Hoy es:

De señora ABC1 a puta ABC1

 En una noche que no se mostraba especial, conocimos a una pareja que se veía como el típico matrimonio de dos personas de familias acaudaladas, pero cuando bebieron lo suficiente para estar todos borrachos, como se dice coloquialmente, mostraron la hilacha. Él, de comportarse como un caballero, cambió volviéndose tosco e insensible. Ella, sin mudar su apariencia de señora de clase, se transformó en una escort vip.

I

Como nunca quedamos con mi amigo de la infancia, Willy, que ese jueves nos juntaríamos temprano en un bar de alcurnia para celebrar su próximo matrimonio. Estuve cuando su mamá a los 8 años falleció. Estuve cuando su papá, 10 años después se volvió a casar con una joven y hermosa mujer y no podía faltar el día en el que celebraríamos como dos caballeros, dejando de lado nuestros lascivos hábitos, su despedida de soltero en un local del barrio alto.

Ingresamos al local poco después de las 9 de la noche. El interior se encontraba semi desierto. Nos acercamos a la barra y pedimos. Aún no eran las 10 cuando un tipo alto, ni joven ni viejo, se nos acercó desde una mesa cercana, con un vaso en la mano. José María Catalán era su nombre. Esperaba a su esposa, pues celebrarían el cumpleaños número 39 de ella.

Conversamos por casi una hora más, cuando una hermosa rubia con brillantes ojos azules como el mar y crespo, aleonado y largo cabello, caminando con segura elegancia, se acercó a nosotros. Vestía esa noche un ceñido vestido negro con brillantes lentejuelas, armónicamente distribuidas, un moderado, mas no por ello, vistoso escote; largo hasta medio muslo.

No usaba sostén, empero sí unas glamorosas medias a juego con el vestido y con sus elegantes zapatos Gacel taco alto. largo hasta medio muslo y con un moderadamente sexy escote. Lucía radiante. Saludó a su marido con un beso en la boca, pasó su brazo por la cintura de él, para luego, quedarnos mirando fijamente.

Susana: hola, mi nombre es Susana… mucho gusto.
Yo: buenas noches Susana. Me llamo Camilo.
Willy: hola… y yo, Guillermo, pero todos me dicen Willy.
José: -tomándole la mano, haciéndola girar con parsimonia, sobre su propio eje, admirándola con ternura y deseo.- como siempre, querida… luces maravillosa…

Bebimos los 4 por media hora más. La charla resultó fluida y espontánea donde las bromas y risas abundaron. Susana es una atractiva, inteligente y elegante mujer que en lo absoluto no representaba su edad. Alta (1.70 mt.), delgada con sendos senos, estrecha de caderas, culo pequeño, pero de sensuales formas; piernas largas y delgadas y un delicado y fino par de pies.

 José: oye cariño… quieres que nos vayamos al privado, ya…
Susana: si, pero me agradaron tus amigos… son divertidos… estemos con ellos un ratito más y luego nos vamos…
José: y si nos vamos con ellos y luego, si así lo queremos, los despachamos… Lo que pasa, querida es que ya sabes cómo se me sube de rápido la champaña a la cabeza y la música a todo volumen me molesta… pero tú decides… al fin y al cabo, ésta es tu noche…
Susana: eres un ángel… pero por mí no te compliques, ya te dije que me agradaron…
José: -se dirigió a mí convencido de mi ignorancia acerca del reciente intercambio de palabras con su esposa. Seguramente creyó que había sido discreto, pero habló casi gritando. Me hice el desentendido. Willy estaba en el baño.- Camilo… dónde está tu amigo…
Yo: fue al baño.
José: con la Su nos preguntábamos si les gustaría acompañarnos a un privado a seguir con la charla… resulta que, cosa curiosa, le cayeron en gracia a mi mujercita… les decía por si no tenían ningún panorama…
Yo: la verdad es que estamos celebrando que mi amigo se casará el siguiente fin de semana y solo por eso estamos acá… no frecuentamos lugares como éste y Willy quería conocerlo… preguntémosle a él…
Susana: en serio se casa tu amigo??? No es acaso muy joven…
Yo: Willy tiene 28 años, uno más que quien les habla…
Susana: nosotros nos casamos a los 18… lo recuerdas Jose querido…
José: por supuesto que sí, querida…
Susana: no sé si Jose les contó, pero estamos acá por una ocasión especial… hoy es mi cumple y acá, en el mismo privado al cual los estamos invitando, también celebrando mi cumpleaños, con unas amigas, fue dónde nos conocimos…
Yo: me parece muy romántico… miren ahí viene el hombre…oye willy…
Willy: si…
Yo: pero no sabes qué te iba a decir…
Willy: no me importa… ando lanzado, Cami… así que lo que sea que sea… sí…
José: entonces no hay nada más que agregar… vamos… Su, hermosa, adelántate con ellos… Voy a pedir que nos lleven whisky, pues solo hay champaña… los alcanzo en un momento.

El marido apareció 5 minutos después. Tiempo durante el cual, charlamos y acabamos con las bebidas que habíamos traído. Estábamos sentados mi compa y yo en un negro y encuerado sofá de 4 cuerpos y Susana, cruzadas las piernas, en otro de las mismas dimensiones pero albo como la leche, justo enfrente.

La conversación se centró en las novias, el matrimonio, la infidelidad y el sexo en el sentido de la relación que aún no podíamos olvidar. Cómo ambos teníamos alcohol en las venas, hablamos en turnos con soltura y franqueza en casi todo, pues cuando me convencí que Susana nos estaba, sutilmente coqueteando, decidí mentirle al responderle una pregunta directa.

Susana: Dime la verdad, Camilo… en serio haz estado solo con una mujer con la que terminaste hace casi un año y por la que aún sufres??? Eso sí que es romántico…
Willy: no lo alientes, Susana… que ni te imaginas cuánto me costó hacerlo salir… -dijo, siguiendo la mentira, lanzándome una significativa mirada al unísono.-
Susana: -su marido ingresaba, cerrando la puerta detrás de sí. Se frotó las manos.- por fin llegas, querido… a que no sabes lo que Cami me contó de él…
Yo: menos mal que no salía de aquí…
Susana: vamos… no seas malo… quiero que Jose vea que todavía existen almas románticas en el mundo… Les voy a contar que tuve que rogarle y prometerle el oro y el moro, para celebrar mi cumpleaños acá, sin hijos, ni conocidos…
Willy: aún es tiempo…
Susana: no me mal interpretes… ustedes no cuentan porque recién los conocemos. A lo que me refería es que no nos consentimos desde hace tanto, o no querido?
José: -sentado en nuestro sofá, al lado de willy.- Por eso mismo, querida, estamos acá… porque como siempre tienes la razón… brindo por los nuevos amigos…
Yo: no tenemos con qué brindar… esperen, voy a la barra…
José: que torpeza la mía… eso está por resolverse en cual… -dos golpes secos en la puerta sonaron- ven… llegó el alcohol… Adelante… -Dejó una botella de champaña más y una whisky y se fue.- por favor… ahora sí… salud por lo nuevos amigos…
Susana: y por el romance…
Willy: y por el matrimonio…
Yo: y por la festejada… que cumple… ¿22?
Susana: jajajaj… que gentil… mentiroso, pero gentil… 39 y mucha honra…
José: salud…
Todos: -chocando copas y vasos- salud!!!

II

Charlamos animadamente las siguientes dos horas. En un momento dado, José, se cambió de lugar, sentándose en nuestro sofá, frente a su esposa quien se encontrada sentada con las rodillas ligeramente separadas.

El marido estaba bastante ebrio y desde hacía un rato ya, era otra persona. El tipo refinado, respetuoso con su esposa y gentil desapareció progresivamente, siendo reemplazado por otro tirano, lascivo e inflexible.

José: termina de abrir las piernas así le muestras el calzón a tus nuevos amigos, de una buena vez, puta...
Yo: amigo… no es necesario ese trato… mucho menos delante de nosotros…
José: tú no te metas, mocoso… si no les gusta se pueden ir, pero si se quieren quedar lo hacen calladitos…
Willy: mira viejito… nos quedaremos solo para asegurarnos que tu esposa estará bien…
Yo: pero…
Willy: tú, sígueme no más…

Cuando el silencio comenzó a tornarse incómodo, volví a levantar mi vaso y espeté, -salud… por la armonía.- Su respuesta fue un osco gesto con la boca, torciéndola, para seguir bebiendo hasta que, unos minutos después, caer en un embrutecido sueño, producto del exceso de alcohol.

Susana: -cubriéndolo con su propio saco- perdónenlo… él no es así…
Willy: voy por café cargado para el bello durmiente… pasaré al baño…
Susana: -en cuanto la puerta se cerró- te he visto ver el reloj desde hace un rato, varias veces… se quieren ir… no los culpo…
Yo: estás mal interpretando… yo siempre miro mi reloj… a veces ni alcanzo a ver qué hora es… No te dejaríamos tirada en estas circunstancias en tu cumple por nada… además  no porque el mundo se cae a pedazos no vamos a seguir con la fiesta… o no?
Susana: jejejejeje… salud!!! Gracias, Cami…

Willy, en cuanto llegó, se unió a una entretenida y jovial charla, sentándose al lado de Susana, dejándola en medio de los dos. Ella, apoyada la espalda en el respaldo, las rodillas apenas separadas, jugando con su pelo. Nosotros mirándola con atención y curiosidad. En un momento dado, Willy en un acto reflejo, se llevó la mano al paquete, apretándolo unas cuantas veces, movimiento que Susana siguió con desinhibida atención y al darse cuenta que fue sorprendida en ello, sonrió maliciosamente. Sin embargo, todo continuó como si nada hubiese pasado.

Al poco ya nadie recordaba el incidente. Bebíamos con abandono, en especial Susana que presentaba sus mejillas coloradas y el vestido casi sobre la cadera. Reía agitando manos y piernas, abandonada.

Susana: Comparto plenamente tu opinión, Cami… tu despedida de soltero, Willy, como despedida de soltero cae entre las top 3 de las despedidas ñoñas… sin embargo, como cumpleaños ha sido uno de los mejores que recuerdo… excepto por la celebración de mis 18 aquí mismo, hace ya tanto tiempo… -con ojos soñadores y la mirada perdida se mantuvo por algunos segundos.-
Yo: debió haber estado buena…
Willy: por qué no la cuentas…
Susana: en serio les interesa…
Willy: tu mirada al hablar de ella, me dio curiosidad…
Yo: a mí también… cuéntanos…
Susana: no lo sé…
Yo: si no quieres hacerlo… por mí está bien… tranquila…
Susana: no es eso… nunca he hablado de ello, ni siquiera con Jose que siempre que tocamos el tema me dijo que solo recuerda lo hermosa y rica que me veía…
Yo: y por qué, Susana…?
Susana: es que me siento avergonzada…
Willy: qué puede ser tan terrible… acaso tuviste sexo con él delante de todo el mundo???
Susana: -encendiéndose aún más sus ya prendidas mejillas. Bajó la cabeza y mirando sus zapatos, en un hilo de voz comenzó.- esa noche, Juntamos nuestras mesas mis amigas y yo con la de Jose y sus amigos. Nosotras éramos tres y ellos 5… Cuento corto: bebimos, nos emborrachamos y terminamos inaugurando los privados cada una de mis amigas con dos y yo con Jose… todos en la misma pieza, unos al lado de los otros… Esa noche si bien no intimé con nadie más, varias manos que no eran las de mi Jose, me tocaron durante casi toda la noche…
Willy: no tienes nada de qué avergonzarte, Susana… el pasado nos hace lo que somos y yo veo que eres una atractiva y feliz mujer…
José: -despertando de pronto, sirviéndose del termo un reponedor café- y lo es… pero desde esa noche, no ha parado de sentirse culpable por haber sentido placer y por envidiar a sus amigas…
Susana: no seas injusto… no es tan así como lo expones…
José: me vas a dejar de mentiroso delante de ellos, querida???
Susana: está bien… qué esperas escuchar…
José: lo mismo que me dijiste el mes pasado, mientras follábamos en el columpio de aquella plaza… recuerdas ahora, querida???
Susana: está bien… admito que arrobada por la excitación del momento, te dije que nunca he olvidado la lujuria que sentí al ser penetrada por tu miembro y, al mismo tiempo, manoseada por todo mi cuerpo por las manos de otras personas… y que a veces, como en aquella ocasión me habría encantado volver a sentir.
José: Te amo, Susana…
Susana: te amo, Jose…

III

Luego de quedar ambos de pie, se fundieron en un profundo y fogoso beso. Cuando acabó, le siguió una seguidilla de besos más cortos, los que fueron prontamente acompañados por dos ávidas manos que recorrían con pasión las conocidas curvas.

La pasión al contrario de ir menguando, fue aumentando. Susana gemía sin pudor mientras, su esposo a vista y paciencia de dos desconocidos, apretaba con ganas ambos senos. En un momento dado, una de las manos comenzó a bajar uno de los lados del vestido.

Susana: -con lo que le restaba de voluntad. Enronquecida la voz por la excitación- no, bebo… por favor… ahhhh… detente por favor…
José: sabes que no lo haré… ven… toma asiento, por favor…

Sentando a su esposa justo frente a nosotros, dio la vuelta para quedar de pie, detrás de su esposa. Susana tenía todo el aspecto de alguien que vivía un profundo dilema moral. Sus ojos reflejaban deseo y angustia en iguales proporciones. Tapaba con un brazo sus senos y con la otra mano, con las rodillas apretadas tapaba el pequeño vellón de corto pelo que cubría, sin fingido pudor, su abultado  monte de Venus.

Las manos de José se fueron directo al inmenso par de senos que Susana se gastaba. A veces brusco, a veces tierno, apretaba y manoseaba ambos increíbles pechos, logrando al poco, que su todavía reticente mujer, comenzara a gemir discretamente.

Una vez más intentó liberarle los senos, pero esta vez, después de rogarle largamente sin dejar de tocarla y de hacernos prometer que nunca diríamos una palabra de aquello, accedió, bajándose ella misma el vestido hasta el nacimiento de sus caderas en un sensual movimiento.

Las caricias continuaron con Susana entregada al placer. Nuestra presencia no pasaba desapercibida, pues al principio de tanto en tanto, Susana nos miraba, por breves instantes, con ojos inundados de una singular mezcla de lascivia y vergüenza para luego volver a juntar sus párpados y reclinar la cabeza hacia atrás.

 Tanto Willy como yo mirábamos con sorpresa y deseo a la liberal pareja, tocándonos por sobre la ropa nuestras ya erectas e incómodas vergas. El show se ponía cada vez más caliente, pues de pronto comenzó, sin que nadie interviniera, a separar las rodillas tímidamente. Una vez completamente abiertas las piernas, en un súbito ademán, las juntaba otra vez, para al cabo de unos instantes después, volver a comenzar a distanciarlas.  

En el momento en el que se encontraron plenamente desplegadas y se mantuvieron así, Willy primero y poco después quien les escribe, sacamos al aire nuestras prisioneras vergas, iniciando cada uno, un pausado meneo con la mano. El calzón comenzaba a mostrar signos de humedad.

Jaime: wow cabros… veo que les gusta el espectáculo… querida… te importaría si Camilo y Willy se acercan un poco…
Susana: -juntando las piernas e intentando taparse, cosa que no pudo hacer, ya que las manos de su esposo se lo impidieron.- Jose… no por favor… desde ahí pueden ver perfectamente bien…
Yo: así es José… estamos bien… ¿o no compa?
Willy: es lo más lindo que he visto en mi vida…
José: tonterías… Camilo, toma asiento acá y tu Willy acá… eso... estando así de cerca no se perderán detalle…
Susana: mejor que no, Jose… me siento muy avergonzada… es que no los conozco… haces que me sienta incómoda… José María detente por favor…
José: es que no estás viendo claramente, querida… precisamente porque no los conocemos es que no debieras preocuparte, querida… lo más probable es que después de hoy, nunca más los volvamos a ver… y tú siempre has dicho que nunca me equivoco con las primeras impresiones y estos cabros, como dice tu abuela, están bien criados…
Susana: no lo sé… mejor paramos…
Yo: Susana… comprendo por el dilema moral que atraviesas… debes resolverlo tú solita... sin embargo, te prometo dos cosas si  dejas la vergüenza de lado… que solo haremos lo que tú quieras… y que ésta puede ser la noche de tu vida, la noche donde hiciste realidad esas anheladas y reprimidas fantasías que has confesado…
Willy: además mujer, no veo el por qué tengas que avergonzarte… ojalá y mi futura esposa se viera como tú ahora… no quiero ni pensar cómo estará a tu edad… y… pase lo que pase de ahora en más, te debo que mi despedida de soltero ya no está en el top 3 de las más aburridas del universo universal…
Susana: -en su rostro se dibujó una cálida sonrisa- es cierto… pero aún no me siento en total confianza… acérquense, pero podrían darme espacio... así... gracias…
José: tus deseos son órdenes para nosotros… ya te lo dijo Camilo…
Yo: permíteme que te diga que eres una increíble mujer, Susana…
Willy: increíblemente exquisita…

Las mejillas se le sonrojaron aún más. Sin más, el esposo continuó tocándole los senos con sus ávidas manos. Los manoseaba con una brusca gentileza, a lo que Susana respondía con tímidos gemidos, dejando en evidencia que disfrutaba del trato rudo. Los quejidos y gemidos se hicieron más audibles conforme pasaron los segundos.

Era una verdadera tortura estar tan cerca como para sentir el calor emanando de su sudado cuerpo, pero, al mismo tiempo, tan lejos como para tocarlo. A pesar que expresamente nos quedáramos a casi un metro de ella, lentamente nos fuimos corriendo, deteniéndonos a centímetros de tocarla.

Al comienzo mantuvo las rodillas juntas, pero con el correr de los minutos ella misma fue separándolas poco a poco hasta tenerlas completamente distantes la una de la otra, exponiendo su albo y empapado calzón. Ambos pezones, por su parte, emergían un centímetro por sobre sus exiguas aureolas, erectos, erguidos, apuntando al horizonte como cañones siempre listos a disparar.

IV

En fin, no estoy seguro si fue nuestra invasiva proximidad o los toqueteos y apretones en los pechos y besos en el cuello y nuca que su marido no dejaba de prodigarle o tal vez todo junto, pero el caso es que cuando Susana se encontró totalmente abierta de piernas y con los pies firmemente apoyados, con sensualidad y elegancia comenzó a contonear sus caderas. El calzón totalmente mojado entre sus piernas nos alentó a seguir quebrando las reglas, pues mientras Susana se encontraba gimiendo audiblemente, los dedos de los pies encogidos, crispados los puños, casi al mismo tiempo, Willy por la diestra y yo por la siniestra, posamos cada uno, una mano en un diferente muslo, dejándola ahí, inmóvil, sintiendo y entregando calor.

Los contoneos no solo continuaron como si nada, sino que aumentaron en velocidad y cadencia. Nos miramos por un breve instante, luego ambos a José, quien, con un leve gesto de la cabeza, asintió. Entonces, Willy subió a besos y lamidas desde el muslo hasta detenerse en el  excitado seno derecho de Susana y sin pensarlo, devorárselo a chupadas y besos. José no tardó en imitarlo con el otro.

Susana se retorcía víctima de los estímulos que recibía al mismo tiempo en ambos senos, de dos bocas diferentes. Paralelamente, mis manos se deslizaban apenas rozando la delgada piel del interior de sus prietos muslos.

Yo: Te sientes cómoda ahora…
Susana: -enderezando la cabeza. Los ojos apenas abiertos. Esbozó una cálida sonrisa- solo un poquito más… ahhhhh…
Yo: quieres que pare o que siga…
Susana: que siga…

La presión de mis caricias fue incrementándose, mas durante el primer minuto solo por sus piernas desde los bellos pies hasta el nacimiento de la ingle mis manos circularon. Besaba centímetro a centímetro, de arriba hacia abajo y de vuelta, llegando en cada vuelta más cerca del sopeado calzón.

Yo: quieres que siga o que pare…
José: pero antes de contestar, amor… necesito que sepas que lo siento… y quiero disculparme con ustedes y contigo, querida, por mi comportamiento… -mirando solo a su esposa- la frustración y el miedo a perderte me entenebrecieron la razón…
Susana: Te amo José María Catalán desde el día que te conocí en este mismo sitio… jamás me perderás…
José: genial… dicho esto… los invito a seguir… si la dama así lo desea…
 Susana: que siga… ay!!!
José: esa es mi chica…

Distraída por la charla y excitada por los besos en el cuello, boca y senos propinados con maestría por Willy durante todo el rato, comencé a jalar de su calzón, despojándola de él gracias a que levantó su cadera, facilitándolo todo.

Sin pensarlo, con ambas manos, abrí sus labios vaginales y pasé mi lengua con hambre. Ella levantó aún más la cadera. Willy y José no le daban tregua en senos, hombros, cuello, nuca, espalda, boca, besando, chupando, manoseando, lamiendo. Entonces, sin previo aviso inserté de una sola vez mis dedos anular y corazón hasta el fondo en el húmedo y resbaloso coño, dejándolos quietos por varios pares de segundos.

De súbito, comencé con un brusco y veloz sube y baja que rápidamente dejó los labios de Susana en un silencioso rictus de avasallador placer, mientras desde su coño salían expelidos con fuerza, abundantes y aromáticos líquidos, empapándome a mí, al sillón y parte de la mullida alfombra entre los suntuosos sillones. La atractiva y sensual esposa de José María, eyaculaba por vez primera, con asombrosa profusión.

De inmediato recomencé con el mismo movimiento, empero el único sonido que salía de Susana, provenía no precisamente de la boca. Eyaculó con profusión en cuatro oportunidades seguidas en solo un par de minutos. Algo aturdida sobre el mojado sofá, la alzamos como peso muerto solo para trasladarla al otro sillón, depositándola con gentileza. Los ojos cerrados, la respiración aún agitada.

José: -tocándose sin inhibición su crecida verga debajo del pantalón.- qué rayos acaba de pasar aquí… acaso acabo de ver orinarse a mi esposa de placer???
Willy: más o menos…
Yo: Susana… quieres que para o que siga…
Susana: -menos agitada, el pelo revuelto, aún encendidas las mejillas. Estirada soportando su peso en los codos, vivaz la mirada.- que siga… pero después me explicas por qué fue tan rico orinarse…
Yo: hecho…

Acostada mirando al cielo, se estiró completamente. Fue cuando Willy tomó mi lugar, lamiéndole con ganas desde el clítoris hasta el ano. Luego, con sus dedos inició un concéntrico movimiento alrededor del clítoris que fue cerrándose y abriéndose cada vez más rápido, frotándolo con practicada maestría.

Al mismo tiempo que mi amigo hacía de las suyas entre sus piernas, le ofrecí a la señora probar sus fluidos, dejándole entre los labios los mismos dedos que la habían masturbado hasta el clímax. Haciéndole sentir mi aliento, al oído le susurré, -siente tu sabor.- Mientras charlamos, Willy frotaba cada vez con más énfasis su excitado clítoris.

Yo: -chupando con lujuria mis dedos- siii.. tu sabor es rico… a mí también me gustó y a Willy parece que también… quieres que pare o que siga…
Susana: que siga  y que le enseñes al Jose cómo hacer eso que me hiciste…
Yo: solo si te comportas por el resto de la noche como nuestra putita… serás nuestra putita???
Susana: -con una enigmática sonrisa en los labios. Ya no chupaba mis dedos, solo de cuando en cuando besaba la punta de ellos.- sabes he soñado con serlo… quiero serlo… ahhhh… que rico… y ya hemos llegado lejos… qué más da seguir… ahhhhh… uuuuuuu…. Me_e_e_vo_o_o_o_oyyy… -Segundos después del orgasmo, espetó,- no me toquen… no me toquen por favor…

V

Con Willy nos miramos y sonreímos e inmediatamente después de su orgasmo, la cambiamos de posición, dejándola a lo perrito solo para penetrarla por el coño nuevamente con mis dedos e iniciar un fulminante sube y baja.

En cuanto eyaculó la penetramos por el coño y la boca al mismo tiempo con rudeza solo para dar inicio a un frenético ritmo una increíble follada a dos pistones. Susana exclamó, no por última vez, -estoy excitada de nuevo… es imposible…-. Al cabo, cada pocos minutos, entre orgasmo y orgasmo, nos deteníamos para rotar de lugar entre los dos.

El esposo no necesitó invitación, ubicándose debajo de ella, a la altura de sus bailarines senos con el fin de chuparlos y morderlos mientras con la mano, frotaba constantemente su ardiente clítoris. Dadas las continuas interrupciones en cada cambio, ninguno de nosotros alcanzaba a sentir siquiera deseos de acabar. Todos excepto Susana, pues la señal para el cambio era precisamente cada orgasmo que experimentaba. En corto, la fémina acababa y nosotros rotábamos.

En la segunda oportunidad en que le follaba el coño, con el dedo índice, comencé a hurguetear su rosado ano, el que de inmediato reaccionó, dilatándose con las dimensiones de un culo acostumbrado a recibir verga.

Yo: ¿Te gusta por atrás, Su???
Su: solo he tenido consoladores ahí… ahhhh… me gusta, pero me duele mucho con la verga… el consolador vibra y no hace el mete y saca… ahhh…
Yo: -dirigiéndome a Willy quien estaba debajo chupándole los senos- con más ganas esas frotadas, amigo mío…

Un segundo después saqué la verga de su coño, ubicándola en la entrada de su abierto culo, incrustándola en una sola embestida hasta el fondo, manteniendo el mismo ritmo con el que me follaba su coño. Willy, en su turno, siguió taladrando el dilatado ano de Susana. Con mi amigo, y mientras Susana me la chupaba, comenzamos a hablar de ella como si no estuviera. No sería la primera vez.

Willy: -luego de unas cuantas embestidas, dijo,- esta venía media lista compa… y compa…
Yo: también lo noté… -acariciándole el pelo mientras le follaba la boca- vamos a sacar la puta traga sables que tienes dentro… quieres que pare o quieres que siga… pero te advierto que si sigues, no habrá vuelta atrás… –le dije sacándole al verga de la boca para que contestara.-
Susana: ah, ah, ah… que_e ri_i_co…
Yo: bájate del tren un segundo, compa…
Susana: -Willy se detuvo, mas no sacó la verga de su culo- perdóname querido… ahhhh… pensé que no tendría el valor… nunca pensé que diría esto a pesar de pensarlo cada vez que hacemos el amor muy caliente… pero… ahhhhh… ya déjalo quieto… -le espetó sonriendo a Willy- pero lo que más deseo en este momento es que me partan en dos follándome… ahhhh… -willy comenzó con un brusco y lento mete y saca, aumentando la intensidad de 0 a 100, en cuestión de segundos- eso… así… ahhhhh… du_u_u_u_ro… ahhhh que_e ri_i_i_coooo… m_me_e_co_o_o_rrooooo….

De forma abrupta y en medio del orgasmo de Susana, Willy sacó su verga y tras perder al piedra, papel o tijera, tomó asiento para ubicar a la festejada de espaldas a él, empalándola de una sola vez, hasta el fondo de su dilatado culo. Cuando tuvo la verga acomodada, la tomó por lo hombros, jalándola hacia él. Susana gimió, exclamando luego, -otra vez estoy excitada… no lo puedo creer...-

Con el miembro de mi compadre en su culo, me puse en medio y comencé con tiento a penetrarle el empapado coño, al tiempo que chupaba y lamía sus rosados e enhiestos pezones. Sin obstáculo alguno, de una sola suave embestida le inserté toda la verga, iniciando ipso facto, una vertiginosa y algo brusca doble penetración que desde el principio la caliente y elegante hembra gozó. Poco menos de un minuto después insté al esposo a unírsenos, penetrándole la boca con vigor.

Llevábamos como 5 minutos follándonos coordinadamente a Susana a tres `pollas y por sus tres orificios, tratándola con brusquedad tanto en lo físico, embistiéndola duramente, como en lo verbal. Las palabrotas y adjetivos comenzaron a salir de la boca de su propio marido, quien le endilgaba a su esposa frases de grueso calibre que solo excitaron aún más a su mujer por lo que al poco, los tres comenzamos con las escatolalias y coprolalias sin control hasta que un par de golpes en la puerta me hicieron volver.

Yo: José… puedo??? –Asintió- adelante, -grité-.
Garzón: disculp…
Yo: pasa… cierra la puerta y cuéntanos… no hay drama…
Garzón: -hipnotizado mirando cómo tres tipos se follaban a todo vapor a una hermosa mujer- les venía a comunicar a los señores que las 2 am se cerrará la cocina. Es la una. Desean algo…
Yo: tres cosas… otras botellas de lo mismo; dos pizzas y si te gusta lo que estás viendo tienes permiso para volver con dos amigos más que quieran sumarse a la fiesta… esta mujer necesita mucha verga… por qué aún no te vas???
Garzón: cuáles pizzas… señor…
Susana: -sacándose la verga de la boca solo para después de hablar volvérsela  a meter- trae 4 pizzas dos tropicales y dos diablas… y a amigos igual de apuestos que tú… aghhh…
Yo: deja la puerta abierta que hace calor…

No quería acabar por lo que saqué la verga, tomando asiento en el extremo seco del otro sofá. Miraba a Susana follar con su esposo por el coño y Willy, un desconocido, por el culo, cuando noté que en la puerta había un mirón.

Yo: pasa… toma asiento… no… no la cierres… ábrela un poco más… gracias… en cuanto se corran, nos toca… prepárate… -Dos minutos después, primero Willy y luego José, le llenaban el culo y coño de semen-. Ya Jorge nos toca… Willy… atento…
Willy: siempre… qué mujer que tienes José… es una hembra con todas sus letras… te agradezco nos la compartas…
José: -mirando cómo su esposa de nuevo era doblemente penetrada por el recién llegado y su servidor- ni que lo digas… soy yo el que estaré eternamente agradecido de ustedes… nunca antes Susana después de un orgasmo pudo soportar ser estimulada, sino después de transcurridos varios minutos… pero hoy… cuántos lleva ya… y quiere más… mírala… no es acaso hermosa…
Willy: lo es…

La conversación continuó, una vez más, como si la persona de la cual hablaban, o sea Susana, no se encontrara en el mismo sitio, follando con dos desconocidos, uno de ellos era yo. Paralelamente, la señora gemía y jadeaba con absoluto abandono, como si no la estuvieran viendo follar, su esposo y un desconocido, con vocación de puta, con dos tipos que conoció esa misma noche.

La técnica del cambio nos permitió en un momento dado, tras más de 20 minutos tapándole todos los agujeros entre el mirón y yo, estando de pie uno en frente del otro con Susana alzada en medio, penetrándola él por el culo y yo por el coño, subiéndola y dejándola caer sobre ambas vergas frenéticamente, ser responsables y preferentes espectadores de sus reacciones al ser invadida por una serie de orgasmos que la mantuvo en un permanente clímax por casi tres minutos, cuando nos detuvimos para el cambio que resultaría ser el último de ese polvo.

En medio del último cambio, los gritos que emitía Susana habían atraído la atención de tres hombres maduros y una mujer de unos 30 y tantos, rellenita, pero de bello rostro y con todo bien puesto en su lugar. Todos nos miraban con lujuria.

Yo: -instando a Susana- mira cuántos te observan, Su… te gusta…
Susana: -bamboleando la cabeza como muñeca de trapo.- si_i_i_i_i…

 Esa noche, Susana celebró su cumpleaños, follando como endemoniada, toda la noche. Aparte de nosotros, estuvo con los tres maduros y los tres empleados del local que se quedaron, después del cierre. Compartió protagonismo, Valeria, la chica rellenita, pues recibió similares cantidades de verga todo el rato. Esa noche, de ser una normal junta de dos medios nerds, pasó a convertirse en una bizarramente erótica despedida de soltero.