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La tía Daniela: por uno

 


Desde niño y por varios años creí estar enamorado de la mamá de uno de mis dos mejores amigos. Soñaba despierto con ella, esperando el día en el que fuera mía con la amarga realidad como funesto designio e inhóspito testigo hasta que…

La tía Daniela, respiraba agitadamente sobre la mesa de vidrio del comedor. Gotas de sudor perlaban su amplia frente y bajaban presurosas por su rostro y pecho, surcaban invisibles senderos entre sus impresionantes senos, perdiéndose en su plano abdomen, mientras tres vergas le tapaban cada uno de sus orificios con eficiente afán.

 Pero les contaré mejor desde el inicio. Conozco a Gonzalo desde que llegó con su papá (tío Pepe), mamá (tía Daniela o Dani) y hermana mayor (Olga) hace 12 años. El día anterior acababa de cumplir los 10 años. Recuerdo haber estado sobre mi bicicleta, observando la mudanza desde unos 20 metros cuando la vi por primera vez.

 Me enamoré en forma instantánea, sentimiento que guardé solo para mí durante años. Durante el primer año de amistad sentí conjuntamente con el amor hacia la madre de mi amigo una creciente sensación de culpa, pues de verdad sentía a esas alturas del partido que Gonzalo era mi amigo.

 El segundo cumpleaños de Gonzalo en el barrio fue liberador para mí, pues tuve conocimiento por casualidad que la tía Dani, si bien crió al Goza desde muy pequeño, en realidad, era su madrastra. Nunca supe por qué sentí alivio y ausencia de culpa, pero durante toda mi adolescencia, la tía Dani fue la protagonista de todas las fantasías eróticas que mi activa imaginación fue capaz de crear.

 En el transcurso de los años algunas coincidencias permitieron mantener la flama viva en mi corazón por la mamá del Gonza. Así, por ejemplo, y solo por mencionar aquellas que recuerdo con facilidad, está esa oportunidad en la que con Gonza, fuimos testigos cuando el tío Pepe y la tía Dani, pensando que nadie los veía, se pegaron el tremendo polvo en un claro de un denso bosque austral.

 O cuando el tío Pepe nos descubrió espiándolos mientras follaban en el sillón de su casa. En ese momento, se levantó de encima de su mujer. Tomó su mano para dejarla en cuatro patas apuntando con su espléndido culo hacia nosotros mientras él le follaba su boca.

 Y la última y más brutal fue cuando un domingo en la tarde, esperando a Gonzalo en la cocina, de pronto entró como una tromba, la tía Dani. Cubría su a medio secar cuerpo solo una húmeda toalla larga hasta medio muslo. El cabello mojado, descalza.

 Después de pasar por mi lado y saludarme animadamente, con ambas manos tomó una pesada bandeja cargada con cereales, leche con sabor, pocillos y cubiertos, volviendo sobre sus pasos.

 Sin embargo, a poco de avanzar, quizás por lo brusco del giro para partir, la toalla de pronto se le cayó, dejándola desnuda y con las manos ocupadas como para ella misma taparse. Cuando nuestras miradas chocaron, con paso decidido se acercó, deteniéndose a medio metro de distancia. Me entregó la bandeja y luego fue en busca de la traidora toalla, se la puso, tomó nuevamente la bandeja y se fue.

 Pasaron los años, A pesar de tomar caminos distintos, con Gonzalo seguimos siendo amigos. Él evolucionó hacia tendencias nerds, siendo desde que recuerdo, siempre el alumno con las mejores notas.

 En cambio, si bien también era un alumno destacado en lo académico, los deportes fueron lo mío. Comenzó tímidamente en el colegio, desarrollándose a plenitud en la universidad.

 Una semana antes del mejor día de mi vida, nos encontrábamos bebiendo agua helada en la cocina de la casa de Gonzalo, ambos con el torso desnudo, acabábamos de volver de jugar fútbol, cuando de súbito entró la tía. Lucía un rebajado, escotado y sexy traje de baño de una sola pieza de un oscuro púrpura. Venía descalza, obviamente de la piscina recientemente construida en el patio trasero.

 Tras el susto inicial, se quedó mirándonos con un brillo en los ojos que nunca le había visto. Él, bien formado, pero delgado o así parecía a mi lado, ya que además de sobrepasarlo en altura en casi 10 centímetros, tengo el cuerpo un atleta a pesar de no jactarme jamás de ello.

 Tía Dani: hola chicos… qué tal el fútbol…
Gonzalo: todo bien… estamos hidratándonos… y papá???
Tía Dani: viendo el partido…
Gonzalo: verdad… te dejo amigo… le prometí al viejo que lo veríamos juntos… acompáñanos si quieres…
Yo: juegue amigo… me tomo el resto del agua y marcho a mi casa…
Tía Dani: -en cuanto su hijastro abandonó la cocina, me dijo en tono brulón,- hace cuánto que no veraneas con nosotros, Nico???
Yo: el último fue hace cinco años, tía…
Tía Dani: ya veo… cuánto has cambiado, chiquillo… cuantos tienes???
Yo: 22, tía… perdone, pero usted cuántos años tiene… yo le echo unos 22, 23 tal vez…
Tía Dani: jajajaja… nunca se le pregunta la edad a una mujer, sobre todo si quien lo hace es menor, pero debo decir que saliste muy bien de la metida de pata… tengo 29…
Yo: me está mintiendo… perdóneme, pero me niego a creerle que está a punto de cambiar de folio, baste con mirarla ahora no más… 29, madre y aún así se gasta ese cuerpazo… debería usar bikini…
 Tía Dani: acaso me veo mal con este???
 Yo: no me mal interprete, tía, lo decía para que su guatita reciba sol de cuando en vez…
 Tía Dani: es que no me gustan los bikinis…
 Yo: entiendo… solo decía… -acercándome para hablar en un tono más bajo, agregué,-pero si por casualidad es para tapar esas pocas y adorables estrías en su bajo vientre, le puedo asegurar que está cometiendo un grave error…
 Tía Dani: son horribles…
 Yo: son la marca de su maternidad… son heridas de guerra que debiese mostrar con orgullo y no esconderlas  porque, en última instancia, hacen de usted la mujer más hermosamente imperfecta del mundo y en nada afectan su glamoroso estilo. Todo lo contrario…
 Tía Dani: qué bonitas palabras… y ahora que las escucho me parecen hasta con sentido… a nadie le he preguntado y Pepe no me ha dicho nada… chuta… no sé cómo preguntártelo…
 Yo: si me va a preguntar si acaso noté que se operó los senos, pues la respuesta es por supuesto que sí… y déjeme decirle que le quedaron asombrosos… debo admitir que ya me gustaban antes de la cirugía… pero ahora son… perfectos…
 Tía Dani: -sacando pecho y mirándose sus senos con clara satisfacción en los ojos,- gracias, Nico…
 Yo: pero por qué lo hizo???
 Tía Dani: para verme hermosa…
Yo: si lo hizo por eso,, creo que abusó, pues usted desde que la conozco y supongo que desde antes de eso también, era muy hermosa… ergo, gastó dinero demás, ya que usted siempre ha sido y será hermosa y ahora solo quedó más voluptuosamente perfecta…

 Se encontraba ya con las mejillas arreboladas y los pezones erectos como cañones cuando apareció por detrás de ella, Gonzalo, animándome a seguirlo. El juego de voleibol fue confirmado. A regañadientes, me despedí de la tía.

 No supe de ella, sino hasta la mañana del siguiente domingo. Antes de continuar, les describiré someramente cómo es la mamá del Gonza. Mide un metro setenta (yo mido 1.80), de suave piel color canela claro, cabello negro, liso y largo, atractivos rasgos, largo y estilizado cuello, juntos los hombros, asombrosa y perfectamente grandes senos, breve la cintura, femeninamente amplias las caderas, generoso y redondo culo, contoneadas y extensas piernas primorosamente rematadas en dos finos y cuidadosamente acicalados pies.

 Esa gloriosa mañana venía de vuelta de la casa de Gonzalo, algo frustrado, pues no recordé que ese domingo viajarían a la costa a ver a la hermana del tío. Jugaría sin mi compa y eso no me gustaba. Caminaba mirando al suelo, pateando las piedras, pero con la idea de comprar un chocolate en el almacén de la esquina antes de ir a la cancha.

 Ensimismado en mis pensamientos, ingresé como caballo loco al oscuro local. La vi solo después de chocar contra ella sin intención. De inmediato nos saludamos y comenzamos a conversar. Una vez parados en la calle, afuera del pequeño almacén, animadamente continuamos charlando.

Yo: verdad que el lunes es feriado…
Tía Dani: por eso no llegarán sino hasta la noche de mañana… oye… ¿tomaste desayuno?
 Yo: no, -mentí- ¿por?
 Tía Dani: es que hasta la ingrata de mi hija se fue a la playa y no fui porque mañana trabajo… y la verdad detesto estar sola en la casa…
 Yo: -sacándole las bolsas con la compra de las manos para comenzar a caminar hacia su casa.- no se diga más… será un placer acompañar a tan bella dama…

 Preparamos y nos servimos el desayuno en una rata camaradería, lanzándonos bromas y comentarios graciosamente sarcásticos sin piedad durante todo el rato, llegando a extraer lágrimas con las sonoras y desinhibidas carcajadas que ambos genuinamente emitíamos.

 Tía Dani: me voy a dar un chapuzón en la piscina… ¿quieres venir?
 Yo: me encantaría, pero estoy sin traje de baño, tía…
 Tía Dani: y si usas uno de Pepe???
 Yo: y el tío no se molestará???
 Tía Dani: solo si se entera… espera acá un momento, me cambio y te traigo algo a ti…
 Yo: -menos de dos minutos después, escuché la voz de la tía, llamándome desde la habitación. La puerta estaba junta. En silencio me acerqué. Por unos segundos, pude ver un seno antes de ser cubierto por un diminuto bikini color blanco. Toqué dos veces la puerta y abrí.- con permiso…
 Tía Dani: qué bueno que viniste… elige tú mismo… tiene varios… entra y busca…

 En efecto, había mucho más que unos cuantos trajes de baño de varios modelos y colores en un cajón semi abierto. Por un buen rato, estuve con un ojo en el cajón y el otro en la tía, fingiendo que elegía una prenda para usarla, con el solo fin de admirar cómo se miraba frente a un espejo de cuerpo entero colgado en la pared.

 Tía Dani: me quedó dando vueltas eso que dijiste la semana pasada…
 Yo: lo de cómo debería jugar el Manchester city frente al Real???
 Tía Dani: jajaja… tonto… eso que dijiste sobre ser hermosamente imperfecta… -girando sobre sus talones con lentitud.- ahora que me ves casi completa… ¿sigues pensando lo mismo???
 Yo: no… no creo que sea hermosamente imperfecta… ahora que puedo verla con detenimiento, pienso que con sus estrías es maravillosa y hermosamente perfecta…
 Tía Dani: eres un encanto, pero odio como quedaron mis senos…
 Yo: mmmm… lo que usted necesita es visitar a un oculista… porque el hombre que piense que sus senos no quedaron hermosos, es porque no le gustan las mujeres… así de simple… por lo demás, al menos en traje de baño, sus senos son asombrosos…
 Tía Dani: -girando sobre sus talones, siempre frente al espejo, tocándose sus estrías.- de verdad que sabes hablarle a las mujeres, Nico… ahora veo mis defectos de otra manera… pero ¿de verdad crees todo lo que me estás diciendo???
 Yo: por qué lo duda, tía???
 Tía Dani: es que… nadie me dice esas cosas con tanta respetuosa franqueza y Pepe hace rato no… -levantó la vista, los colores se le subieron al rostro.- olvídalo… ¿no encuentras horrible lo blanca que tengo la panza???
 Yo: -apuntando con el índice a un envase de bloqueador solar encima de una cómoda al lado del espejo.- con eso se soluciona en dos mañanas como esta… y no se ve horrible… por su actitud, postura y empoderamiento a mis ojos se ve como una gatita bicolor… una hermosa mamá gata… -rematé casi con baba escurriéndose por la comisura de mi semi abierta boca. No podía evitarlo.-
 Tía Dani: -observándome con curiosidad y algo que no alcancé a definir en ese momento,, sonriendo con sus labios y ojos.- oye Nico… ¿qué sientes por mí???
 Yo: -por unos segundos debatí en mi mente si decirle o no la verdad. Sus ojos me convencieron finalmente. Entonces, sin pensarlo más, espeté,- desde el día que la vi la he amado… -su expresión de asombro, me asustó, por lo que de inmediato, reaccioné.- perdóneme tía… me dejé llevar… es que usted me inspira confianza y bajé la guardia más de lo debido… no debí ser tan franco… la honestidad brutal es tan solo un poco menos mala que la mentira… de verdad, le pido perdón por mi bocota…
 Tía Dani: -era difícil leer sus emociones, pues al mismo tiempo podía verse asombro, satisfacción, vergüenza y… ¿deseo?- escoge uno – dijo apuntando a los trajes de baño.-te espero en la piscina…

 Terminaba de desnudarme cuando escuché los primeros acordes de El Rito de Soda stereo. En cuanto me calcé el traje de baño me fui directo a la piscina. Desde la sala de estar, a través de un amplio ventanal, podía apreciarse en gran medida el patio trasero.

 La tía se encontraba estirada mirando al cielo sobre una silla de playa plana cual cama, tomando sol. La piel brillante, el vientre tornándose cada vez más rojo. Eso no me gustó, por lo que crucé en pocos pasos la distancia que nos separaba, llegando a su lado de sopetón.

 Tía Dani: qué sucede, Nico???
 Yo: se está quemando su barriga, tía… por favor úntese bloqueador…
 Tía Dani: ¿lo podrías hacer por mí??? me siento tan cómoda que no quiero ni moverme,,,
 Yo: pensé que no me lo pediría… -exclamé sin ocultar la profunda alegría que me embargaba. Me esparcí la crema en las manos y comencé a esparcirla por toda la zona insolada.- reaccionamos justo a tiempo… unos minutos más y el baño de sol terminaba abruptamente… tiene la piel muy suave tía… incluso sobre sus adorables estrías…
 Tía Dani: siempre he detestado las marcas blancas que deja el traje de baño…
 Yo: -su silencio me dio a entender que esperaba algún comentario de mi parte. La miré. Los ojos cerrados, los brazos cruzados detrás de la cabeza. Relajada.- pues… como yo lo veo la cosa es… traje de baño, marcas, ausencia de traje de baño, chao marcas…
 Tía Dani: -abriendo los ojos para mirarme fijamente.- Pepe dice que es de putas mostrarse fuera del dormitorio… antes no era así… yo no creo que sea puta por asolearme sin nada puesto en el patio de mi casa… pero… no lo puedo culpar… antes me avergonzaba de mis estrías y de mis senos pequeños… y tú, en una semana me has hecho entender cómo son las cosas…
 Yo: me alegra mucho saber que la ayudé… y, aunque sé que mi opinión pesa menos que un paquete de cabritas, sepa que como lo veo, cada quien tiene el derecho de hacer lo que le plazca en su casa, sin molestar a los demás por lo que la apoyo 100% y debería plantear sus necesidades a la familia…
 Tía Dani: -hablando detuve mis manos sin sacarlas de su plano vientre.- gracias y acepto tu apoyo… pero no dejes de esparcir el bloqueador y aprovecha de hacerlo por todo el cuerpo… -me unté más en las manos y reinicié la operación, pero en las piernas.- me gustan tus manos, Nico… son firmes y gentiles…guardarías un secreto… serías capaz de no contarle a nadie si me saco esto… -dijo abrazando con sus pulgares los tensos pabilos, estirándolos. Quedé impávido y solo atiné a cabecear dos veces. En un ágil ademán, abrió sus piernas e irguió el tronco, quedando cómodamente sentada. Sonriendo agregó,- no puedes contárselo nadie, en serio te lo pido… si no te sientes capacitado para cumplir tu voto de silencio, dilo al tiro… Gonzalo y Pepe no pueden jamás enterarse… son exageradamente celosos…
 Yo:-junté todo el coraje que creía tener, aclaré mi garganta y le dije,- no sabía eso de los celos, pero como sea, este secreto quedará solo entre nosotros… te doy mi palabra…
 Tía Dani: me basta y sobra con eso… -comenzaba a desabrochar el nudo cuando de súbito paró.- pero tengo un problema… temo que tendrás que cumplir otra condición… -abrí los ojos asintiendo- como nunca las he expuesto al sol y están operadas deberás untarles cada 10 minutos bloqueador solar… ¿puedes hacer eso???
 Yo: ¿puede ser cada 5???
 Tía Dani: jajajaja…

 Con la parsimonia y sensualidad de actriz porno japonesa se quitó la parte de arriba de su bikini, dejando expuesto un asombroso y redondo par de senos, coronados en sus cumbres por breves y rosadas aureolas y perfectamente bien definidos y erectos pezones. Los ojos casi se salen de sus cuencas al verla así.

 Con toda naturalidad volvió a estirarse. Con cierto nerviosismo unté mis manos con abundante crema anti sol y, torpemente al comienzo, esparcí en ambos deliciosos senos la mayor parte, pues destacaban aún más que su vientre por lo blanco de la piel.

 Continué bajando por su estómago y cuando insinué bajar a sus piernas, flexionó las rodillas, separándolas. Los pies le colgaban. Los labios semi separados, apretó aún más sus cerrados ojos con el roce de mi mano al pasar entre su vientre y muslo. De súbito se le erizó la piel.

 Venía de vuelta, bajando por sus brazos estirados sobre su cabeza cuando noté que a pesar de estar acá arriba, la tía aún mantenía sus piernas completamente abiertas. Pensé en ello el medio minuto que estuve en sus senos hasta que de pronto, mientras mantuve el masaje, corrida de mano, en sus senos con mi siniestra, con mi diestra bajé hasta el límite donde comenzaba el calzón del bikini.

 Así fue una, dos, tres veces, pero a partir de la cuarta, fui llegando cada vez más abajo por encima de la prenda justo hasta la cima de su abultado monte de Venus. Al poco, mi mano se quedó retozando en la cumbre de su carnosa colina. Los primeros tímidos gemidos se dejaron escuchar.  

 Yo: es usted hermosa… una diosa… dese la vuelta para repetir la operación en la espalda… -obediente, lo hizo de inmediato.- pensaba que por delante eras perfecta, pero ahora no sé cuál lado es mi preferido… -de pronto se me cruzó por la mente. Encogí los hombros y pensé, qué pierdo??? Oiga y ya que está en campaña para eliminar las marcas de sol por qué no sé saca la parte de abajo también… nuestro pacto de silencio es, por decirlo de algún modo, abarca todo lo que pase hoy… ¿o no?
Tía Dani: pero es que…
 Yo: no se achapline, po… usted sabe que guardaré el secreto como un preciado tesoro…
 Tía Dani: lo sé… no es eso… es…
 Yo: seré todo lo bandido o caballero que usted quiera… jamás le haría daño… recuerde que…
 Tía Dani: no lo digas… lo sé… sácalo tú… y no te pases de listo…
 Yo: -rozándole la parte inferior de sus labios vaginales con el dedo recién encremado.- no sé a qué se refiere, tía… -justo en el momento en el que una solitaria gota de fluido vaginal se asomaba entre sus lascivos pliegues, un involuntario estremecimiento la sacudió.- solo le diré que me siento en el cielo… Empezamos bien, a usted le gusta que la toquen mis manos y a mí me gusta mucho tocarla… porque… le gusta ¿o no???
 Tía Dani: -separando sola las piernas cuando mis manos se devolvían desde sus tobillos. En el momento en el que subían por el interior de sus muslos, espetó,- qué diablos!!! Tócame, Nico, tócame, por favor… -una mano poco decidida puse sobre su mojado coño.- ahhh… no sabes hace cuanto no sentía una mano distinta de la mía ahí… ahhh!!!
 Yo: -una mano abiertamente manoseando ambos senos. La otra dibujando círculos concéntricos alrededor de su depilado clítoris. Me agaché para rociarlo con mi cálido aliento tras lo cual, le dije.- qué hermosa es tía y que rico huele…

 Los círculos con mis dedos alrededor de su clítoris fueron cerrándose. Apretujaba y manoseaba con lascivia sus senos y ya sin poder contenerme más, comencé a pasar la lengua desde el coño hasta su redondo y palpitante culo.

 Gemía con evidente placer mientras le frotaba su excitado clítoris cada vez más rápido. Con su mano sobre mi cabeza, presionaba cada vez que pasaba la lengua por su ano. Arqueó su espalda apoyando su peso en la cabeza y ambos pies. Jadeaba como una perra sedienta, los ojos en blanco, el coño empapado en sus propios fluidos.

 En cuanto entró en el clímax comenzó a retorcerse con el fin de evitar todo contacto físico, empero sin darle un segundo para recobrarse, introduje dentro de su coño los dedos corazón y anular, iniciando de inmediato un gentilmente brusco sube y baja.

 Las tenues protestas iniciales, prontamente dejaron de escucharse. A cambio, la tía Dani, comenzó a vocalizar la primera letra del alfabeto. Al principio de manera constante (aaaaaaaaaaa), mas medio minuto más tarde, entrecortadamente acompañando su intermitente grito con abundantes fluidos procedentes de su excitado más allá del orgasmo, coño.

 Cuando los chorros se detuvieron, introduje nuevamente los dedos y reinicié el mismo movimiento, esta vez saboreando, chupando, succionando y mordiendo sus espectaculares senos. No tardó mucho en volver a eyacular, sin embargo, continué sin tregua ni pausa, otra, otra y otra y otra vez.

 La tía Dani se encontraba desparramada sobre la cama de playa, desnuda, vulnerable. La respiración agitada, el hermoso cuerpo brillante por el bloqueador solar y el sudor. La verga estaba que se me reventaba por lo que de una me saqué el traje de baño, abrí sus piernas y la penetré lenta y suavemente hasta llegar al tope.

 Como respuesta, separó aún más las piernas y se acomodó. Mirándonos fijamente, comenzó a mover cadenciosamente sus amplias caderas intentando terminar de comerse el resto de verga que quedaba afuera.

 Tía Dani: -sin dejar de moverse ni apartar los ojos.- qué tremenda herramienta que tienes, Nico…
 Yo: jajaja… y eso que no conoce al guatón…
 Tía Dani: ¿es un amigo de ustedes?
 Yo: -sintiendo que metía la verga un poco más adentro cada vez.-si… es un nerd como el Gonza… debo decirte, tía, que no eres con la primera que lo hago, pero ahora me parecen adolescentes imberbes… eres única, increíble, exquisita… una verdadera mujer…
 Tía Dani: cállate y fóllame duro…
 Yo: no duraré mucho así, tía y quiero…
 Tía Dani: me tienes loca, Nico, loca… he acabado no sé cuantas veces ya… acaba cuando quieras, pero dame lo más duro que puedas… qué haces??? Ahhhh!!! Qué rico… así… dale… duroooo…

 De súbito detuve el pausado bombeo, con gentileza, del brazo la cambié de posición, dejándola en cuatro patas, penetrando su coño con la misma pasmosa lentitud, pero todo cambió cuando esta vez, sí logré meterla completa, pues a partir de ahí y durante lo que debieron ser poco más de 10 los minutos, follamos como animales.

 Ella aullaba con lujuria en la voz mientras me afanaba en partirle el coño en dos en cada brutal embestida. Al acabar en su interior, jalándola hacia mí desde las caderas, me invadió un cálido placer. Estaba aturdido, procesando todo en los segundos del orgasmo.

 Yo: -con la voz aún más grave al tiempo que jalaba suavemente de su cabello. La verga aún en su interior.- te puedo decir Daniela???
 Tía Daniela: siempre follas así???
 Yo: si no lo hago tan bravo, duro más…
 Tía Dani: me puedes decir como quieras solo si extendemos el pacto de silencio para todas las otras veces que nos veremos en el futuro…
 Yo: -sin pensarlo por un segundo, exultante de felicidad, afirmé,- hecho… -endulzando la voz, agregué,- Dani… -su mirada me desarmó.- tengo calor… ¿bañémonos?

 Desnudos nos tiramos un chapuzón en la piscina. Nadamos un rato para de pronto comenzar a lanzarnos agua, acercándonos hasta abrazarnos y fundirnos en un apasionado y romántico beso.

 Follamos en la piscina, en la ducha, en la cocina, en el comedor y en todos los sillones de la sala de estar. Con aquel beso todo se desató y terminaba con Dani en cuatro patas conmigo dándole por su, a esas alturas, desbocado coño, ambos mirando por el ventanal los colores del atardecer.

 Descansábamos sentados cada uno en un sillón, había algo más en su mirada, algo cálido que me reconfortaba. Con ella, el silencio era un vehículo más donde transportar erotismo y sensualidad. Sus femeninos movimientos me hipnotizaban aún más que antes por la naturalidad en la desnudez.

 Tía Dani: me gusta mucho cómo me miras, Nico… pero te voy a pedir que solo lo hagas cuando estemos solos… no quiero que me mal entiendas… yo no soy…
 Yo: siquiera lo he pensado… para mí eres aún más perfecta ahora… -en su rostro se reflejó un genuino asombro.- me explico… mi viejo siempre dice que la mujer que elija para formar una familia debe ser tu amiga, tu compinche, tu confidente, tu amante, tu compañera de vida… y se comporta como una dama en público, pero como una puta en la intimidad… y escucharas los consejos de mi nonina…
Tía Dani: tu papá es un hombre muy sabio, Nico… escúchalo… quiero que sepas que tú eres el tercer hombre en mi vida… el primero fue el padre de mi niña y el segundo es Pepe… con el primero casi ni disfruté el sexo… éramos muy jóvenes y vanidosos… Pepe es… bueno… me cumple, pero…
 Yo: quedas insatisfecha y crees que es por tu culpa… y sí… es por tu culpa…es porque tu umbral del orgasmo está más arriba que el del tío…
 Tía Dani: qué forma tan elegante de expresarlo… y tú… siempre estuviste ahí y nunca te vi… -sonrió al sentir mi mano en su seno.- pero aquí estás… acá estamos y es el único lugar donde quiero estar… -la miraba seguramente con cara de tonto, pues atajó un exabrupto de risa, continuó,- me encanta ver en tus ojos todo lo que sientes por mí…
 Yo: qué bueno que no necesite decirte nada entonces… Daniela…
 Tía Dani: dime, Nico…
 Yo: quiero quedarme a pasar la noche contigo… pero quiero que me lo pidas…
 Tía Dani: quiero… necesito te quedes, al menos, esta noche conmigo… pero antes… tengo hambre…
 Yo: también yo…
 Tía Dani: calentemos la pizza del almuerzo… yo quiero la con salame…
 Yo: jamás… ese trozo es mío y lo sabes como sabes que con nada me convencerás de lo contrario… -entonces, agarró el flácido pene para metérselo entero a la boca y comenzar a succionar con desesperado vigor. Casi en un hilo de voz, agregué,- aunque si continuas siendo por un rato tan persuasiva como ahora, estoy seguro podemos llegar a un favorable acuerdo… ahhh… qué rico lo chupas…

 Calentamos y cenamos las sobras de pizzas que teníamos. Bebimos una botella de vino en el intertanto. A pesar de estar desnudos comiendo en la mesa, la charla fue amena y ajena a todo morbo. Nos reímos a carcajadas de las anécdotas que le conté donde mis amigos Gonza y el Guatón eran junto amí los protagonistas de bizarras aventuras.

 Yo: -aún riéndome con ganas.- ese Guatón es un plato…
 Tía Dani: oye Nico… y… es cierto que la tiene más grande que tú???
 Yo: -bajando la cabeza en una parodia de tristeza.- el dice que tiene, tan solo 60 centímetros, y todo por ser un Van der Collins y que yo, soy la vergüenza de la orden de los tulas gordas porque solo tengo 58 centímetros…
 Tía Dani: jajaja… que tontera… menos de 20 no tienes y es la más grande y rica que he conocido…
 Yo: jajaja… me halaga viniendo de una diosa como tú… pero cuando me dice eso, yo le respondo… pero esta mini verga ha tenido acción, en cambio la tuya no… eres como un árbol de navidad… tienes las bolas de adorno… le digo siempre.
 Tía Dani: jajajaja… ¿en serio es virgen a los…
 Yo: 22… y sí… es igual o más virgen de lo que es su hijo… los dos son un par de nerds…