Hoy es:

Inolvidables clases de biología

Me llamo Daniel y tengo 53 años... Les contaré lo que me pasó, hace 40 años, por ser responsable y asistir al colegio un día viernes siendo el jueves feriado legal y sin ser ley, no se castigaría a quienes hicieran sandiwch de modo de disfrutar de 4 días de asueto. La verdad no lo hice de buena gana y solo asistí porque ese año, ya no recuerdo por qué motivo, no fuimos a la playa a acampar como usualmente lo hacíamos con mi familia.

I

Cursaba el octavo básico. Tenía 13 años. y aquel viernes no solo el 98% del alumnado se ausentó, ya que además brillaron por su ausencia el 95% del profesorado y el 100% del personal de aseo, inspectoría y administrativo. Recuerdo que la entrada era a las 13:45 horas y la salida a las 19:45. Como era invierno, a las 18 horas ya estaba oscuro.

El día había sido entretenido, pues se quedó con nosotros una practicante que nos hacía educación física. Diremos que se llamaba Marcela. La joven profesora contaba con 22 años y realizaba su primera de 2 prácticas profesionales. Medía 1.60 mts.

En realidad todo el colegio estaba enamorado de Marcela, ya que poseía un cuerpo voluptuoso, pero proporcionado de delineadas curvas, amplias caderas y un tremendo culo. Largas y estilizadas piernas remataban en dos pequeños y hermosos pies. Estimo hoy, que sus medidas estaban alrededor de 75-60-90.

Vivaces ojos verdes y labios delgados adornaban un bello rostro que su aguileña nariz no alcanzaba a denostar. Pelo corto, cortado en mechas, le daba un absoluto protagonismo a su cautivadora mirada y arrolladora simpatía.

Siempre vestía de ajustados pantalones largos de buzo, diminutos petos con forro, por lo que rara vez llevaba sostén; cortos calcetines del color de su peto y deportivas zapatillas impecablemente blancas. Aquel día traía puesto un apretadísimo pantalón gris de lycra, un peto blanco, una casaca abierta al medio por un cierre del mismo color del pantalón y sus típicas zapatillas albas como la nieve.

En el primer recreo supimos que aparte de nosotros los del 8vo C (solo estábamos Bruno, Gino y yo), un par más del 7mo C estaba en el colegio. La clase de Lenguaje que en esos años se llamaba Castellano, fue por lejos la más entretenida que tuve en toda mi vida escolar. Casi odié el sonido de la campana anunciando el segundo recreo.

Gino era hijo de la hija de la hermana de la directora. A pesar de cursar el séptimo básico, tenía 16 años y era considerado una mala junta. Nosotros rara vez interactuábamos con él debido a que nos miraba con desprecio, como si él fuera un adulto y nosotros unos niños. Para ser honestos, era la pura y santa verdad.

Durante la clase, Gino, de manera oportuna y chispeante, lanzó varias bromas, algunas de ellas en doble sentido, que sacaron carcajadas de todos. Tras el campanaso que anunciaba el término del recreo, Gino acercándose a nosotros nos dijo, de manera casi enigmática, -ey! parcito... solo síganme la corriente y todo resultará bien... si me fallan, a la salida a los dos los muelo a puñetes-.

Las dos últimas horas tocaba biología. Estaba casi oscuro fuera de la sala. Al preguntarnos la profesora qué contenidos estábamos viendo, Gino se adelantó para contestar con aplomo: -El aparato reproductor femenino, profe Marce-.

Profesora: ok... acá hay una lámina que podemos ver y de ese modo conocer sus partes...

A los cinco minutos de exposición, la profesora notó que conversábamos entre nosotros sin poner la más mínima atención a lo que nos estaba enseñando. No paramos ni cuando guardó silencio, mirándonos, seria, el ceño fruncido, los brazos en las caderas.

Profesora: pensé que este tema les interesaría...
Yo: Nos interesa, pero...
Gino: siempre es lo mismo... puros dibujos y después se quejan que las adolescentes queden embarazadas si no conocen ni su propio cuerpo... acá entre nosotros, por ejemplo... quien ha visto un seno o una vagina de cerca??? no cuentan fotos de playboy... al menos yo no... la ignorancia, profesora, ha sido, es y será nuestra perdición... no lo cree???
Profesora: y tú qué propondrías para erradicar esa ignorancia???
Gino: que ya en octavo sean modelos contratadas las que sean objeto de observación para, in situ, y en la realidad misma, conocer. Además, mi papá dice que en el colegio debiese existir un ramo donde una mujer le enseñe a los hombres su anatomía con detalle y cómo complacerla. Así, tal vez, habría menos divorcios, siempre agrega...
Bruno: y menos guaguas de mamás adolescentes... Mi hermana siempre me dice que si hubiese sabido, se hubiera cuidado adecuadamente para ser mamá a una edad apropiada... aunque todos en la casa estamos felices con el Leito... mi mamá dice que es la alegría de la casa y estoy de acuerdo...
Yo: concuerdo con ellos, profesora, porque mi papá siempre me dice que las mujeres son el más hermoso y maravilloso misterio en la vida que un hombre puede intentar descifrar...
Profesora: ya veo... En serio tu papá dice eso, Dani??? es en serio que nunca han visto a una mujer desnuda??? ni a sus hermanas, mamás o alguna amiga o tía???
Gino: totalmente en serio, profesora... además espiar no es lo mismo que observar...
Bruno: por lo menos yo, no distinguiría el codo de la rodilla de una mujer desnuda...
Todos: jajajaja ajajajaja
Gino: oiga profe... por qué usted no nos muestra un poquito que sea...
Profesora: estás loco... no...
Bruno: entonces desde ya le digo que será igual a todos los demás profesores que no van más allá para romper con la brecha que separa a los muchos que nada tienen de los pocos que lo tienen todo...
Profesora: yo no soy así... pero...
Gino: no tenga vergüenza de nosotros, profe... de aquí no saldrá y nosotros le estaremos eternamente agradecidos por ilustrarnos, un poco que sea, de cómo es el cuerpo de una mujer...
Yo: -parándome para dirigirme hacia la entrada- vamos, profe... atrévase a ser diferente... además, solo nos mostrará un poco... nada más...
Profesora: es que... lo haría, pero y si alguien viene?
Yo: -cerrando con pestillo la puerta y corriendo las cortinas- tendrán que golpear, profe... nadie llegará de improviso...
Profesora: es que... me dicen que es solo mostrar un poquito, cierto???
Gino: así es... solo un poquito...
Bruno: pero antes espere un poquito, profe... -dijo mientras se paraba y comenzaba a juntar mesas, creando con 4 de ellas un improvisado escenario.- Ahora sí... venga... le ayudo.
Profesora: pero si me ve alguien haciendo esto... lo pierdo todo...
Gino: nadie lo sabrá... se lo juramos...
Bruno: y además en el colegio no hay nadie más que nosotros, porque el 7mo, los viernes no tiene las dos últimas horas y ellos eran los únicos que vinieron al cole aparte de nosotros... no tiene nada de qué preocuparse... es más, si no me equivoco, antes de entrar, la directora le pasó las llaves para que cierre el colegio... o no?
Profesora: bueno... si... pero...
Yo: no está demás repetirle que solo nos mostrará un poco... nada más... -comenzaba a desprenderse del calzado- profe, profe... -sin él ya, me miró con atención. continué- profe... podría empezar por arriba...
Los otros dos: si... por favor...

II

El ambiente en la sala, con todas las ventanas cerradas y la estufa encendida rondaba los 25 grados Celsius. Respondió a nuestros ruegos con una sonrisa. En un rápido movimiento, con ambas manos levantó el peto, dejando un hermoso y ni chico ni grande, par de senos al descubierto.

Profesora: -al cabo de un par de minutos- qué me dicen de cómo son las bubis... les gustan...
Gino: si todas son como las suyas, profe, entonces, son maravillosas...
Yo: perfectas...
Bruno: una malvada tortura... tan cerca y tan lejos...
Profesora: es que acaso quieren tocarlas???
Yo: no nos puede culpar por eso, profe...
Gino: solo un poquito... si usted lo permite...
Profesora: mmmmmm... está bien, acérquense un poco más... tóquenlas, pero solo un poquito y con gentileza...

Durante los siguientes 3 minutos tocamos, apretamos y masajeamos sus senos con reales ansias... De pronto, Gino se paró y mirándola hacia abajo le dijo, -podríamos tratar de recordar lo que sentíamos cuando nuestras mamás nos amamantaban??? nos deja chuparle los senos... solo un poquito???- Contestando con la voz ronca, -pero solo un poquito...-

A partir de ese momento, la profesora no fue más dueña de su cuerpo. En menos de un minuto, chupándole Bruno el derecho y yo el otro seno, logramos que apareciera en el buzo, en el sector de su entre pierna, una vistosa y no menor mancha consecuencia de los abundantes líquidos vaginales que su coño produjo, atacado por un intenso orgasmo.

Durante el medio minuto en el que descansó del intenso clímax, Gino le pidió que se sacara los pantalones y calzones para no ensuciarlos más. Ella, obediente, en dos felinos y plásticos movimientos quedó desnuda completamente. 

Gino: profe... mientras los chicos siguen chupándole sus senos, podría yo hacer lo mismo con su conchita??? solo un poquito... se lo prometo...
Profesora: solo un poquito??? es que... -en ese instante, Bruno y yo reiniciamos nuestras chupadas a cada uno de sus senos, esta vez abarcando, cuello, orejas y boca...un sensual gemido alcanzó a escapar de sus apretados labios.-
Gino: tomaré eso como un sí...

Por casi 8 minutos la profesora estuvo ocupada o con Bruno o conmigo, besándose apasionadamente y al mismo tiempo recibiendo caricias y chupadas en sus excitados senos. Paralelamente Gino no paraba de lamerle, chuparle y succionarle el clítoris, coño y ano con verdadera devoción. 

El orgasmo que presenciamos fue brutal. La profesora quedó igual como la niña del exorcista en la escalera para luego desplomarse sobre la improvisada plataforma, sudada, jadeando, los ojos cerrados. Sorpresa se llevó al ver en cuanto los abrió, tres adultas, erectas y listas vergas a unos cuantos centímetros de ella.

Gino: profe... quedan 50 minutos de clases... quiere que la follemos...
Profesora: no... hemos llegado demasiado lejos...
Yo: y si Bruno estira las colchonetas allá en la esquina??? ya po profe... ha calentado el agua y no se piensa servir el té???
Bruno: una sola vez cada uno y ya... mírese... no puede negar que solo una pequeña porción de su mente le dice que no, pero el resto y todo su cuerpo le gritan que sí... o estoy muy perdido
Gino: para nada, compañero... ya po profe... un poquito no más...
Profesora: está bien... pero solo un poquito...
Yo: tráela Gino, las colchonetas están listas...

Ninguno de los tres duró más de tres minutos la primera vez... pero cuando Bruno (el tercero) terminaba, Gino (el primero) lo reemplazó de inmediato. Marcela se encontraba acostada con sus rodillas dobladas y totalmente separadas, mirando al techo. Llevaban un par de minutos cuando le ofrecí mi erecta polla a la profe para que la chupara y de inmediato abrió la boca, comiéndosela con ansias. Al poco, Bruno, le tomó la mano para poner en ella su verga. 

En definitiva, nos estábamos follando por el coño y la boca entre Gino y yo a la exquisita profesora Marcela de educación física quien además meneaba con fulgor con su mano derecha la polla de Bruno. Lo bizarro de la escena solo era superado por lo lujurioso de la misma. 

Por un buen rato estuvimos así, hasta que Gino de súbito sacó la verga del coño para comenzar a bañar en semen los senos de la profe. Bruno, en un santiamén lo reemplazó y desde el inicio del mete y saca, lo llevó a cabo con contenida rudeza. Acabamos él en el estómago y yo en la boca de Marcela, pues justo antes de eyacular, intenté retirar la verga, pero con su mano en mi glúteo, impidió mi movimiento y mantuvo durante toda la echada de líquidos seminales mi verga casi entera dentro de su caliente boca.

III

Al cabo, los cuatro, desnudos, sudados y aún algo agitados, estábamos tendidos sobre las colchonetas. Conversábamos distraídamente. De cuando en cuando alguno de nosotros le tocábamos el coño o un seno. De pronto, Marcela miró su reloj.

Marcela: chuuuuu... el horario de colegio terminó hace 15 minutos...
Gino: de qué se preocupa, profe... usted tiene las llaves...
Yo: Marcela... -su mirada fue distinta al escuchar su nombre de pila por primera vez sin algún adjetivo- míranos... estamos todos listos de nuevo... te propongo lo siguiente... por qué no cruzamos rapidito el estrecho recorrido que nos separa de los camerinos y nos permites bañarte con agua caliente... además aunque encendiéramos todas las luces, no se verían desde la calle, como ésta...
Bruno: -tomándola gentilmente del codo- si quieres, te llevo en andas yo mismo...
Marcela: -miró la hora.- Gino, ve y dejar correr todas las duchas lo más caliente que se pueda... y tú Bruno... de verdad me puedes???
Yo: espere... mira Bruno... tomémonos las manos así y tú Marce, te sientas como si fuera un columpio... espera... antes de sentarte, mejor te abrigas con esto... no es por si te ven sino para que no te resfríes... ahora sí... siéntate... vamos, compa... Apaga la luz, Marce... gracias.

El interior de los camerinos estaba velado por una densa niebla producida por el vapor de las duchas abiertas. Entramos con la profe en andas, sentada en una hamaca improvisada por nuestros antebrazos, balanceando las piernas, con una sonrisa en su rostro que no le conocía. Los ojos le brillaban con fulgor.

Marcela: paren por favor... gracias. -dijo al bajarla- y Gino...
Gino: aquí estoy...
Marcela: que bueno... necesito me escuchen, por favor...
Bruno:somos todo oídos... -dijo mirándole, todos, los senos con deseo-
Marcela: puedo verlo... jejejej... en fin... quiero que sepan que ustedes lograron lo que mi novio en 3 años no...
Gino: en tu cara, en el momento del primero, se notó que nunca antes habías sentido un orgasmo...
Marcela: sabes mucho para no saber nada, cabrito... comienzo a pensar que me timaron para llegar a esto...
Gino: y si fue así... -le dijo al tiempo que posaba toda la palma de su mano derecha sobre el clítoris, frotándolo de inmediato-.
Marcela: ahhhhh...
Yo: venga... vamos al agua que tengo dos duchas con la temperatura precisa...

Debajo del agua y después de jabonar todo su cuerpo concienzudamente frente a nuestras lujuriosas miradas, nos besó apasionadamente a cada uno de nosotros por largos minutos. 

Finalmente, con una toalla que siempre guardaba en mi casillero para emergencias, secamos su cuerpo y sobre una banca cubierta con otra toalla gentileza de Bruno, nos follamos uno por uno (a lo sumo uno por el coño y otro por la boca) a la linda profesora hasta bien entrada la noche.

Yo: - en medio del fragor de la batalla- déjame follarte por el culito, po Marce...
Marcela: ya te dije que no y si insistes paramos la fiesta de una...
Yo: ya está bien... solo decía...

Una vez el fuego se apagó pasadas las 11 pm y ya vistiéndonos, Marcela nos preguntó cómo nos iríamos para la casa, contestándole cada uno, que caminando. Cuando nos consultó las direcciones, sólo le permitió a Bruno irse, pues vivía a dos cuadras de la escuela.

Marcela: en cuanto a ustedes dos... no sé qué hacer...
Yo: deje llamar a mi papá para avisarle que estoy bien...
Marcela: vamos a mi depto... está al frente... les prestaré el teléfono.

Una vez en el depto...

Yo: -al teléfono con mi papá- estoy bien pá... en el depto de la profesora Marcela... con ella y Gino, un compañero... prefieres preguntarle tú mismo, pá??? tome, -le dije al tiempo que le pasaba el teléfono-.
Marcela: mucho gusto, don Jorge, usted habla con la profesora de educación física... diga... que si puedo alojar a Daniel por hoy??? por supuesto que puedo, don Jorge... mañana se lo mando tempranito... buenas noches para usted también y de nada... será un placer...

Aún no terminaba de pasarle el teléfono a Gino, cuando mis manos ya recorrían su nuevamente excitado cuerpo. Besándonos y tocándonos con desatada pasión nos fuimos corriendo hasta llegar al dormitorio. Marcela, tendida sobre la cama, desnuda, observaba cómo me desvestía. En eso, entró Gino... -vendrán por mí. llegarán en 10 minutos- señaló con tristeza y algo de envidia.

El citófono sonó en el momento en el que Marcela eyaculaba por tercera vez, mojando todo alrededor en un diámetro de un metro, incluyéndome, pues eran mis dedos los que subían y bajaban con aparente rudeza. Entonces, Gino se levantó, pasó su mano extendida por el coño de Marcela, se la llevó a su naríz y luego a su boca. Le besó la cabeza y con un gesto de la mano y una leve inclinación de la cabeza, se despidió de mí por primera vez en el año.

IV

Marcela: -segundos después de irse Gino, con voz cansada me dice,- ustedes me han hecho sentir demasiadas cosas nuevas en tan poco tiempo... nunca antes me había orinado masturbándome, ya sea por mí misma o por mi novio...fue bizarro, pero exquisito...
Yo: por lo que Gino me explicó, lo que te pasó fue que eyaculaste igual que lo hacemos nosotros... no te orinaste, te fuiste cortada, pero no del clítoris, sino de la vagina...
Marcela: ya estoy convencida que sabes más sobre mi cuerpo de lo que yo misma sé... me tocaste... no lo sé... como un nervio diferente...
Yo: mmmm... y te gustó?
Marce: quiero más...
Yo: solo si me pasas tu redondito culo...
Marce: pero es que... duele...
Yo: lo has hecho?
Marce: una vez y menos mal que duró menos de un minuto, porque me dolió muchísimo y te diré que para nada sentí siquiera un poco de placer...
Yo: y si te digo que conmigo, primero casi no sentirás dolor y segundo de verdad te gustará... y te prometo que paro en el momento que tú me digas...
Marce: eso mismo me dijo el otro...
Yo: yo no soy el otro, Marce... te doy mi palabra de hombre que lo haré...
Marce: está bien... intentémoslo...
Yo: buena... ponte en 4...

Por unos cuantos minutos le follé el coño en cuatro patas, tiempo durante el cual con mi dedo índice lubricado con sus propios fluidos, ejercía una leve presión en la entrada de su ano. Al principio, lo contraía cada vez que sentía la punta, por lo que, sin dejar de follar y ahora con el dedo pulgar atacando el culo, le dije, -dame tu brazo... ahora, con esta misma manito suya se va a frotar con ganas el clítoris... comience.-

El cambio fue instantáneo. No alcanzaba a dar toda la vuelta el segundero cuando al sentir mi dedo en la entrada rosada y sin pelos paraba aún más el culo de modo de facilitar el acceso. Jadeaba ruidosamente.

El primer quejido de dolor apareció en el instante en el que trataba de insertar un segundo dedo. Con toda la primera falange de ambos dedos dentro, le pregunto manteniendo el ritmo de la follada, -te duele... quieres que me detenga? Contestando no en un gemido.

Con gentileza y ternura al cabo llegué al tope del largo de mis dos dedos. Lentamente los saqué hasta la mitad y volví a meter enteros varias veces hasta que de pronto me estaba follando, a mi profesora de educación física, Marcela, con mi verga por su dilatado coño y mis dedos índice y corazón por el culo a todo ritmo.

Luego de casi 20 minutos y al menos 4 orgasmos, Marcela, apoyada su cabeza en la cama, solo el culo estaba parado para recibir mi polla comenzó a ser sacudida por fuertes temblores que solo anticiparon otro clímax más. Sin dudarlo, extraje el miembro y mis dedos con delicadeza solo para ubicarlo justo en la entrada del ano, iniciando de inmediato una leve presión que rápidamente rindió frutos.

Yo: -tras un nuevo quejido de dolor que fue el costo de tener toda la cabeza de mi miembro dentro de su culo- te duele??? lo saco???
Marcela: espera... no te muevas... deja que mi culito se adapte... me duele, pero me gusta también...
Yo: vuelve a tocarte el botoncito ese...

Muy lentamente comencé un considerado y gentil mete y saca. El dolor y el placer se mezclaban en proporciones cambiantes. Un quejido de dolor casi siempre fue o teloneado o seguido por uno de placer y con el correr de los minutos estaban tan fundidos que era imposible diferenciarlos a no ser por las conminaciones e imprecaciones que Marcela emitía para instarme a continuar.

El proceso fue lento, pero en un momento dado, Marcela, tenía mi verga completa incrustada en su ya no virgen culo. Dado que estaba inmóvil, ella misma comenzó a balancearse en el miembro sacándolo un poco y volviéndolo a introducir. Eso me volvió loco y tomándola de las caderas inicié un rápido y algo brusco bombeo que solo extrajo de mi caliente profe, gritos y alaridos de placer, mezclados con exclamaciones de todos los calibres.

Marcela: eso, pendejo... fóllame con ganas... solo por hoy soy tu putaaaa... dame duro... que rico... me voy de nuevooooo...
Yo: yo tampoco aguanto más... tomaaaaaaaa...

Repetimos la dosis dos veces más, acabando en cada uno de sus agujeros, quedándonos dormidos poco antes de las 4 de la madrugada. Desperté viendo como mi verga desaparecía en la boca de Marcela...

Marcela: -al notar que estaba despierto sacó mi miembro de su boca y dijo- son exactamente 10 para las 8 de la mañana, y como mi teléfono tiene remarcador, temprano llamé a tu padre y le dije que si él no se oponía, pasarías el fin de semana conmigo y mi familia a lo que me contestó que lo llamaras una vez al día para saber de ti... qué te parece???
Yo: va a venir tu familia???
Marcela: ya está aquí... -y apuntando a los peluches comenzó a nombrarlos- tú ya los conoces, son ungenio, humberto y la gertru...
Yo: jajaja... oye Marce... debo decirte que ayer tuve las mejores clases de biología que nunca en la vida imaginé experimentar... eres una mujer hermosa...
Marcela: jajajaja... para ser honesta contigo, ha sido la mejor experiencia en el aula que me ha tocado vivir... ustedes, cabros chicos, me han hecho sentir cosas que no sabía se podían sentir... y espero volver a verte... a verlos...

Follamos todo esa mañana en todas las posiciones posibles y tapando sus tres agujeros alternativamente. Poco antes del almuerzo y mientras Marcela se daba un baño, llamé a mis compañeros, indicándoles dónde estaba; a la hora que los esperaría y cómo tenían que tocar el citófono para identificarlos de una. Dos horas después, llegaron. Los recibí en silencio pues Marcela llevaba al menos 45 minutos durmiendo desnuda sobre la cama. El bendito aire acondicionado.

Si les gustó, les prometo contarles el dislocado fin de semana que vivimos la profe Marcela, Gino, Bruno y yo en el departamento de ella... fue una bacanal de sexo y Marcela su brillante protagonista.