoy de pie, Daniel, puedes soltarme..
Yo: -sacando las manos bruscamente- disculpe, señora... no fue mi intención tocarle sus lindas bubis... yo solo...
Fresia: tranquilo, hombre... gracias por no dejarme caer...
Yo: estoy a sus órdenes, señora.
Fresia: si es así, bailemos...

Bailamos tres temas completos en los cuales no dejó de sonreír y moverse de manera sensual y sexy, levantándose de cuando en cuando el vestido hasta justo antes de mostrarlo todo. Mis ojos se deleitaban con el espectáculo y seguramente brillaban en deseo. El cuarto tema resultó ser una balada... le estiré los brazos solo para fundirnos en un sensual abrazo.

Fresia: hace cuanto tiempo trabajas para Juan José...
Yo: 3 años, señora...
Fresia: 3 años y nunca había notado lo alto que eres y lo bien que bailas...
Yo: pero créame cuando le digo que yo sí había notado lo bien que baila y lo bella que es... usted no pasa desapercibida en ninguna parte, señora...
Fresia: eso lo dices porque no me has visto en las mañanas...
Yo: debe ser la fea más linda del mundo...
Fresia: jajajaja ajajaja jajaja...
Yo: haga algo... vaya y quítese el maquillaje y se pone algo con lo que siempre trajina en la casa... le apuesto lo que quiera que no cambio de opinión...
Fresia: sin maquillaje y con lo que uso para trajinar cuando estoy sola en casa… Es eso?
Yo: le apuesto que al natural se ve incluso mejor…
Fresia: jajajaja… promete que no le contarás a nadie lo que verás…
Yo: le prometo que no pronunciaré palabra sobre esto, pero si lo grabaré… -le dije apuntándome con el dedo índice la sien, pero pensando…- no es tan mentira… no es tan mentira…-
Fresia: dame un  minuto… voy y vuelvo.

V

Miré mi reloj en cuanto la bella esposa pelirroja de mi jefe cerró la puerta tras de sí. Eran la 1 menos cuarto de la madrugada... Menos de 5 minutos tardó en regresar... Tenía el pelo suelto sobre los hombros, tratando en vano de tapar su desnudo cuerpo. Llevaba como único atuendo un par de sandalias. Realmente era una diosa la señora de mi jefe... No podía sacarle los ojos de encima.

Sus femeninas caderas, su pubis adornado por un sutil sendero de bellos color bronce sus delineadas piernas y bellos pies resultaban ser perfectamente armónicos al ver sus firmes y proporcionadas pechugas, ambas coronadas por dos erguidos y rosados pezones…

Fresia: y???
Yo: woooowww!!! Santa cachucha… qué maravilloso atuendo lleva, señora…
Fresia: jajaja ajajja ajajaj…
Yo: Debo confesarle que nunca antes en mi vida sentí envidia, señora mía… ahora envidio al jefe... Tiene a su lado a una hermosísima, exquisita, asombrosa y sexy mujer... usted señora, se ve igual de bien con lo que se ponga... y si me lo permite, se ve mejor aún sin nada puesto… Por cierto, no necesita de maquillaje para lucir bella, porque lo es...
Fresia: -caminó hasta llegar a lado de la mesa. Tomó su vaso y la botella para servirse. De un solo trago vació el contenido. Luego, mirándome, dijo,- gracias, pero uno debe sentir envidia solo cuando no puede poseer algo que otro tiene… Además, estoy segura que  lo dices para no perder la apuesta... –dejó el vaso y tomó la botella-.
Yo: -obviando el comentario sobre la envidia y aceptando la botella tomé un trago- Está en lo cierto, señora bella... no me gusta perder ni jugando a las bolitas, pero en este caso, fue la verdad la que me hizo ganar... solo mírese por favor, señora… es usted… un sueño…
Fresia: Terminaste con el computador de Juan José.
Yo: queeee… este, perdón… sí señora... terminé...
Fresia: -Apoyó su culo y manos en el borde de la mesa, separó levemente las piernas y de un ágil brinco quedó sentada, abierta las piernas, colgando los pies. Levantó su vista y con un ronco tono de voz y en tono de pregunta, dijo,- puedes empezar conmigo entonces...
Yo: lo que usted diga, señora... no faltaba más…

VI

De un salto me levanté de la silla y en tres pasos llegué hasta ella… Entonces, situándome entre sus piernas comencé por tocar sus piernas y besarle los hombros… Lentamente llegué a su cintura acariciándola y a su boca, la que me recibió solícita, caliente, anhelante.

Nos besamos húmeda y apasionadamente por largo tiempo y mientras nuestros labios juntos unían nuestras lenguas en mojados ósculos, mis manos recorrían ávidamente su cuerpo con contenida ansiedad.

Besando cada milímetro de su cuerpo descendí por sus tetas, su adorable ombligo su pubis. Sin que nadie se lo pidiera, Fresia, separó sus piernas de par en par, permitiéndome un acceso total a su húmedo y depilado coño.

Mientras la lengua estimulaba su clítoris, mis dedos incursionaban desde el coño hasta su apretado y rosado culo. Fresia comenzaba a jadear y mover sus caderas en un intento de aumentar la velocidad de las lamidas a su botón del placer…

Fresia: me voy a correr… sigue por favor… ahhhh… ahhhh… no pareeessssssss…

Inmediatamente después de ser invadida por olas de placer producto de un intenso orgasmo, introduje en su coño mis dedos corazón y anular con el fin de iniciar un rápido sube y baja. Fresia reaccionó de una, levantando las caderas… Segundos después eyaculaba a grandes chorros, mojando todo alrededor, incluyéndome.

Mantuve inmóviles mis dedos dentro de su dilatado coño… Conté hasta  tres y comencé de nuevo… Tras unas cuantas veces más donde eyaculó profusamente, la esposa de mi jefe entró en una serie de orgasmos que la mantuvieron en un constante éxtasis por más de un par de minutos.

Durante casi un minuto después de dejar de tocarla para desvestirme, su cuerpo se vio sometido a irregulares espasmos. Cuando su respiración se relajó un poco, abrió los ojos. Al encontrar los míos, sonrió para luego, recostarse sobre su espalda y abrir las piernas.

Fresia: quiero que me folles fuerte, Dani… quiero sentir tu semen dentro de mi… hazlo, por favor… y no me digas más señora…
Yo: como usted diga, se… perdón… cómo digas, Fresia.

Situándome entre sus piernas, con las manos sujeté cada lado de su cadera, jalándola hacia mí. Sin preámbulos la penetré llegando hasta el fondo de una sola estocada, mas no paré ahí. Muy por el contrario, comencé con un ritmo rápido que mantuve por unos 15 minutos…

Ya no aguanta más cuando Fresia, entre jadeos dice, -acaba por favor… no puedo más…- fue un alivio, porque notaba que la colorina se iba una y otra vez sin dar muestras de querer detenerse. Aumenté la velocidad al notar que estaba a punto de correrme hasta llenarle su coño de semen. Caí sobre ella, besándole las tetas.

Fresia: no sigas por favor… nunca pensé que diría esto, pero por ahora no puedo más… estoy atiborrada en éxtasis… quiero, pero mi cuerpo no puede…
Yo: eres maravillosa… y yo sí quiero más de ti, pero también necesito descansar…
Fresia: -levantándose dijo- ven Dani… toma la botella y sígueme…

VII

Caminamos desnudos por el primer piso. Subí las escaleras detrás de ella, hipnotizado con el culo y coño de la esposa de mi jefe. Pasamos la segunda puerta. En la siguiente nos detuvimos.

Fresia: espérame acá… voy a ver a Juan José…
Yo: -tomándola del brazo y metiéndola dentro del cuarto con las cámaras- por qué no lo invitas…
Fresia: me estás tomando el pelo, cierto??? Cómo se te ocurre???
Yo: es tu esposo…
Fresia: pero… no me dan ganas de hacerlo con él… No sé por qué pero… mira… hasta hace unos minutos atrás, pensaba que la razón era porque amaba a mi hijastro… Si el mismo… pero después de follar contigo… ya no pienso igual… no quiero follar con mi esposo porque no me satisface… y me da rabia que solo él disfrute… no sé si me entiendes…
Yo: pero a lo mejor, estando otro la cosa es diferente… mira, Fresia es cierto que no me incumbe, pero como yo lo veo si el jefe te pilla no le va a gustar y este tipo de cosas no se pueden ocultar para siempre… y sé por experiencia que mientras más se demore en estallar la olla, más grande es el daño colateral…
Fresia: y si me manda a freír monos al áfrica con la propuesta…
Yo: debes decirle lo mismo que me dijiste a mi… explícale… el viejo entenderá y si no lo hace… no podrá decir que fuiste deshonesta con él. Qué haces… no se ponga nada… vaya así como está… ya… manos a la obra…

Contrario a lo que mi jefe pensaba… Fresia no era una mala mujer, sino una insatisfecha que necesitaba de los placeres carnales, pues su ardiente cuerpo se lo demandaba a grandes voces. Esa noche, si mi jefe me lo permitía, le enseñaría cómo domar a esta ardiente hembra.

Los minutos pasaban… 5, 7. De pronto, Fresia apareció con mi jefe tomado de la mano detrás de ella.

Yo: jefe… no se enoje… venga y le explico… Con su permiso, jefe, Fresia cariño… podrías ir por más whisky… nos va a faltar ahora que está don Juanjo con nosotros… gracias.

En menos de tres minutos le resumí mis conclusiones y la forma, según yo él debería actuar para intentar sacar la relación adelante, dado que, a pesar de todo, mi jefe me aseguró con lágrimas en los ojos que la amaba.

Fresia, aún desnuda, entró a la pieza con la botella en la mano y cara de no entender lo que estaba pasando.

Don Juanjo: ven esposa mía… ven, que hoy Dani nos va a ayudar a mejorar como pareja…

Hasta bien entrada la madrugada Fresia, saltó de verga en verga, siendo follada ininterrumpidamente por largas horas y gozando como nunca antes lo había hecho…