Hoy es:

La madrastra de mi amigo

Buscando consuelo en su hijastro producto de haberse enterado que su esposo la engañaba desde hace tiempo, la madrastra de mi mejor amigo encuentra algo más que empatía y comprensión.

I

Mi compa de la infancia, Claudio, Fernando y yo habíamos acordado irnos, por dos meses, a la tranquilidad de la costa con el fin de prepararnos para los exámenes finales. La meta era pasarlos todos, pues así podríamos dedicarnos de forma exclusiva a nuestra tesis.

Para lograrlo instauramos un estricto horario que implicaba 8 horas diarias de estudio. Las dos primeras semanas funcionó todo perfecto. Avanzábamos con fluidez sobre cada una de las materias. Finalizando la cuarta semana, habíamos terminado lo que pensábamos finiquitar en el doble del tiempo.

Esa noche decidimos tomarnos un respiro. En rigor fue más de un respiro lo que bebimos. Nos relajamos y conversamos distendidamente al tiempo que jugábamos 21, apostando porotos, lentejas y garbanzos.

Claudio: Hace cuánto tiempo que mis papás se cambiaron de casa, Dani?
Yo: mmmm… hace unos 5 años…
Claudio: mmmm… si… más o menos… recuerdan a la nueva esposa de mi viejo, cierto?
Fernando: es la morena de la foto que sale al lado de tu papá??? No te creo… es una… está entera rica, bro… perdona…
Claudio: naaaa… tranquilo… el caso es que me tiene loco… y lo peor es que lo sabe y me calienta el agüita, pero tan sutilmente que me da miedo tirarme, pues si me rechazara no podría verla a la cara nunca más…
Saben… por otro lado, he notado a mi papá algo extraño… no sé… me tinca que anda en algo turbio… Por eso les propuse hacer esto… para no verlos.
Yo: alejarse es una buena idea, viejito, pero al menos para mí es nuevo eso de encontrar rica a tu mamá… todos los que la conocemos sabemos y lo hemos manifestado, al menos una vez, lo rica que está, pero tú nunca… qué cambió?
Claudio: recuerdas el último cumpleaños de mi viejo, cierto? Tras quedar solos los tres, mi papá, totalmente borracho, le pidió a su esposa que modelara y bailara delante de él, pero para mí… desnuda… desde ese momento todo cambió.
Fernando: estás entero perdido viejito… quieres follarte a tu madrastra…
Yo: no seas hipócrita, Feña… acabas de decir que es entera rica y le sales con esa dosis de filosofía-moral barata… -luego, dirigiéndome a Claudio- mira viejito… ante todo estabas ahí porque esa es tu casa y no lo pediste que pasara nada de lo que pasó… Sabemos que a tu viejo se le arrancan las cabras pal cerro cuando bebe demás y sabemos también que a tu mami no le importa mucho mostrar... o no???
Claudio: tienes razón, bro, pero igual tengo remordimiento en mi corazón, pues de cualquier forma me encantaría poder follármela por todos sus hoyos…
Todos: jajaja jajaja…
Yo: no te culpo por ese anhelo, pero no seas tacaño y comparte po… oye y hablando en serio… es verdad que el tío la está engañando…
Claudio: no lo sé, pero no me extrañaría, pues al menos yo le conozco una caída… ese día del cumpleaños, en un momento cuando embelesado miraba a su esposa bailar desnuda, al oído le susurré que era un tonto engañando a su maravillosa y exquisita mujer y que si ella lo descubría, la perdería… me miró por un segundo con sus ojos vacuos por la embriaguez, para solo decirme, -acaso no te gusta lo que ves que me miras a mi-. Luego continuó observando a su bella esposa…
Yo: ojalá y no lo pille nunca, de otro modo, si se divorcia de tu papá, no la veremos más… y eso sería una pena…
Fernando: a quién le toca?
Claudio: siempre al que pregunta…

II

Unas noches después, cerca de las 10 de pm, un auto se estacionó en el frontis de la casa. Al mirar desde el segundo piso, Claudio se dio cuenta que era su madrastra. Le produjo curiosidad verla ahí, ya que de las tres propiedades en la playa que su papá poseía, ésa era a la que nunca iban por lo rústica y retirada. Se jactó por decidir dejar el carro estacionado a la vuelta y no a la vista.

Desde su privilegiada ubicación vio cómo su madrastra descendió del carro para luego detenerse frente a la escalera de 4 peldaños, dubitativa. Hizo el amago de devolverse, mas como si de súbito tomara una decisión subió uno por uno los escalones. Tocó con tres golpes la puerta.

Claudio: -con una bata para levantarse de algodón; en un tono alto, bajando las escaleras y encendiendo las luces, dijo,- voy… -tras abrir- hola, mamá… qué le pasa?
tía Italia: -entró raudamente y, tras despojarse de su abrigo, dejó caer pesadamente su humanidad casi en medio del sofá de 4 cuerpos, llevándose las manos a la cara, los codos apoyados en las rodillas- perdona que te molesta, Claudio, pero no sabía a quien más recurrir… es que… es que supe que tu papá me engaña… -rompió en un desconsolado llanto.-
Claudio: -sentándose a su lado para abrazarla- tranquila, mamá… tranquila… está segura, cierto… está bien, no tiene por qué mirarme así… se sirve un trago?
tía Italia: por favor, hijo… estás solo?
Claudio: no… arriba están el Dani y el Feña…

Debajo del pesado abrigo, la madrastra de Claudio vestía como si viniera del gimnasio. Un peto amarillo fluorescente sin sostén debajo, una ajustada malla negra de lycra hasta los tobillos y zapatillas deportivas color blanco.

Italia, la esposa del papá de Claudio, es una hermosa rubia con bien puestos 43 años, con un luminoso par de celestes ojos y bellos labios, de 1.67 cm, delgada y curvilínea con dos bien puestos pechos de mediano tamaño, pronunciada cintura, anchas caderas y un redondo, firme y perfecto culo.

Charlaron por espacio de casi una hora, terminando con la media botella de whisky que había sobre la mesa entre los dos. La tía Italia pasaba de la tristeza al jolgorio en cuestión de segundos, emitiendo alternativamente, amargas lágrimas y sonoras y contagiosas carcajadas.

El tema recurrente fue el engaño de su padre, a lo que, mi amigo, en más de una oportunidad, le confesó no entender, pues, le repetía la bella, sexy y exquisita mujer que tenía a su lado. En una ocasión se levantó dando una vuelta sobre su eje a petición de Claudio, llenándola éste de elogios y piropos en el intertanto.

Tía Italia: me sirves el último, cariño…
Claudio: espera… voy por otra botella… están en el cuarto del Dani…

Yo: -En su búsqueda a oscuras, Claudio me despertó.- qué diablos quieres, Claudio???
Claudio: el whisky…
Yo: lo tienes al lado de tu pie derecho… estás tomando solo???
Claudio: no… está mi mam… madrastra conmigo… vino porque necesitaba apoyo, ya que supo que mi papá la engaña…
Yo: dale… apaga la luz y cierra la puerta cuando salgas… chaolín…

III

Desde lo alto de las escaleras, Claudio fue testigo de lo que su madrastra miraba en la televisión. Al instante recordó que lo último que habían visto la noche anterior había sido una película porno… Sintió cómo se le sonrojaban las mejillas.

Pensaba en una respuesta para su madre por lo que no alcanzó a percatarse sino hasta casi el fin de los peldaños que ella, de espaldas a él, observaba atenta la tv no dando señales de notar su presencia. Al darse cuenta de ello, dio media vuelta con la intención de volver sobre sus pasos, encontrándose conmigo a mitad de camino, bajando silenciosamente.

Claudio: -en cuanto llegué a su lado- y el Feña?
Yo: se tomó su pastilla para dormir… no lo despertaremos con nada… qué mujer… dame… espera…
Claudio: ni que lo digas… no sé cómo… espera?? Para dónde vas…
Yo: -vestido solo con bóxer, excitado me acerqué hasta situarme a su lado, de pie. Casi acostada, separadas las rodillas, masturbándose sobre la ropa.- hola tía… veo que compartimos el mismo gusto cinéfilo… necesita ayuda…
tía Italia: jajajaja… ajajjaa… -sentándose como una dama- perdón, es que estoy media borracha y así, me pongo medio… y bueno, encendí la TV y estaba esto… y… -dirigiendo sus ojos a mi paquete- wow… hola, Dani… y Claudio?
Yo: se demorará un poco… está detrás del whisky. Pero que no le dé pena mi presencia… haga como si fuera invisible… le aviso si hay moros en la costa…
tía Italia: -no dejó en todo momento de observar mi verga media erecta detrás de la prenda de algodón. Entonces, mirándome de arriba abajo con una sonrisa en sus labios, dijo- si me porto traviesa, ¿guardarás el secreto?
Yo: soy una tumba…

Retomó la postura anterior, volviendo nuevamente su atención hacia la TV. Entonces, levantando la vista, buscando mis ojos, comenzó a tocar sus pechos, barriga y coño. Un par de minutos pasaron cuando notamos la presencia de Claudio, tocándose, sobre el pantalón, la verga.

Al ver a su hijo mirándola con deseo, luego de un par de segundos de vacilación, la tía siguió auto estimulándose. Poco a poco fue moviéndose de modo de quedar estirada sobre el sofá con los pies hacia nosotros. La pantalla llevaba varios minutos de color azul cuando de súbito, la tía comenzó a contorsionarse en espasmos involuntarios, pues todos sus sentidos eran invadidos por su primer orgasmo de la noche. Sus gemidos y jadeos eran lo único que podía oírse en el aire.

tía Italia: Claudio… este…
Claudio: -llevando su dedo índice a los labios- shuuuuu… será nuestro secreto… déjanos tocarte…
tía Italia: pero con ropa… estamos…

IV

Tras sus palabras, la tía cerró los ojos y alzó sus brazos hasta dejarlos sobre su cabeza. La miramos un par de segundos durante los cuales por medio de señas decidimos cómo comenzaríamos. Claudio, entonces, de la mano la guió hasta dejarla ubicada al medio del sofá.

De inmediato nos sentamos uno a cada lado y, Claudio por la izquierda y yo por la derecha, comenzamos a besar su cuello, orejas, hombros, brazos, torso, pechos. En tanto, nuestras manos tocaban todos los rincones de su bien conservado cuerpo con contenida pasión.

Yo: -al rato- tía… deje que le saquemos la ropa… no le haremos nada que usted no quiera… somos unos cabros buenos…
tía Italia: jejeje… ya, pero yo me la saco… a ver si me dan espacio y, por esta noche solo soy Italia o Ita.

Sin perder un instante, ambos, siempre sentados, nos apartamos medio metro de ella. Sin preámbulos se desprendió del peto; la lycra y el colaless en unos cuantos movimientos felinos, quedando desnuda. Los pezones erguidos, las rodillas separadas, su sensual boca entre abierta.

Nuevamente de un salto quedamos pegados a ella, reanudando la estimulación de su lujurioso cuerpo.  La cosa subió de nivel cuando iniciamos casi al mismo tiempo con los besos en sus ya excitados pezones, primero con ternura para pasar a lamidos y sensuales chupadas que sacaron audibles gemidos.  

 Mientras Claudio besaba desde su pecho izquierdo hasta su boca, tomé la mano de mi amigo con el fin de posarla sobre la otra excitada teta. Luego comencé, lentamente, a bajar por su vientre, besando cada centímetro recorrido pasando de largo sin siquiera rozar su coño.

Durante el camino de vuelta me ubiqué entre las piernas de Italia, quien al sentir mis manos sobre sus rodillas, las separó abruptamente. La miré. Se besaban con Claudio apasionadamente. Desde su depilado coño, brotaban abundantes fluidos. Pasé la lengua para sentir su sabor. Tembló ligeramente.

Antes de cumplirse el minuto chupándole su sabroso coño, Italia comenzó a levantar sus caderas, jadeando sin pudor alguno, entregada, en cuerpo y alma, al placer. Intempestivamente le introduje en su coño la punta de mis dedos corazón y anular, iniciando de inmediato un suave mete y saca que fue aumentando la profundidad y rapidez progresivamente. En cuanto llegué al fondo de su coño implementé un ritmo frenético de una.

Al mismo tiempo que Claudio besaba con furiosa pasión su boca y masajeaba con esmero ambas tetas; con mi lengua estimulaba su excitado clítoris al mismo compás con el que los dedos en su conchita subían y bajaban. Los gemidos y jadeos fueron reemplazados por aullidos de placer en el instante en el cual comenzaba a eyacular, mojándome el pecho con sus abundantes líquidos.

Un segundo después mi lengua continuó afanada en el clítoris de la madrastra de mi compa, lo que duró menos de un minuto, pues una serie de contorsiones involuntarias anunciaban la llegada de un nuevo e intenso orgasmo que dejándola tendida, jadeante, la boca y piernas abierta.

V

Por más de un minuto Italia estuvo desparramada sobre el sofá. En cuanto se le normalizó la respiración, abrió los ojos… enderezó su espalda, bajó la mirada e intentó comenzar a hablar cuando Claudio la interrumpió.

Italia: esteeee… chicos… esteee…
Claudio: lo sabemos…
Italia: qué saben?
Yo: que no eres así, que te dejaste llevar por el momento… lo sabemos…
Italia: es que… si y no…
Claudio: no entiendo…
Italia: es cierto eso que dicen, pero yo no les quería decir eso… de hecho, no lo había ni pensado… lo  que quiero decirles es… fóllenme… tú primero, hijo…
Claudio: sus deseos son órdenes para nosotros, pero no acá… ven… vamos a la pieza…

Caminó desnuda delante de nosotros todo el trayecto. Desde la entrepierna escurrían sus propios fluidos bajando por la cara interior de los muslos. Subió a la cama exagerando cada uno de sus movimientos, hasta posicionarse a lo perrito, ofreciéndonos sus dos rosados, depilados y hermosos agujeros.

Entonces, Claudio se posicionó detrás de ella, pasando su verga desde el clítoris hasta el ano repetidas veces. En una de esas, metió la punta, comenzando un mete y saca con ella. Una, dos, tres… en la cuarta embestida llegó, de una sola vez, hasta el fondo, sacándola completa y volviéndola a meter iniciando de inmediato un bestial mete y saca por un buen rato.

Ya no aguantaba más de la calentura por lo que subí a la cama, dejándole mi verga erecta a la altura de su cara. Abrió la boca ansiosa, recibiéndola todo lo que su cavidad bucal le permitía. Al poco la bella y voluptuosa rubia, esposa del padre de mi amigo, al tiempo que era follada a lo perrito por el coño y la boca coordinadamente y a todo vapor, con su mano jugueteaba con su erecto clítoris.

Por largos minutos estuvimos así. De pronto, Claudio, tomándola de las caderas aumentó drásticamente la velocidad de la follada, pues estaba a punto de correrse. Al darme cuenta, di un paso atrás, dejando a Italia gritarle a su hijastro a todo pulmón que acabara dentro de ella.

Y fue lo que pasó casi un par de minutos después. Al retirarse Claudio, tomé su lugar, penetrándole su inundado coño de inmediato. Largo rato estuve follándola con tierna vehemencia, tiempo durante el cual ella acabó dos veces.

Italia: ya po cabrito, acaba de una vez…
Yo: -sin parar en ningún momento- es que está muy lubricado… si quieres que acabe necesito algo más apretado…
Italia: -entre jadeos- ni lo sueñes… por el culo no…
Yo: -sin modificar el ritmo de la follada- no me vas a decir que el tío nunca te lo ha puesto por el chiquitín…
Italia: -siempre jadeando- lo intentamos… dolió mucho…
Yo: deja intentarlo… si duele mucho, paro… lo prometo…
Italia: -luego de pensarlo por algunos instantes, siempre entre jadeos, afirmó:- qué diablos… te saliste con la tuya… si no es ahora… nunca…
Yo: Claudio, compa… el coño es todo suyo…

Sacando mi verga de su vagina, comencé a jugar con ella a todo lo largo entre el clítoris y su culo, lubricándoselo a cada pasada con sus propios fluidos. De súbito dejé la polla en la entrada de su rosado ano presionando leve, pero insistentemente sobre él.

Si les gustó este cuento y ustedes me lo piden les sigo relatando la segunda parte y final…