Hoy es:

Un masaje para mi concuñada

El alcohol tiene muchos efectos. Uno no menor es que suelta la lengua del bebedor el cual bajo su embriaguez normalmente dice cosas de las cuales en la sobriedad suele arrepentirse de haber pronunciado. 

Lily era parte de la familia hacía dos años y desde el comienzo mi esposa la tomó como la hermana que siempre quiso, pero nunca tuvo.

I

La mayoría de los invitados al primer cumpleaños de nuestro bebé se habían marchado. Las 10 pm se acercaban según el reloj de la pared. Entre bostezos, conversando sentados a la mesa, todos con caras cansadas y algunos más que otros con alcohol en las venas, nos encontrábamos mi suegro (Pato), la esposa de mi cuñado (Lily), mi cuñado (Esteban), mi mujer (Tarella) y yo.

Tarella: -levantándose de la silla hablando con Lily- dile a Dani que te vea eso, ya chiquilla… estoy muerta… nos vemos mañana… Dani les preparó la pieza de siempre para que no manejen ahora…
Lily: gracias Tare…
Tarella: buenas a todos…
Todos: buenas noches…
Yo: vaya no más, amor… yo me encargo de lo que queda…
Esteban: yo también estoy cansado…
Lily: y ebrio, agregaría…
Esteban: bueno… si… un poco… y boston
Yo: Está lista la última pieza para ustedes… que tengan buenas noches… -dije y comencé a levantar la loza sucia que se encontraba encima de la mesa. Al notarlo, Lily me secundó-.
Esteban: buenas… vienes Li..?
Pato: Bueno… yo igual marcho… nos vemos…
Lily: buenas suegro… -luego, hablando con su esposo- vaya tranquilito cariño… termino aquí con Daniel y lo sigo…
Yo: buenas noches, suegro… no es necesario, Lily…
Lily: lo sé, pero igual quiero ayudar…

Mientras recogíamos los vasos y bandejas, Lily, con algo de alcohol en la sangre y a cuento de nada, comenzó a contar infidencias de su matrimonio y las conductas de su marido que ya le molestaban demasiado. Cada tanto llevaba su mano izquierda a su hombro derecho, presionaba e invariablemente su cara evidenciaba dolor.

Durante el rato en el que pusimos orden y limpieza en la sala y el comedor, en varias ocasiones pude ver claramente sus erectos pezones o su albo colaless cuando se agachaba a tomar alguna cosa. En una de las tantas, levantó tan intempestivamente la vista, que alcanzó a notar que la miraba con deseo.

Muchos eran los atributos de todo tipo que mi concuñada poseía, pero el principal, por lejos, eran sus grandes, bellos, duros y bien formados pechos. Casi 1.70 de estatura, delgada, ojos verdes, cabello largo, lacio y negro, de discreto culo aunque proporcionado a su contextura y un par de delgadas y largas piernas.

De alegre y coqueto carácter, gustaba de hacer bromas y poseía el sentido del humor suficiente para reírse de sí misma. Vestía ajustadas blusas (sin sostén) casi todas con exuberantes escotes que combinaba con diferentes tipos de minifaldas, siendo lo cortas el único rasgo en común entre ellas. Son quizás, después de sus impresionantes pechos, sus ojos lo más llamativo en ella.

De cualquier forma, aquella noche, como inmediata consecuencia del choque de nuestras miradas, mi cuerpo reaccionó por sí solo, sonrojándose mi atribulado rostro, al tiempo que la verga daba las primeras señales de activarse… En tanto, la expresión de Lily resultaba completamente indescifrable.

Tal vez por ello, la vergüenza pudo más y dándole la espalda, tomé rumbo hacia la cocina, con el pretexto de comenzar con el lavado de vasos. En el camino hacia mi destino, no dejaba de sentirme el faraón de los estúpidos.

II

Apilé uno por uno los vasos en el lavaplatos, abrí la llave del agua. Estaba tibia y se escurría, rápida entre los dedos. Sentía su curiosa textura cuando una mano en el hombro me devolvió a la realidad.

Lily: dónde estás, Dani?
Yo: -sin dejar de lavar vasos- este… nada… estoy cansado…
Lily: yo también… y el negro se durmió sin hacerme el masaje que me prometió…
Yo: qué tipo tan desconsiderado…
Lily: jejejeje… un poco… la Tare me contó que tú también haces buenos masajes…
Yo: en serio te dijo eso?
Lily: bueno… eso y otras cosas más… igual tenemos harta confianza las dos… y ella me escucha y ayuda harto con mi negro… ya lo conoces…
Yo: entonces, la Tare si tanto es lo que se cuentan, también te dijo que el requisito para recibir uno de mis masajes es la ausencia total de ropa…
Lily: aunque solo sea por dolor en el hombro??? ya po… no me hagas rogar… de verdad me duele… además somos familia…
Yo: -caminando hasta ubicarme detrás de ella.- está bien… solo porque eres familia… descúbrete el hombro… con eso es suficiente… ahora, derechita… eso… saque pecho, los hombros hacia atrás… -en cuanto puse mis manos a milímetros de tocarla, justo encima de la zona afectada con el fin de sentir desde dónde emanaba más calor; su piel reaccionó, erizándose.- tienes frío?
Lily: no… por???
Yo: por nada… es que a Tare siempre le da frio… -le dije, pero eso no fue lo que pensé, pasando mis dedos sobre la zona cero, en lo que sería el comienzo de un mansaje recomendado y prometido por mi esposa a nombre mío en beneficio de su cuñadita como frecuentemente la una le dice a la otra y viceversa-.
Lily: ay… es justo ahí… me duele much… ay…
Yo: puedo sentir el conjunto de nudos… no es uno… son varios…

Después de un par de minutos tocándole la zona dolorida, Lily, a petición mía, comenzó a mover lentamente el cuello… Agregó como aporte personal una serie de sutiles gemidos de alivio… En el fragor del masaje, su prenda resbaló más de lo necesario, dejando al descubierto un erguido pezón del pecho derecho.

Mientras la verga, casi totalmente erecta, se había convertido en una completa molestia dentro de la ropa; mis manos, casi por cuenta propia, bajaban cada vez más cerca del par de tetas más perfectas que había visto. Mis ojos solo tenían espacio para ellas. Estaba a punto de dejarme llevar por la calentura cuando reaccioné, deteniendo de súbito el masaje.  

Yo: ya se disolvieron las pelotas que tenías… -le dije subiéndole el polerón-
Lily: si… ya no me duele, pero también tengo molestias acá, -dijo señalándose la zona lumbar-
Yo: ah no!!! Eso es harina de otro costal…
Lily: ya po… ¿y si cumplo con la condición, y tú vas a la tumba con todo esto… continuarías con el masaje???
Yo: está bien… solo porque somos familia… voy por el aceite…

Todo pasó en cuestión de segundos. Aún al cerrar los ojos lo rememoro con nitidez, pues de verdad me impactó… Recuerdo que al volver, Lily, totalmente desnuda, esperaba semi sentada en la esquina más cercana del sofá, con los ojos fijos en el techo, aunque mirando mucho más allá de él.

Una mano tocaba su pecho derecho y mientras la otra entre sus separadas piernas, aparecía y desaparecía, el pezón izquierdo apuntaba erecto a un invisible blanco, revelando el estado de excitación en el cual se encontraba.

Sin tratar de ocultar mi presencia, caminé hasta quedar detrás de mi concuñada. Al no dar señales de importarle mi presencia posé ambas manos al mismo tiempo en sus hombros, apretándolos ligeramente.

III

Yo: te ayudo?
Lily: -dejando sus manos en el mismo lugar, pero quietas.- jejeje… eres tal como Tare me dijo que eras… chistoso en todo momento…
Yo: siento que sabes más de mí que yo de ti…
Lily: sé que haces masaje grado 1, 2 o 3… quiero que sigas con el 3…
Yo: que quede claro para la memoria histórica que tú lo pediste…
Lily: y tú que no te negaste…
Yo: jejejeje… eso no quedó en actas… ahora… cierra los ojos y solo siente…

Sin premura rodeé el perímetro por el lado más largo. Quería verla. Grabarla en mi retina. Entonces, con gentileza, separé sus rodillas, dejando expuestos su depilado coño y rosado culo para luego comenzar a estimularlos con lengua y dedos ambos orificios con contenida pasión.

Lily: ay… no me gusta por el culo, Dani…
Yo: mensaje recibido, 10 - 4… cambio… pero y los besitos también están prohibidos… siente… -le dije para luego pasar la lengua lentamente por todo el perímetro de su ano-.
Lily: ahhhh… bueno… eso sí… ahhhh… ahhhh… qué… me… es… tasss… haaacienndoooooo…
Yo: quieres que me detenga?
Lily: no… o, o, o… ahhhh…

Involuntariamente, levantó sus caderas en los instantes previos al orgasmo, agitándolas en espasmos en un vano intento de sacar mis dedos de su empapado coño. Tras las oleadas de intenso placer, con los dedos anular y corazón, inicié un frenético sube y baja, logrando segundos más tarde que mojara gran parte del sillón, alfombra, mesa de centro, piso y mi pecho con su tan explosiva como abundante eyaculación.

Lily: -su respirar aún era agitado- de verdad que tienes una esposa que no miente… que sensaciones más ricas acabo de sentir… qué haces…
Yo: -desvistiéndome y ubicándome en medio de sus separadas piernas- qué crees que hago?
Lily: ya veo lo que haces, pero… ahhhh… no… ahhh…
Yo: -con la mirada fija en sus ojos y metiéndole la cabeza, dejándola un par de segundos para luego sacarla por completo, solo para repetir la misma operación- pediste el número 3 o no? Acaso Tare no te dijo en qué consistía? –con la última sílaba extraje la verga hasta quedar con ella, apenas rozando la palpitante entrada a su excitado y anhelante coño.-
Lily: ahhh… solo me dijo que era el mejor de los tres… Ayyy… que rico… métela por favor, pero… Ayyy… hagas lo que hagas, no acabes dentro… ahhhh…
Yo: -mirándola siempre a sus bellos ojos mientras recomenzaba con el mismo juego en su coño y mi mano en su clítoris realizando lentos círculos a su alrededor.- shuuuuu…

IV

Menos de tres minutos de mete y saca, derivaron en un intenso orgasmo que terminó por nublar la razón de la señora de mi cuñado, pues cambiando ella la posición para quedar en cuatro patas, me ofreció sin pudor ambos palpitantes orificios.

Lily: -dando vuelta la cabeza para mirarme- te toca a ti acabar ahora… yo estoy lista… no creo que pueda volver a sentir otro orgasmo… dame con todo lo que tengas…

De una sola embestida llegué hasta el fondo de su profunda conchita, iniciando de inmediato un vertiginoso mete y saca que no tardó en sacarle gemidos a mi concuñadita. Acercándome a su oído le susurré, -tócate el clítoris, por favor-.

Primero apoyé la mano en su glúteo. Luego, con el pulgar comencé a rozar los alrededores de su ano. De tanto en tanto, dejaba la yema como tapando algo, sin presión alguna. Su orificio palpitaba. Un orgasmo inesperado volvía a inhibir la razón de Lily.

Entonces, cuando apoyó su cabeza sobre el sofá y levantó aún más su culito no lo dudé y le introduje toda la primera falange del juguetón pulgar. Inmediatamente después seguía follándome a mi concuñada, pero ahora con uno de mis dedos incrustado en su virgen culo.

Al cabo de cerca de 10 minutos y tras dos orgasmos más, quité mi dedo para, afirmándola de las caderas, aumentar el ritmo de la follada. En el momento justo, súbitamente extraje mi verga, y al tiempo que eyaculaba, empapándole la entrada de su culito, presionaba sobre él con mi aún palpitante miembro.

Yo: qué rica que estás, Lily…
Lily: tú no te quedas atrás, Dani… me encantaría seguir con la fiesta, pero… es tarde…
Yo: es una pena no seguir, pero bien dice el dicho que de lo bueno, poco… -suspiré- en fin… puedo morir en paz…
Lily: -mientras se vestía- jajajaj… tonto… -besó mis labios y desde el umbral de la entrada al pasillo que la llevaría con su marido, levantó su mano en señal de despedida, pero en vez de llevarla a sus labios para aventarme un beso, la hizo llegar hasta sus tetas, las que masajeó con vigor…-
Yo: y qué tal el hombro?
Lily: cuál hombro? –dijo mientras movía su zona otrora afectada. Sonrío. Un segundo después había desaparecido como un fantasma en la oscuridad-.

Levanté la vista. Los vasos y bandejas aún necesitaban lavarse. Tomé mi bóxer y cansado, pero satisfecho aunque aún caliente, lavé, sequé y guardé en su lugar cada uno de los vasos, copas, bandejas, platos y servicios que con Lily recogimos esa noche… Mientras lo hacía, no pocas veces un pensamiento cruzó mi mente. Qué tanto tuvo que ver Tarella en todo lo que había pasado.